Aparición

14 3 0
                                    

"¿Estás bien Anne?" Preguntó Max apartando los libros que estaban sobre la mesa.
"No, ¿Por qué no recuerdo nada?"
"Te harían un hechizo confundus o obliviate, no querrían que te acordaras."
"Entonces ¿Por qué lo hicieron, pura diversión?" Preguntó con ojos llorosos mientras miraba sus libros.
"No, Anne, te atacaron por mi culpa, querían que dejase de verte. Por eso no quería hablar contigo, soy una amenaza para ti." Susurró decepcionado.
"Max, no diga estupideces, la amenaza son ellos. No te sientas mal."
"¿Por qué estás siendo más valiente que yo? Yo debería ser el que te consolara y reconfortase."
"Yo no lo recuerdo, tú sí. ¿Qué pasó? Cuando me encontraste."
"Creo que es mejor que no lo sepas, si lo supieras querrías olvidarlo."
"Pero quiero saberlo, Max, no tienes que protegerme, puedo defenderme yo sola."
Max dudó. "Cuando llegué, estabas tirada en mitad del pasillo con la nariz rota, te habían lanzado varias veces al suelo y alguno... te escupió. Esos psicópatas estaban ahí parados, como si tuvieran todo el tiempo del mundo, decidiendo que hacer contigo, sugirieron la maldición cruciatus pero me escucharon llegar y varios de ellos se acobardaron y salieron corriendo."
Anne intentaba asimilar lo que escuchaba pero no podía, no parecía algo real ya que no recordaba nada.
"Cuando te ví intenté maldecirlos pero fueron más rápidos, me lanzaron el petrificus totalus y me advirtieron de que dejara de verte. Después se fueron."
"¿Eso es todo?" Preguntó Anne poco convencida. "¿Y tu labio? Estabas herido y con la túnica rota cuando desperté."
Max se tocó el hombro derecho instintivamente. "Eso es todo. No pasó nada después de eso."
"Vale, te creo."
"Bien... vamos a comer algo, por la hora que es deberíamos ir directamente a las cocinas, se nos ha hecho muy tarde."
"Cocinas, perfecto."
Bajaron juntos hasta las cocinas, cada vez que alguien aparecía por la esquina o algún pasillo Anne pegaba un bote instintivamente. Intentó parecer tranquila y segura de sí misma pero no podía, cada vez que veía a alguien pensaba que le iban a atacar. Llegaron hasta las cocinas y entraron por el retrato del cesto de fruta. La pera se rió y se abrió la puerta. Un montón de elfos domésticos estaban trabajando en la cena, yendo de un lado para el otro y cargando platos.
Un elfo gordinflón y de verdosa piel fofa se les acercó. "¿Desean algo?"
"Oh sí, ¿Podrías servirnos algo de comida que haya sobrado?." Pidió Max educadamente.
"Por supuesto señor. ¿La señorita desea algo?"
"No gracias, con lo suyo es suficiente."
Los elfos domésticos sacaron platos con arroz, verduras, carne, quesos y salsas. ¿Cómo era posible que sobrara tanta comida?¿Qué hacían con ella?¿Tirarla?
"Bueeeeno, ¿Qué tal las clase?" Preguntó Max intentando hacer conversación.
"Aparte de acabar de enterarme que me atacaron, ...aburridas." Bromeó Anne nerviosa.
"¿Quieres pavo?" Dijo incómodo tendiendole el plato.
"No gracias... eh y tú en... ¿Qué tal tus clases?"
"Eh bieen...He recib...una cart..."
"¿Si?"
"Las clases bien."
"Bien." Asintió Anne mirando las paredes. "Esto es incómodo."
"Sip, no sé qué decirte, no sé como ayudarte." Dijo Max arrugando la frente.
"No hace falta que me defiendas, te recuerdo que te machaqué en quidditch." Sonrió victoriosa.
"Mejor dejamos el tema del quidditch."
"Te has picado porque te he hecho quedar en ridículo." Bromeó Anne divertida sacandole la lengua.
"Eso no es verdad, admito que eres buena cazadora, no me importa."
"Mentiroso." Chinchó Anne. "Estás molesto." Rió.
"Por supuesto que sí, ya eres mejor que yo en las notas ahora me has quitado el quidditch." Acusó entre risas.
"Max, tranquilo." Dijo suavemente acariciandole el cabello rubio. "Siempre he sido mejor que tú." Dijo muy seria.
"¿En serio? Entonces apártate." Le retó escondiéndose tras la encimera.
"¿Que me aparte?" Preguntó confusa justo antes de que le manchara con tomate. "No te creo, te vas a enterar."
"Lo dudo, resulta que soy muy mal guardián así que estoy acostumbrado a esquivar la pelota para que pueda entrar en el aro." Dijo irónicamente mientras le lanzaba mostaza a Anne.
