3. No es real...

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Un leve zarandeo me despierta. Es Tala, tiene una taza metálica en la mano. Me froto los ojos y ella dibuja una sonrisa en su rostro. Ya lo he dicho: me cae muy bien, aunque sea una nacida en vientre materno que jamás necesitará conectarse a Matrix. Cojo la taza y me la bebo en silencio.

—Respecto a todo eso del Mundo Real y eso —empiezo a decir— ¿me lo explicará Sally hoy?

—Eso supongo, pero te tendrás que conectar a...

—¡No, Matrix no!

—No tranquila... —Se ríe—. Te conectarás a un programa creado por un Operador.

—¿Un Operador? ¿Es algún tipo de cirujano o algo así?

—No, claro que no. —Responde con una sonora carcajada—. Son los que crean programas alternativos a Matrix. La mayoría (por no decir todos) son de Sión.

—Es curioso... —Comento en voz alta—. Yo creo programas para... Bueno... Actividades poco ortodoxas, digamos.

—¿Hackear? ¿A eso te dedicas en Matrix? —Pregunta—. ¿A crear programas dentro de un programa?

—Que conste que yo no tenía ni idea de Matrix ni nada... —Replico un tanto divertida.

Después de acabarme el desayuno, Tala me acompaña a la sala donde se encuentran los Operadores. Se trata de una sala (de aspecto lúgubre igual a las otras) circular. En el centro se encuentra un gran ordenador compuesto de muchas pantallas, con teclados y joysticks de todo tipo. Un hombre rubio con ojos de color gris diluido teclea unas cuantas cosas en el ordenador. Alrededor del ordenador están dispuestas una serie de sillas (similares a las de tipo gamer) tumbadas.

Sally aparece en la sala con el pelo recogido en una mini—coleta que le profiere un aspecto infantil. No puedo evitar sonreír. Me muerdo la mejilla por la parte interior para evitar reírme. Tala me indica una silla y me hace un gesto para que me tumbe en ella. Una vez allí empiezo a estresarme. Me suda la nuca y no tengo suficiente aire. Me incorporo. ¿Pero qué me pasa? Es como una pesadilla. Empiezo a hiperventilarme. Tala me agarra por los hombros y me mira preocupada.

—Esto... Yo no sé qué me pasa... —Comienzo a decir.

—Es normal. Te acabas de desconectar de un programa y ahora te conectarás a otro. Lo llamamos Trauma Postmátrix. Te inyectaré un tranquilizante. No te preocupes. —Intenta tranquilizarme Tala, por desgracia no lo consigue.

¡¿Pero qué te pasa?! Me autopregunto. ¡Venga ya, no seas estúpida! ¡TRANQUILÍZATE! Por desgracia, mi intento de autocontrolarme tampoco tiene éxito. Me mareo. Tala intenta inyectarme el suero pero en cuanto siento el frío de la aguja le aparto el brazo. Siento como unos brazos me inmovilizan. La aguja atraviesa mi piel. Siento como el líquido se introduce en mi cuerpo, hago una mueca de dolor. Mi respiración empieza a calmarse y mis latidos desaceleran. Una tranquilidad enorme se apodera de mí.

—Tranquila, ahora todo está bien. —Siento como si esas palabras me acariciasen—. Ahora vuelvo, no te preocupes. —Sally me acaricia la mejilla como si yo fuese su hija.

* * *

Es una mujer muy extraña, tiene el pelo lila y la piel llena de tatuajes muy elaborados que no representan nada, al menos no para mí. Uno de sus brazos acaba en una cuchilla brillante y afilada. Se acerca lentamente a mí con pasos rápidos y seguros. Abre su boca para hablar. Tiene dientes afilados y parece tener algún tipo de líquido negro.

 Tiene dientes afilados y parece tener algún tipo de líquido negro

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—Matrix no es real... —Dice con voz de serpiente—. No, solo es una ilusión... Morfeo, Neo, Sally, Tala, Samah... Ellos no son reales. Solo son unas imaginaciones, unas divagaciones de tu mente.

—¡No! Ellos son reales, Sally, Tala, Neo... ¡No me engañarás!

