Capítulo 24

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–¿Me puedes explicar tan grande descortesía conmigo? –fue el saludo de Isabella al entrar en la oficina de Giovanna. Ella la miró extrañada–. ¿Hace cuánto estás en Italia? ¡Ni tan siquiera una llamada! –protestó indignada.

–Hola, Isabella. Yo también estoy feliz de verte –soltó cansinamente Giovanna. Isabella se fijó en las ojeras que delataban el agotamiento de su amiga.

–¿Qué sucede? ¿Estás enferma? –inquirió alarmada–. ¿Es Luke? ¿Estás bien?

–¿Por qué asocias mi bienestar con Luke? –intentó bromear Giovanna dejando de lado unos documentos–. Estoy cansada, eso es todo.

–¿Acaso algo te impide de darte un respiro? Parece que lo necesitas con urgencia.

–¿Isabella? ¿Qué estás haciendo? ¡Espera! –exclamó Giovanna cuando su amiga empezó a retirar los papeles de su escritorio al tiempo que llamaba a la secretaria de Giovanna y le pedía cancelar sus citas de la tarde–. ¡Isabella Torrenti!

–Me lo agradecerás –espetó con suficiencia y le pasó el abrigo que estaba colgado cerca– úsalo. Vámonos.

–¿Estás loca? ¡No pasan de las dos de la tarde! No puedo dejar la Corporación a esta hora. ¡Podrían despedirme!

–¿A ti? ¡Cielos, eres casi la dueña! –dijo incrédula Isabella y puso los ojos en blanco–. ¿Qué estás esperando? ¿Una invitación?

–No voy a ningún lugar, Isabella. Tengo mucho que hacer y no tengo tiempo para...

–¿Y si puedo ayudarte?

–¿Qué? ¿A qué te refieres?

–Cuéntame qué sucede. Yo podría ayudarte, ¿sabes?

–No sé cómo podrías saber lo que sucede pero creo que lo sabes –comentó Giovanna sorprendida. Isabella se encogió de hombros–. Está bien, voy contigo.

–¿Lo ves? Puedes ser extraordinariamente razonable si te lo propones.

–¡Isabella!

–Vamos –rió Isabella saliendo de la oficina de Giovanna.

Una hora más tarde, Isabella se encontraba al corriente del plan de Giovanna. Era arriesgado, imposible e insólito... ¡le encantaba!

–Implementar el proyecto en un lugar diferente. Giovanna, me sorprendes. Nunca pensé que podrías ser tan desconcertante. ¡Contigo nunca me aburro!

–Me alegra servirte de fuente de diversión –murmuró Giovanna en un suspiro. Isabella sonrió ampliamente–. ¿Qué sucede?

–Te ayudaré, ya te lo dije.

–Sí, bueno, no sé qué tanto puedas hacer al respecto –expresó dudosa. Sí, la familia de Isabella era poderosa y tenía conexiones importantes pero, ninguna en el área del proyecto que iba a implementar la Corporación Sforza.

–Yo ciertamente no mucho. Pero conozco a alguien que puede ayudarte.

–¿Sí? ¿Con qué exactamente?

–¿Cuál es la parte más difícil de concretar tu proyecto? Encontrar el lugar adecuado. ¿Qué te parece un lugar que sea no solo mejor que el actual en rentabilidad, sino que también logre un enlace influyente para la Corporación?

–Un sueño hecho realidad. Del todo imposible, debo decir.

–Muy posible –remarcó Isabella con una gran sonrisa–. Y sé exactamente quién lo hará posible.

–Estoy intrigada... y agradecida por tu ayuda.

–¿Para qué estamos las amigas? ¡Ven, iremos en este momento!

Marcas del ayer (Sforza #1)Where stories live. Discover now