Carta dos.

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Sábado 10 de diciembre del 2016.

No escribí otra carta después de la primera porque no sabía si debía continuar haciéndolo. Hace una semana fuimos a terapia y la psicóloga me dijo que tenía que despedirme de ti y lo hice en ese momento, pero minutos más tarde, volví a extrañarte y siguió pasando el resto de los días. No es nada fácil despedirse de alguien que estuvo siempre a tu lado,  día tras día.

Consideré dejar de escribirte para no pensar en ti, pero cuando escribo puedo alejarte de mis pensamientos. Entonces decidí continuar escribiéndote hasta que logremos despedirnos de ti completamente, todas aquellas cosas que se hacen cuando se pierde a alguien. Volveré a escribirte dentro de un tiempo, aún no sé cuando.

He escuchado que nuestro papá se despierta por las noches, a veces asustado y otras llorando, no sabes cómo me duele verlo tan destrozado. Es ahora cuando me doy cuenta que la frase "los hombres no lloran" es una mentira inmensa.

Yo me he encargado de limpiar tu habitación poco a poco, me duele desprenderme de todas tus pertenencias porque sé cuánto te gustaban.

Hace unos días tuve una pesadilla acerca de ti, la verdad fue horrible, espero no volver a tener una porque en ese momento era de noche, todo era oscuro y por si fuera poco, estaba sola, sin tener a quién abrazar hasta que el miedo se fuera, en cambio, estaba mi almohada.

Hay tantas cosas que me recuerdan a ti, por ejemplo, el otro día estaba saliendo a hacer algunas compras con nuestros papás para nuestra casa, ellos se encontraban en los asientos delanteros, papá manejando y mamá de copiloto, yo estaba sentada detrás en el lado izquierdo, ese siempre fue mi lado, yo siempre me sentaba detrás de papá y tú detrás de mamá, pero al mirar a mi derecha y ver el espacio vacío, el cual no estaba ocupado por ti, me hizo querer llorar, pero una vez más para no preocupar a nuestros papás, soporté las lágrimas y opté por escuchar música en la radio. Después de eso, recordé aquellas veces que sonaba una canción que nos gustaba mucho, le pedíamos a nuestro papá que subiera el volumen, comenzamos a cantar alto y haciendo movimientos de acuerdo el ritmo de la canción, yo diciendo palabras que no existían y una que otra bien, en cambio tú podías cantar mejor porque sabías más ingles que yo. Es por eso, hermana, no te puedo olvidar, porque te encuentro hasta en las cosas más mínimas, porque siempre estuviste conmigo en ellas.

Le he pedido muchísimo a Dios que nos de la fuerza para seguir adelante a nosotros y toda nuestra familia porque se que sólo Él puede hacerlo.

Conversaciones con la almohadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora