Vi a la mujer más extraña: tenía ojos de ave, nariz de gato, boca de río, manos de hoja y cabello de tierra húmeda.
Tuve suerte, porque en ese momento yo era un árbol, y ella todo lo anterior.
Ella pudo descansar en mi, sentir mi aroma, rodearme con sus labios, caer y abrazar mis raices.
Yo tuve suerte, lo sé, por que pude recibirla siempre.
Ella también, porque me encontró y mi ternura de árbol la calmó.
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Proesía
PoetryProsa o poesía de alguien como tu, que despierta con el sol y duerme con la luna, a veces al revés.