9

8.3K 1.2K 222
                                    

Derek llevaba en el sitio acordado una media hora. Había salido casi corriendo de casa después de que Stiles accediera a quedar con él, y había llegado demasiado pronto, pero la ansiedad le podía. Necesitaba saber de Stiles, su instinto estaba a flor de piel y la necesidad de ver a su pareja le arañaba por dentro.

Cinco minutos después, un rato antes de la hora acordada, apareció Stiles enfundado en su sudadera roja. Nada más ver a Derek, se quedó inmóvil observándolo. Si el moreno era sincero, llevaba sin mirarse siquiera al espejo desde que pasó lo de aquel día.

No había visto las horribles ojeras que se habían formado bajo sus ojos, y tampoco la descuidada barba que ahora lucía, y tampoco los ojos llorosos que parecía tener desde que tuvo la discusión con Stiles.

Pero el ver al castaño fue como si un peso se esfumara de sobre sus hombros. El alivio inundó su rostro, y tuvo que aguantarse las ganas que tenía que fundirse con el castaño en un abrazo.


—Stiles... —murmuró Derek esbozando una sonrisa que casi le dolió de la ausencia de cualquier gesto facial aquellos últimos días.


El que decidió tragarse el orgullo -cosa normal después de ver cómo estaba el moreno- fue Stiles, que recortó distancia con Derek y lo abrazó con todas sus fuerzas, como si buscara recomponerlo, aunque en ese momento así era, necesitaba volver a verlo como siempre.

Stiles no aguantó el pensamiento que se instaló en su mente que le susurraba que era él el que le había causado que estuviera así. Sabía que era su culpa, pero no creía que estuviera tan mal.


El suspiro lastimero de Derek hizo que se sintiera peor, pero aquel abrazo estaba siendo reparador. El simple hecho de verlo ya había sido sanador. Una panacea a un dolor que no conocía hasta que no supo de la existencia de Stiles. A pesar de estar tan mal, no cambiaba por nada del mundo lo bien que se sentía con Stiles, simplemente sabiendo que había sido capaz de olvidar cualquier tensión anterior para ir y abrazarlo sin dudar un momento.

Notó cómo el castaño temblaba, pero no entendió nada hasta que no olió sus lágrimas. Intentó separarse de él, pero Stiles tenía la cara enterrada en su hombro. No sólo lloraba por sentirse culpable: lloraba porque sentía lo que aquel tipo dijo, se sentía mejor con sólo abrazar al moreno, como si él también estuviera recuperándose. No entendía nada, lo que sí sabía es que quería quedarse abrazándolo todo el día hasta que ambos estuvieran bien y enteros.


—Stiles, por favor, mírame —pidió Derek en un susurro. El otro negó apretando los labios.

—Lo siento tanto, de verdad...

—No lo sientas, fui yo el que provocó esto... —El castaño se separó de él secándose los ojos, con furia contenida.

—Fui yo el que no te quiso contar lo que pasaba, no intentes quitarme responsabilidad de todo esto porque por orgullo te he hecho daño, y sólo yo soy el responsable.

—Sti...

—Sabía lo que pensabas porque leo mentes, ¿vale? No estoy loco, lo juro, y ahora estoy hablando tanto porque no quiero escuchar lo que piensas, porque creía que sólo leía el pensamiento de animales por el ataque cuando era pequeño, pero también te lo leo a ti. No voy por la calle leyendo mentes, bueno, sólo de palomas que son aburridísimas, pero no oigo a la gente. Sólo te oigo a ti, por eso me gustaste tanto, porque eres especial, si no claramente no había sabido que me querías borrar la sonrisa a besos ni que te gustaron mis ojos nada más conocerme. Sé que tienes un secreto y me da igual, sea el que sea quiero estar aquí, te quiero y es lo más difícil que he hecho en la vida pero voy a evitar leerte el pensamiento.


Derek lo miró con sorpresa, la retahíla de palabras que habían salido de la boca del castaño lo habían dejado sin palabras. Igualmente, pese a que Stiles hubiera dicho que fuera el que fuese su secreto seguiría ahí, lo dudaba enormemente porque su secreto iba a volverlo completamente loco, estaba seguro.

Pero no podía seguir ocultándoselo, lo estaba matando por dentro. Aunque también lo mataría el hecho de que Stiles se alejara de él.

Cerró los ojos, reuniendo fuerzas que no tenía para revelarle al chico que quería y que tenía un pánico tremendo a los animales, sobre todo a los lobos, que Derek era uno.


—Pase lo que pase y pienses lo que pienses, recuerda que te quiero y que nunca te haría daño, y que soy totalmente consciente cuando me pasa.

—¿Qué? ¿Por qué crees que me harías daño?

—No soy un hombre normal, Stiles. Nací de otra forma, nací como otra cosa.

—¿Eres transexual?

—Soy un hombre lobo, Stiles. En realidad, era un lobo cuando nací, pero... bueno, el lobo que estaba en mi casa era yo.


El silencio de Stiles fue casi aplastante. Éste parpadeó algo confuso, intentando procesar lo que había dicho, pero a medida que iba calando en la mente del castaño, su expresión iba cambiando, y su reacción principal fue dar un paso atrás, mirándolo con miedo.

Derek esperaba algo así, pero aún así dolía como mil demonios. Las manos de Stiles temblaban, y tragó saliva pesadamente cerrando los ojos.


—¿Es una broma?

—¿Crees que haría una broma sobre tu problema?

—Me lo imaginaba —dijo con voz rota tapándose la cara con una mano. Respiró hondo mientras intentaba entender todo aquello—. Eres un lobo.

—Sí.

—Naciste siendo un animal.

—Pero me condenaron a ser persona hasta los dieciocho. A partir de mi mayoría de edad me dieron elegir entre volver a ser lobo y ser capaz de ser hombre lobo. Elegí ser hombre lobo porque me acostumbré a vivir como humano.

—¿Te condenaron?

—Tengo una maldición por adentrarme en una zona de un santuario prohibido, pero eso es otra historia bastante larga, y no me acuerdo bien porque era un cachorro. Aquello me hizo separarme de la manada, que mi madre me rechazara y que casi me matara, pero una familia humana me encontró y me adoptó.

—¿Qué clase de maldición es volverte humano?

—Nací siendo lobo, Stiles. Era feliz así, y me cortaron las alas, haciéndome un ser que yo no era. —El castaño asintió distraídamente. Bajó la cabeza y suspiró.

—Es... muy duro para mí entender esto, ¿sabes? Eres un animal, y para más inri eres de la especie que casi me mata cuando era pequeño. Estoy mejorando, ya no odio a los animales, pero sigo teniéndoles miedo. He logrado avanzar por ti, por eso intento entender la situación. Te... te quiero muchísimo, por eso no me he ido corriendo.

—Estoy así porque me haces falta, Stiles. Jamás hubiera pensado que un humano fuera mi lazo, pero tú lo eres. Si no estoy contigo muero lentamente, aunque suene algo psicópata, pero es algo que está escrito en mis genes como lobo. Esa dependencia enfermiza es cosa de lobos.

—¿Lazo?

—El destino te tenía reservado para mí.

Wolf out [m-preg]Onde histórias criam vida. Descubra agora