Capitulo XIV: "Abre los ojos"

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—El hijo de la exitosa pareja: Novalee Bellamy y Bruno Salvatore, Cayden Salvatore, quien es ahora el presidente actual de Bellatore Publishing, fue visto esta mañana alrededor de Harlem a tempranas horas de la mañana, acompañado de su asistente personal Ágata Altobelli, en lo que parecía ser una disputa bastante personal, puesto que éste la recogió en su apartamento y tras su reunión, la devolvió a éste. ¿Habrá entre ellos algo más que una relación profesional?

Pulsé fuertemente el botón de apagado de la televisión, como si con eso pudiera también lograr apagarle la
lengua al reportero del programa de chismes. En ningún momento me di cuenta de que me estaban siguiendo y mucho menos, tomando las fotos que aseguraban mostrarían en el programa de esta noche.

—Estás jodido hermano—comentó Jonah—Mamá me contó que le hicieron la vida imposible a ella y al tio Dallas en el mismo programa.

—Debe ser alguna tradición —resoplé. ¿Qué le diría a Eva cuando me lo preguntara?

Esto se había salido de la raya y sentía al menos un poco de alivio al saber que le había dado fin, pues exponer a mi familia era algo que no quería hacer.

—Es mejor ignorarlos y no responderles, los malditos están que te la chupan por una entrevista.

—Pero no se las daré —afirmé, no lo merecían.

—Y por eso siempre seremos su comidilla.

—Cayden—la voz de mi padre, que se había asomado por el umbral de la sala, nos interrumpió—Te necesito en mi despacho, por favor.

Su expresión y seria voz me intimidaron. ¿Habrá estado viendo la televisión?

—Claro papá —respondí antes de que desapareciera. Jonah hizo una mueca.

—Creo que te van a castigar—se burló, pero yo me sentía justamente así.

Recorrí el camino hacia su oficina, que se hallaba debajo de las escaleras con un paso entre, apurado por llegar por la curiosidad y perezoso a la vez por el temor.

Recordaba que hacía alrededor de ocho meses que no era llamado a éste lugar, pues papá no lo hacía a menos que quisiera tratar temas realmente serios y delicados.

Cerré la puerta al entrar y me encontré con el de pie, apoyado contra el escritorio extendiéndome un trago de lo que supuse era whisky.

—Gracias—musité, él carraspeo y clavó sus ojos oscuros en mí. No veía nada bueno en ellos, al menos sabía que la desilusión y la decepción no lo eran.

—Quiero que olvides en este momento de que soy tu padre y me veas como tu mejor amigo, al que le cuentas hasta la posición en que pusiste a la última chica a la que te follaste—su tono frío y directo me estremecieron y sólo asentí. El rodeó el escritorio y tomó asiento en la silla giratoria, haciendo un ademán en mi dirección para que imitara su acción.

Colocó un sobre amarillo que cayó de golpe sobre la mesa y lo tomé, mi corazón deteniéndose por un segundo al ver un montón de fotos mías y de Ágata, juntos.

—¿Qué si las sospechas las hubiese tenido tu esposa, Cayden?—inquirió. No conocía su expresión puesto que no levanté la mirada, estaba avergonzado. —¿Dónde quedó la formación que Novalee y yo te dimos?

—Papá yo...

—Mierda Cayden la acabas de cagar—lo miré, estaba mas que cabreado—Incluso si Eva no se entera la acabas de cagar. ¿Cómo diablos duermes con ella todas las noches sin que te pese en la conciencia?

—Hoy terminé todo con Ágata —me atreví a hablar aún sabiendo que eso no lo calmaría pues el daño ya estaba hecho —Quiero arreglarlo papá.

—¿En qué estabas pensando?—se inclinó sobre la mesa para acercarse más a mí al bajar la voz—¿Sabes que esto podría destruir tu matrimonio y alejarte de tus hijos? ¿Pensaste en ellos al menos?

—Claro que sí —afirmé —Y si, estoy arrepentido y me dejé llevar pero ponte en mi lugar.

Al parecer aquellas no fueron una buena elección de palabras.

—No puedo ponerme en tu lugar, ¿Sabes por qué? —se auto-respondió al instante —Porque a la única mujer que amé nunca le fui infiel pues con ella era más que suficiente y me había dado tres regalos hermosos que eran ustedes. Ahora tú dime, ¿La amas? ¿Amas a Eva?

—Claro que la amo—respondí, de eso nunca había tenido dudas.

—¿La amas?—rió con ironía —¿Entonces cómo es que puedes olvidar eso sólo por meterte entre las piernas de otra mujer?

Y esa era una pregunta de la cual no conocía la respuesta.




No era normal en mí el llegar tomado a mi casa pero hoy sentía que lo necesitaba. Necesitaba sacar todo lo que sentía por lo que me embriagué hasta estar a punto de perder el conocimiento.

—Dale un baño de agua fría —escuché a Jonah instruir a Eva cuando me dejó caer en la cama y se marchó.

—Por Dios Cayden, ¿Por qué haz tomado así?—me preguntó mi esposa. Estaba tan hermosa con aquella camiseta mía y me traía tantos recuerdos de el tiempo en el que recién empezábamos a salir.

—Estás muy hermosa—le dije arrastrando la palabras. Se sentía como si mi lengua pesara dos kilos y nisiquiera sabía si estaba pronunciando bien. Sentí como Eva empezó a desnudarme y me dejé llevar.

—Estás pasado de ebrio, no es un buen ejemplo para los niños y lo sabes.

—¿Están despiertos?

Creo que la vi negar. El techo parecía estar a punto de caerse sobre mí y cerré los ojos para tratar de estabilizarme. La parte consciente de mí me gritaba que estaba ebrio, pero era más fuerte el alcohol que corría por mi organismo y no me dejaba pensar con coherencia.

Eva intentó hacerme sentar en la cama e intenté ayudarla pero caímos los dos sobre ella. Su rostro quedó bastante cerca del mío y me permiti observarla detenidamente como últimamente ya no hacía y pude descubrir la belleza detrás de sus ojeras y líneas de expresión causadas por todo el trabajo al que se sometía.

Mi pecho se apretó de repente. Debía premiarla por aquello y cómo le pagaba. Engañándola, siendo un imbecil y descuidándola.

Sentí un dolor profundo invadirme y no pude contener el liquido que pronto se posó en mis ojos y amenazó con desbordar aquel río lleno de culpas y remordimiento.

—¿Qué sucede cariño? —ella preguntó extrañada al ver por primera vez en doce años la forma en la que estaba a punto de desmoronarme.

No dije nada. Sólo la atraje hacia mi porque no estaba seguro de que si separaba los labios, podría seguir mintiéndole a esa incondicional mujer a la cara. No sabia si ella me perdonaría.

No sabía si yo mismo podría hacerlo algún día.







Hola chicas y chicos!

¿Quien viene desde Aquí & Ahora? ( la historia de Bruno y Novalee?

¡Adiós!

IntravenosoWhere stories live. Discover now