12.

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Me sentí culpable por días enteros, me sentí realmente mal cuando volví a casa al día siguiente y vi el rostro de mi esposa mirarme con alivio. Ella no merecía lo que le hice. No merece ser engañada de esa manera. Pero ¿Que más podía hacer? Decirle la verdad solo la dañaría, ella no está en condiciones de alterarse de esa manera.

—Feliz aniversario, cielo.—Morgan pasó sus brazos por debajo de los míos y dejó sus manos en mi espalda formando un largo abrazo.—Lamento que no sea como pensamos.

—Olvida eso, he hablado con tu doctor y te ha autorizado a viajar por dos días. Te llevaré a la playa.—Morgan sonrió enormemente y vi un pequeño puchero en sus labios.—Te amo, Morgan.

—Yo también, amor mío. 

Este pequeño viaje tenía tres buenas razones para realizarse, la primera era darla a Morgan el regalo de aniversario que se merecía, el segundo motivo era tal vez el mas insensible pero no tenía de otra tenía que sacarme de la mente a Camille, el último motivo era simplemente hacer que Morgan no viviera sus días de esta manera ya no podía verla recostada en esa cama todos los días, quería hacerle ver la vida de otra manera.

—¿Estás lista, Morgan?.—Mi esposa se encontraba sentada al borde de la cama y miraba algo dudosa una peluca rubia.—¿Que sucede?

—Me da algo de vergüenza salir con una pañoleta en la cabeza.

—Solo será cuando estemos en la playa, te divertirás tanto que te olvidarás de ello.—Ella asintió y se puso de pie con la intención de ir hacia su peinador y colocarse la peluca como era debida.

—Ya estoy lista.

—Entonces hay que irnos.

Cargué el auto con las maletas, subimos al auto y nos dirigimos al aeropuerto. Una vez allí dejaría que Morgan decidiera el destino, este viaje era para ella.

—¿A dónde quieres ir?

—A Maui.

—Son muchas horas de vuelo, ¿Segura que puedes hacerlo?

—Sí, solo quiero recordar nuestra luna de miel.— Le di un pequeño beso en los labios y me dirigí a las oficinas a asignarnos un lugar, una de las ventajas de ser piloto en que puedes tomar cualquier vuelo sin necesidad de esperar ni reservar.

—Si te sientes mal...

—Te lo diré de inmediato, te lo prometo.

El vuelo fue cansado pero no tanto como lo era dirigirlo, mi chica durmió durante casi todo el vuelo y aunque llegó a sentir algunas náuseas nada se complicó.

Maui era un lugar maravilloso, un clima cálido perfecto y podías sentir ese aroma salado en el rostro a pesar de estar a una gran distancia del mar. Rentamos un auto y lo cargamos con nuestras cosas, ocupamos nuestros respectivos puestos y conducimos hasta nuestro lugar de hospedaje.

—Me encanta este lugar.

—¿Quieres ir a la playa por un rato?

—Quiero descansar. ¿No te molesta?

—No, duerme bien. Por la noche saldremos a cenar, ¿Te parece?

—Gracias, cariño.—Morgan pasó un poco más de una hora recostada en la cama mientras yo me dedicaba a responder correos.

Camille
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Maui se oye maravilloso
Ya estoy extrañando tu
cuerpo;) Disfruta tus
vacaciones.


—¿Estás hablando con alguien?

—No.—Levanté la mirada del teléfono y miré a mi linda esposa recargada en la puerta del cuarto de baño. Vestía un precioso vestido blanco de tirantes dejando al descubierto su espalda pálida y brazos algo huesudos. No importaba, ella seguía luciendo hermosa.—Luces muy linda. ¿Estás lista?

—Sí.

Llevé a Morgan a un restaurante a la intemperie y platicamos por horas enteras haciendo que se sintiera cómoda consigo misma. Ella tomó la iniciativa de tomar una pequeña caminata por la playa, quitó sus zapatos y pisó con gusto la blanca arena de la playa.

—Tenía tanto tiempo sin disfrutar de un momento así. Me hace sentir sana.

—¿Quieres hacer algo mas?.—Morgan tomó algo dudosa el borde de su vestido y lo retiró de su cuerpo en segundos dejándome ver su cuerpo algo pálido y delgado.

—Vamos al mar. Nadie nos verá.

Algo temeroso me deshice de mi ropa y tomé su mano para dirigirnos juntos al océano. Ella rió, gritó con emoción y jugó con el agua tanto como pudo. Me abrazaba tanto como podía y unía sus labios a los míos en cada oportunidad posible. Amaba tanto verla así y eso solo me hacía pensar que tan hijo de puta era al tirarme a otra mujer.

—Tengo frio.

—Volvamos a la habitación.

A pesar de que nuestra ropa interior estaba completamente empapada volvimos a vestirnos y regresamos a nuestra habitación.

Una vez dentro de la habitación, comencé a sacar mi pijamas de mi maleta, Morgan me dijo algo completamente inaudible haciendo que levantara mi vista entonces la vi usando solamente una bata de baño abierta dando a conocer que no usaba nada mas que eso.

—Morgan.

—¿Puedes...?.—Se quedó callada y retiró su bata decidida.—¿Puedes hacerme el amor?

—No quiero lastimarte.

—¿Ya no te parezco atractiva? ¿Ya no me deseas?

—No es eso, cielo.

—Entonces no me rechaces, tenemos meses sin hacerlo. Me frustra ¿A ti no?.—Se acercó lo suficiente y se montó en mis piernas. Seguía enloqueciendome.

La besé con cuidado y la dejé en medio de la cama, tuve que guardarme toda la culpa dentro y hacerle sentir a mi mujer que todo estaba bien aunque por dentro me sintiera como una verdadera mierda. Sentía sus cálidas manos pasar por mi espalda y su respiración chocar en mi cuello con cierta desesperación. Ella lo disfrutaba pero yo no dejaba de pensar en la infidelidad. No sé que haría si ella se enterase.

—Si otra mujer quisiera interponerse en nuestra vida, ¿Me lo dirías?.—No, Morgan. No lo haría. 

En colaboración con maloleyftlxh.

Mercy {Shawn Mendes Fan Fiction}*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora