Cuidando al Kyubi.

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Era un hermoso día en Konoha. Las nubes blancas y esponjosas no le quitaban el protagonismo al cielo azul del día, por lo que los cálidos rayos del sol iluminaban a los aldeanos, quienes, de buen humor, se saludaban mutuamente, felices de los tiempos de paz...

-¡ACHUUUUUUUUUUU!-

... y la buena salud que gozaban...

-¡ACHUUUUUU!-

Como siempre, aquel que estornudaba fuertemente, por naturaleza iba en contra del buen humor que llenaba a la aldea...

El Kyubi, que desde el día anterior había caído enfermo, se encontraba recostado en el salón de la residencia Uzumaki, con un paño mojado en la frente, el mentón apoyado en sus brazos, y estos a la almohada blanca que usaba para reposar la cabeza, mientras sus nueve colas se movían fastidiadas debajo de la sabana roja que tenía en la espalda para mantenerse abrigado. A su lado estaba un cuenco con agua fría, y una caja de pañuelos.

-¡ACHU!- volvió a estornudar- De-Demonios...- murmuró con la voz ronca, a causa del resfrío.

-¿Cómo se encuentra, Kurama-san?- le preguntó Hinata, preocupada, entrando al salón con una bandeja con una sopa humeante.

-... ¿Quieres que te responda?- murmuró molesto el zorro, volviendo a estornudar.

-¿Significa que no ha mejorado?- se preocupó la pelinegra, sentándose a su lado y dejando la bandeja frente al zorro, que la miró de reojo.

-¿Realmente creías que esta cosa podía bajarme la fiebre?- preguntó Kurama, señalando el paño blanco.

-Normalmente funciona- aseguró Hinata, preocupada, tomando el paño-... Está seco- murmuró, empezando a humedecer la tela en el cuenco de agua, mientras el zorro la miraba de reojo, haciendo ruidos con su nariz roja.

-... ¿Y la mocosa?- preguntó, algo extrañado. 

Había estado durmiendo toda la noche sin interrupciones, ya que su Jinchūriki tuvo piedad de él, y no le permitió a los dos mocosos dormir junto a él. Cuando despertó hacía ya una hora, más o menos, Bolt se había ido a la Academia, Naruto se fue a la torre Hokage, y su mocosa estaba recién despertando.

-Himawari ya se está cambiando- le explicó Hinata, poniendo su mano en la frente del zorro y otra en la suya-... La fiebre no ha bajado...- murmuró, preocupada.

-No es necesario que me tomes la temperatura para darme cuenta- murmuró molesto Kurama, mientras ella le ponía con delicadeza el paño mojado.

-¿Cómo se siente ahora?-preguntó Hinata, sonriendo.

-... Tsch. Un trozo de tela empapado no hace la diferencia...- murmuró Kurama, cerrando los ojos para sentir la fría humedad del paño que le hacía sentir mejor ante la fiebre.

Hinata sonrió, sabiendo que lo que decía el zorro no era verdad.

-... Oye- murmuró el zorro, tomando su atención- ¿Qué es esa cosa?- señaló la sopa.

-Ah, es sopa de pollo- explicó Hinata- Es un alimento saludable para los enfermos-

-... Pollo...- murmuró Kurama, y se fijó en el ave que se acicalaba el ala, posado en la puerta corrediza que daba al patio- ¿Y si lo cocinas a él?- lo señaló.

-¡¿Eh?!- se asustó Hinata, mientras Pájaro-chan levantaba la cabeza de golpe- ¡Kurama-san! ¡¿Por qué dice eso?!- pidió saber, nerviosa- ¡Neji-niisan no es comida!-le recordó, avergonzada.

-Ese pajarraco está aquí gracias al viejo- le recordó Kurama, sin despegar la vista en la asustada ave, mientras sus colas se movían cuidadosamente-... Así que tal vez su carne tenga algunas propiedades que sirvan mejor que la del pollo... Si al menos le cocinas un ala o la pata...-

Cuidando a Kurama-chanWhere stories live. Discover now