La mujer se ríe y se agacha acercando su boca a mi oído.

—Mira... —Susurra produciéndome un escalofrío. La mujer indica hacia una ventana.

Me acerco a la ventana y observo. En el otro lado se puede ver una habitación de hospital. En la camilla se encuentra una chica morena de piel clara con los ojos cerrados. La reconozco. Soy yo.

—Ella es la real, ella es Samatha Neyer, no tú... —Silba haciendo que me estremezca.

—No, yo soy la real. Esto no es real, es una pesadilla. Déjame en paz... —Suplico.

—Rompe el cristal. —Me ordena alejándose unos pasos de mí—. Solo así podrás salvarte.

La observo confusa. Me falta el aire, no no lo haré. No romperé el cristal. Aguantaré aquí, hasta que me despierte. Sin embargo, la sala empieza a calentarse y el aire se hace pesado. Me giro y observo con atención qué está pasando detrás de mí. Una ola de magma se acerca lentamente a mi posición. La mujer se encuentra allí, rodeada por el magma. Pero no se quema, ni siquiera las llamas le cubren el cuerpo. Se ríe maliciosamente. No me queda otra opción: debo romper el cristal. Lo golpeo con con los codos hasta que se hace añicos. Salto a la habitación del hospital.

La otra yo está dormida. Sus pulsaciones son muy lentas. Tiene un tubo conectado a su brazo que le introduce un líquido amarillento. La mujer vuelve a estar allí. Prepara una jeringuilla con un líquido de textura extraña.

—Inyéctaselo, solo así se despertará. —Me ordena.

—¡Podría matarla! —Exclamo.

—Sí, claro. Pero solo así vivirá.

—¿Y si muere?

—¿Y si no? —Pregunta con una sonrisa.

—NO LO HARÉ. —Sentencio.

—Pues lo haré yo. —Declara.

¡No puedo permitirlo! Me abalanzo sobre la mujer y la golpeo contra la única ventana de la sala. El vidrio se rompe y caemos sobre el vacío entre los edificios. Ella se ríe de manera psicópata. Cuando llegamos al suelo todo lo que hay a nuestro alrededor se desvanece. Estamos en un vacío negro.

—¡Mira lo que has hecho! —Grita con una carcajada espeluznante.

—¡No eres real! —Exclamo con todas mis fuerzas.

La mujer se ríe sin parar. Me doy cuenta de que las yemas de sus dedos empiezan a desvanecerse. Pronto sus brazos hasta que solo queda su cabeza, mientras se desvanece me dice:

—No te librarás tan pronto de mí...

* * *

Abro los ojos y cojo aire con todas mis puertas, estoy tumbada en una de las sillas que rodea el ordenador. Me bajo de un salto y me alejo unos pasos. Me duele la cabeza y el corazón me palpita muy fuerte.

—Ah, ¿ya te has despertado? —Pregunta el Operador, después añade—: ¿estás bien?

—Yo... Solo he tenido una pesadilla. No es nada, estoy mejor, gracias.

Hace un gesto de indiferencia con la cabeza y vuelve a teclear cosas en el ordenador. Quiero hablar con Sally. Doy unas cuantas vueltas por la nave y encuentro a Tala y a Sally hablando. Parece una conversación privada. Escucho.

—... ¿Y si el Oráculo se ha equivocado? —Pregunta Tala.

—No lo ha hecho. —Sentencia Sally.

—¿Cómo puedes estar tan segura? Ya sabes lo de Neo...

—Por lo que me dijo. —Tala pregunta algo que no logro entender—. Me dijo que mi... Que mi hijo sería el Elegido.

—¿Samah...?

—Sí, Samatha es mi hija.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Yo su hija? No, no puede ser, ¿sigo soñando? Me mareo y no puedo mantenerme en pie. Me caigo. Intento apoyar las manos en el suelo, pero los codos me fallan.

—Tala... —Balbuceo.


¡Síiiii! Después de tanto tiempo he continuado. Espero que os guste😉

The Matrix, La Última Elegida | PAUSADAWhere stories live. Discover now