"Maximilian Martin, prepárate para morir." Chilló apartándose mostaza de la cara.
"Maximilian no es mi nombre es Max." Dijo este escondiéndose detrás de una mesa.
"En serio, creía que era un diminutivo."
"Puede, pero no de Maximilian mi nombre es más bonito que eso." Bromeó Max saliéndose de su escondite. En ese momento su cara se cubrió de un pringue verdoso.
"Mira, va a juego con tu casa." Se burló Anne. "Maxwell Ashton Martin ¿En serio creías que no me sabía tu nombre completo?"
"Yo no me sé el tuyo." Dijo mientras quitaba pingue de su pelo.
"Y no lo vas a saber cielo. Ese secreto se irá conmigo a la tumba."
"¿Tan horrible es?" Preguntó Max. "Mirate, no creo que tu nombre me asuste."
"Voy a ignorar eso porque tú estás peor."
"Yo estoy bien siempre. Incluso con este pringue." Presumió. "Tú en cambio...meh."
"¿Perdona?" Preguntó divertida. "Pensaba que habías dicho que era la mejor en todo." Se burló Anne.
"Sabía que no debería haberte dicho, solo ha sido para animarte, una mentira piadosa."
"Ya, ya." Asintió irónicamente apartándose los restos de mostaza.
"Hay una cosa que no sabes." Dijo Max sonriente.
Anne le miró con perspicacia esperando la razón.
"Sólo quedan cinco minutos para la clase de aparición y tengo tu varita." Dijo Max escapando por la puerta de la cocina.
"¡Max! Devuelveme mi varita ahora mismo." Gritó corriendo por el pasillo.
Pero él era bastante más rápido y le perdió de vista. Siguió corriendo hasta llegar a la puerta del comedor. Estaba lleno de alumnos de sexto que la miraban con repugnancia por sus pintas. Anne muerta de vergüenza buscó a Max o alguna amiga para que le hiciesen un conjuro para quitarle la salsa del pelo, cara y ropa. Buscó desesperada entre la marabunta de gente hasta que consiguió divisar a sus amigas bajar las escaleras. Se acercó a donde ellas pero Max apareció detrás suyo con un aspecto impecable, sin manchas ni restos por ningún lado y fue corriendo hasta donde sus amigas. Anne corrió hasta donde ellas y decidida a obligar a Max a que le devolviese su varita.
"¡Max devuélveme mi varita!" Dijo plantándose frente a las escaleras.
"No sé de qué me hablas." Bromeó mientras las chicas reían.
"No tiene gracia, Stephie ¿Puedes hacerme un hechizo para limpiarme?."
"Lo siento se lo he prometido."
"¡Noooo! Chicas sois mis amigas, ¿Lau?¿Kriss? Por favoooooor." Sus amigas negaron divertidas mientras que Anne buscaba a alguien que le ayudase sin tomarla por loca.
"¡ROY!" Gritó al chico que iba a cruzar la puerta para ir a herbología.
"Anda, hola Anne, bonito...look."
"Ayudame, estos imbéciles no me devuelven la varita. Como McGonagall me vea así me mata."
"Lo siento, creo que esto es uno de esos momentos en los que tengo que decir que no. Suerte con eso." Le deseó Roy lanzándole un beso y dirigiéndose al invernadero.
"No os creáis que os habéis salido con la vuestra, seguro que Rose o Pam me ayudan." Dijo Anne acercándose a los de Hufflepuff.
"Señorita Sanders, ¿Qué hace así?" Preguntó McGonagall enfadada.
"Pr...prfe... profesora, han cogido mi varita y no he podid-"
"Su varita está en el bolsillo de su túnica." Respondió exasperada. "Fregotego." Dijo la profesora con decepción.
"Lo, lo siento." Dijo cabizbaja y con la cara roja.
Las puertas del comedor se abrieron y fueron entrando todos los de sexto. Sus amiga como estaban más cerca de la puerta entraron antes dejándole a Anne en las últimas filas.
Un señor delgado y alto entró junto a una señora regordeta de cabello negro.
"Buenos días, hoy os enseñaré los principios básicos para aparecerse. Estaré doce semanas impartiendo clase, espero que eso sea suficiente. Lo más importante es que recordéis las tres D's: Destino, decisión y desenvoltura." Dijo el mago canoso. "Poneros frente a un aro y concentraros."
Pasó la clase entera y nadie consiguió aparecerse aunque había muchos que juraban que se habían aparecido unos centímetros más adelante, pfft, mentirosos.

🥕🥝🍅~foodie fight~🍒🥒🍑🍟

Ravenclaw GirlWhere stories live. Discover now