Epílogo

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-Dime, una vez más, porque tenemos que hacer esto un sábado-gruñí por lo bajo y de muy mal humor.

Durante unos segundos me quedé mirando aquel montón de papeles que había encima de la mesa de la sala de reuniones, un caos que había creado intencionadamente para joderla, pero que poco a poco iban siendo ordenados; ordenados por alguien que no era yo. Camila fue cogiéndolos mientras los agrupaba en dos montones con una paciencia abrumadora. Poco después, me dio uno de ellos a mí:

-Porque te conozco-me dijo, para después sentarse a mi lado en su silla-. Porque sé que seguirás alargando las entrevistas hasta el fin de los días, o mejor, hasta que nosotras te solucionemos el problema... como siempre hacemos.

Tenía razón, y ambas lo sabíamos.

Y más, cuando después del nacimiento de Michelle, hacia una semana, había pisado la oficina de la editorial contadas veces. Tan solo había hecho acto de presencia cuando Alfredo Flores había llamado, desde España, para aceptar nuestro contrato. Las demás días había estado desaparecida, con la excusa de estar pasando un tiempo en familia, pero lo que ella no sabía era que eso era verdad hasta cierto punto. Porque también había estado con Sarah casi todo aquel tiempo. ¿Quién me iba a decir a mí que me haría tan amiga de mi ex?

Yo le había estado ayudando con sus problemas, y bueno, ella también con los míos.

Y entonces, aquello me recordó porque seguía tan indignada y enfadada con Camila; hacia media hora me había dado cuenta de que mi socia me había engañado, que me había engañado y ni siquiera ella misma sabía dado cuenta de lo que había hecho. Y odiaba que me engañaran, porque me hacía ver estúpida.

-¡Pues lo podríamos haber hecho el lunes!

-Lauren...-yo simplemente, miré aquellos currículums pensando en que de ahí tenía que sacar a alguien decente para ser mi secretario, pero no me apetecía en absoluto ser sociable en aquellos momentos-, ¿qué te pasa? Me imaginaba que estarías de morros un rato, pero solo era un almuer...

Y la miré esperando a que acabase la frase, porque durante unos segundos esta quedó totalmente colgada en el aire: sus ojos estaban ligeramente abiertos, al igual que su boca, pero un segundo más tarde se la tapó con su mano derecha.

Estaba sorprendida.

Y por fin se había dado cuenta; yay, menos mal que yo soy la despistada de la pareja. Ah, no, perdón, no es mi pareja porque NO HE PODIDO PEDIRLE QUE FUERA MI NOVIA EN LA CITA QUE HABÍA ORGANIZADO. O mejor dicho, me había ayudado organizar Sarah. ¿Y por qué no había podido pedírselo? Pues porque me había traído a la editorial, engañada, en vez de seguir con el plan que habíamos planeado mi ex y yo, el de ir a un buen restaurante para almorzar y después... bueno, después había esperado poder celebrarlo:

En el ático tenía una botella de champan para la ocasión, botella que iba a tener que esperar. Al igual que las fresas y la nata.

Eso último había sido idea mía; era lo más romántico que se me había ocurrido.

-Lauren...

-Qué.

-Lern-lentamente entrecerré los ojos cuando suavemente giró mi silla para quedar totalmente encarada a ella; con sus rodillas acariciando mis piernas-. ¿Qué íbamos a hacer hoy?

-Nada.

-Me dijiste que íbamos solo a almorzar a un restaurante cualquiera...-entonces sus ojos viajaron por mi cuerpo, en una escaneada rápida-. Y vas muy arreglada.

Enamorada por primera vez (CAMREN)Where stories live. Discover now