Capítulo V

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Miras todo al revés

no caminas con los pies

y aunque sientes que todo el mundo te ve

nadie te ve

Si cambiaras tal vez

podrías camuflar entre los árboles

Tal vez... 



Dado que vivía muy cerca del edificio, disfrutaba de la caminata hasta su lugar de trabajo en una joven agencia de comunicaciones llamada Origin. No era un trabajo con el que pudiese expresar, "siempre soñé con esto", si lo pensaba bien, realmente no le gustaba. No obstante, no creía necesitar nada más por el momento. Le daba el sustento que necesitaba y sin considerar aquella apreciación tan fríamente, gracias a él conoció a grandes personas. 

Su trayecto era otros de los aspectos sagrados en su rutina. Le agradaba la caminata en solitario. Sin embargo, no le molestó el hecho de cambiarlo, en algunas ocasiones, por la compañía de Marcus, e incluso el ir a desayunar juntos. Sabía que Katy le tenía bastantes celos, pues prácticamente era su mejor amigo. Una fría manta líquida la despertó abruptamente. Buscó con su mirada que había ocurrido.

-¡Lo siento mucho! –Una chica un par de años menor que ella la miraba asustada, con una mano tapando su rostro y el otro buscando algo en su cartera. Finalmente, despertó. Al parecer, se habían chocado provocando que la chica vertiera el contenido de su botella en su camisa.

-Tranquila, es solo agua.-Esperaba.

Debía dejar de caminar por sus pensamientos. Cosas como estas no eran poco comunes.

En ocasiones, optaba por escribirlo todo. Escribir cada palabra que su silencio evoca. Hizo de un par de libretas su más preciado confidente, casi como si fuese un algo-alguien, el único que conocía cada una de sus palabras guardadas que navegan por su mente. Las tiene escondidas, en un juego personal, repartidas por su casa. Convirtiéndose en ideas y pensamientos tan invisibles como las palabras que expresa.

-Descuida.-Repitió a la nerviosa chica.

Decidió que volver a casa a cambiarse era una pésima idea. Llegaría tarde al trabajo, lo cual era un buen punto. Le daba bastante flojera, ese constituía otro punto y mucho mayor. Lo mejor era seguir a la oficina, la camisa tendría tiempo para secarse. Además, el día no estaba lo suficientemente fresco como para tener que prescindir de ella.

El ascensor se abrió frente a ella, dejando una ráfaga de pestilencia que provocaba la gente hacinada en ese cubículo. Para su suerte, logró entrar y al ir ascendiendo, comprobó aliviada que su espacio personal era aceptable. Se bajó en el piso 9, donde se encontraba el casino. Era una ley vital propuesta por la joven el inaugurar un día junto a un buen café. Tras haberlo comprado volvió al elevador.

  I was walking along in the sun
Taking pictures of everyone 
And there's something on the tip of my tongue 
Oh
 

-Disculpe.-Escuchó una voz a su lado mientras que esperaba que se abrieran las puertas. Volteó su rostro, encontrándose frente al de un chico observándola fijamente. Notó que bastante bajo en altura. Comparado con la altura los Heim le obsequiaron. 'Mierda, está hablándome'. Apenas notó aquello, se sacó los audífonos y detuvo la canción en su celular.

-Estoy buscando este piso.-Señaló un papel que extrajo del bolsillo de su Blazer beige oscuro. La joven logró notar una pulsera en su muñeca de alguna banda musical.

-De casualidad, ¿estás buscando a Daniel? –El chico asintió.-Voy al mismo piso, si gustas puedo acompañarte.

-Si no te molesta.-Sonrió con la mirada. Y la joven se ruborizó. No había notado el profundo color zafiro de sus ojos.

Si lo miraba atentamente, aquel chico era bastante atractivo. Con una piel dorada por el sol, y sus cabellos castaños claros que caen en desordenados rizos sutiles.

