My King [SeBaek/HunBaek]

Adelantando el compromiso.

Por supuesto que me había resultado  muy raro aquellas palabras que escuchamos en el bosque, esas sombras nos dijeron esas frases. Realmente no entendía a que se referían o qué intentaba decir. Entonces ignorandolas por ese momento me apresuré a regresar con mi príncipe al castillo.

Cuando ya era mediodía fui a la biblioteca real para tratar de averiguar algo, ¿pero qué podría averiguar? No sabía nada. Primero qué podría buscar en los libros, ¿qué?. Un poco hastiado guarde el libro de grandes leyendas donde estaba y salí de allí con los brazis cruzados. En ese momento me encontré con mi amigo Chen.

-Baekhyun, ¿dónde has estado? -me preguntó.

El era un joven muy alegre y simpático, pertenecía a la guardia real, por ello siempre andaba de aquí para allá en el castillo, si es que no estaba dando vueltas por los pueblos cercanos. Eso era debido a que tenía un enamorado por el pueblo, cosa que él y yo solo sabíamos. Los guardias reales no pueden mantener una relación con nadie, así dicen las reglas de los reinos.

"Un hombre que pertenece a la guardia real debe dedicar su vida a sus labores y no puede distraerse con familia o otras cosas. Solo están para servirle a su reino"

Hice una mueca y puse mis manos sobre mis caderas.

-¿No ves que acabo de salir de la biblioteca real? -Alcé mis hombros.

El trigueño asintió.

-¿Estás averiguando algo? ¿Puedo saberlo? -Levantó sus cejas curioso acercándose a mí.

Chen era mi mejor amigo, y la persona con quien más compartía charlas en el castillo a excepción del príncipe Sehun. Cabe destacar que el único que sabe sobre mi secreto con Sehun es él, pues jamás le hubiera dicho nada si de verdad no confiara en él. Chen es la persona después de Sehun en que más confío.

-No, es nada importante no te preocupes por ello -toqué su hombro para transmitirle confianza, le sonríe y me eché a caminar-. Después nos vemos, Chen, debo ir a ver a nuestro Rey -me despide agitando mi mano de espaldas.

Me alejé por los amplios pasillos del gran castillo real. Caminé dirigiendo mis pasos a la sala real. Pero en el camino me encontré con Sehun.

-Su alteza -exclamé dando su respectiva inclinación.

Vio mis acciones y con su diestra espeluco mis cabellos castaños, hecho que no me extraño mucho debido que solía hacerlo muy seguido, a pesar de que siempre le dije que no me gustaba.

-¿A dónde te diriges, Baek?

Los dos nos encontrábamos solos en aquel pasillo.

-Me dirijo a hablar con su padre, ya que él me ha citado. Realmente no sé de que se trata, ¿por qué pregunta usted?

Sé que no está permitido formularles preguntas a la realeza sin su permiso. Pero Sehun y yo manteníamos una relación más estrecha entre nosotros y nos permitíamos hablarnos de esa forma, claro pero sólo en privado.

Realizó una mueca con sus labios, y se arrecostó de la fría pared del castillo. A su lado aguardaba en florero enorme un detalle perteneciente al reino Marqués, el mármol había sido pulido de formar perfecta.

-Es que quería que me acompañaras al pueblo... pero veo que será más tarde, ¿No? -Sehun relajó su expresión.

-Sí, no se preocupe. Apenas terminé con el Rey iré a buscarle para ir. Con su permiso -hice una inclinación y me fui.

****

Llegué al salón donde se encontraba el Rey Suho. Era un lugar muy amplio, repleto de hermosas decoraciones talladas su mayoría en oro, un enorme candelabro se encontraba en medio de todo el salón, dándole una aspecto tan increíble y formal al lugar. Los vitrinales coloridos contaban las historias pasadas del reino Dorado, las puertas tenían un color tan característico que hacía juego perfecto con los detalles del salón.  Cada detalle del salón era simplemente perfecto. Después de todo, el trono del Rey Suho estaba allí, un trono bañado en oro puro. Bueno, por algo el reino Dorado.

El Rey Suho, yacía sentado sobre su trono y al verme me ofreció una sonrisa sincera. Su alteza era una persona encantadora en todo los aspectos. Era un rey tan puro.

-Su alteza -me puse sobre una de mis rodillas y mi mano derecha en mi pecho-. Estoy a sus servicios, su alteza.

El rey se levantó de su trono, dando uno cortos pasos se acercó a mí.

-Mi pequeño Baekhyun, tengo noticias que darte. En esta semana necesito que estés mucho más pendiente de tu príncipe, esto es debido a que su encantadora prometida vendrá a visitirlo.

¿Su prometida?

Nunca me agrado esa palabra.

-He hablado con su padre el Rey del sur, y están muy interesado en que mi hijo Sehun y su hija se conozcan más a fondo. Buenos, en pocas palabras vamos a adelantar la boda entre los dos.

¿Cómo? No eso no. Sehun no puede casarse.

-Parece que la bruja, está haciendo de la suyas -llevó sus manos a su espalda, fijando su mirada en mí.

-¿La bruja? Mi señor -me atreví a preguntar, levanté mi mirada que se encontraba baja desde que el Rey comenzó a hablar.

-Sí, joven Baek -asintió-. He hablado con los mejores magos del reino y parece que ella tiene nuevos planes, además, Sehun me contó lo que vieron en el bosque, todo señala que fue ella. Lo he pensado bien y quiero que mejores tu magia.

-¿Mi magia?

-Sí, he buscado a un gran mago para que te ayude con eso. De todos los magos que conozco solo tú posees la magia pura, me harías mucho de ayuda si lograrás controlar toda tu magia de verdad.

-Mi magia... -bajé mi vista.

-Estoy seguro que podrás controlarla muy bien, Baek. Confío en ti, pequeño.

Allí término mi conversación con el Rey. Ahora no estaba muy interesado en eso de mi magia, lo que realmente llamaba mi atención era la boda de Sehun. Yo no estoy preparado aún para la boda de Sehun, yo lo amo y me partiría el corazón en mi pedazos verlo casarse con alguien más. Simplemente no puedo.

Mordí mi labio inferior, y pateé fuerte la punta de mi cama. Quería gritar, quería romper cosas.

¡No quiero que mi príncipe se case!

Maldije mil veces. Y llegué a la conclusión.

Debía hacer algo para impedir su boda, y así debía ser. Sí, lo voy hacer.

Miré mis manos buscando un cómo.

Mi magia.

Era la única respuesta.

Claro que tomaría clases con el mago que me dijo el Rey. Ya tenía un plan.