-¿Trabajas en Origin?

Se avergonzó al encontrarse a sí misma pasmada observándolo de reojo.

-Así es, ¿vas a una entrevista?

-Sí. Quizás nos veremos más a menudo. –Sonrió cordialmente.

'Quizás'

La joven se reprendió, se sentía aturdida como para entablar una conversación con aquel chico. Nuevamente, desviaba su atención a los reflejos de sus siluetas en los espejos de las paredes del elevador. Le causaba gracia la diferencia de altura entre ellos. Quizás exageraba y no era tanta. Sin embargo, era un complejo de la joven el ser más alta que muchos chicos.

-Por cierto, me llamo Evan Arias. Mucho gusto en conocerte -Me tendió la mano. La joven permaneció unos segundos mirando su mano extendida hacia ella.

-¡El gusto es mío! –Se apresuró para evitar lucir tonta.

Ambos salimos del elevador. Llegando al amplio piso de Origin, el cual estaba conformado en su extensión por mesas, cubículos, y paneles sin mucha organización. En cada pared, se encontraba un pizarrón o un sinfín de papeles.

-Mi nombre es Aneley-Se volteó al chico.- Aneley Heim.

Evan le sonrió, y antes de que pudiese decir cualquier otra cosa se vio interrumpido por Daniel quien se aproximó al vernos salir del ascensor. Dirigió su mirada hacia mí.

-Suerte, Evan.

-¡Veremos si te encuentro otro día cantando en el elevador!-Le guiñó. 'Oh por dios, no puede ser', se repetía para sus adentros horrorizada.

La joven permaneció de pie, contemplando como el chico se alejaba junto a su jefe, Daniel, a su oficina. Quizás serán compañeros, lo verá por estos pasillos de ahora en adelante. Al darse cuenta de lo que estaba pensando, se mordió el labio inferior y se dirigió a su cubículo dejando en la mesa su cartera, con un largo suspiro.

Abrió su ordenador, cuya pantalla estaba con imágenes de fondo que cambiaban sucesivamente. La mayoría de frases de libros o canciones, también escenas de películas. Su rol en ese lugar básicamente consistía en liderar la editorial y la comunicación interna. Si bien, aquel trabajo no la apasionaba del todo, era algo que la mantenía entretenida. Sabía muy bien que era otra cosa lo que deseaba hacer.

-Bueno, ¿cuándo me contarás sobre ese guapo?-Katy deslizó su silla con ruedas hacia mi puesto con una risa contenida.

-¿De qué me perdí?

-Era lindo, parecía tu llavero- Hizo burla de la diferencia de altura.

-Madura Katy.

-¿Ahora te gusta la caridad? ¿Guías a los nuevos y te aprovechas después? Eran bastantes pisos los que pasaron a solas en ese elevador.

La joven la observó desafiante. Esta era una de las ocasiones en que consideraba que su comportamiento era condenadamente infantil. 

-Mira, ahí está tu chico.- Katy le dio una palmada en la espalda y se deslizó de regreso a su cubículo.

Pegó un chillido de emoción. Mientras que la joven dirigió inconsciente su mirada hacia el ascensor. Se preguntaba si era realmente más alta que ese chico. Era obvio, en la mayoría de los casos lo era. Quizás no lo era tanto...

-¡Lánzale tus garras!

-Juro que te asesinaré algún día.

Al terminar de amenazar a su amiga, volteó su mirada hacia el elevador pero ya se había ido. Era una estupidez lo que estaba haciendo, lo sabía. No tenía importancia. Se concentró en su monitor, abriendo programas y su correo electrónico. Y tan ensimismada estaba en sus quehaceres que no percibió a un hombre aproximarse hacia ella.

-Heim, la he estado llamando.-Una ronca voz la sorprendió.

-Lo siento.

Era Daniel.

-Necesito que venga a mi oficina conmigo un segundo, hay algo de lo que quiero conversar.

  

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