Aysel Silva intenta demostrar que puede hacerlo todo lo que se proponga sin necesidad de alguien, pero no siempre será asi. Para su suerte, su primera carrera regresara en vida para pincelar a la familia más adinerada de Inglaterra. Un trabajo que l...
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Actualización: La historia regresa el 3 de junio de 2021. Un nuevo BookTrailer a la vista. Gracias por dejar su voto y agregar la historia en la lista de lectura. Nos vemos el lunes.
| A F L O R D E P I E L , E L A R T E R E G R E S A |
Bajo la mirada de la bella ciudad de Londres, la temporada de invierno llego a ser una de mis favoritas. Entre pequeños copos nieve me encuentro con la forma de una telaraña cruzarse en la ventana de mi dormitorio. Convivo con mi abuela de 75 años desde que mis padres fallecieron. Ella es enfermera en el Hospital Central. Recuerdo que la muerte llego a ellos cuando a penas había cumplido los cinco años. Lo tengo en mi memoria aun el aspecto de mi mamá. Su bello rostro pálido derramaba sangre. Había tocado su mano, era fría como los mismos copos de nieve y su cabello ondulado no se iluminaba como los días de primavera. Un accidente en Amsterdam desvió su vida por completo, mamá ya no tenía vida. Mi padre, el hombre que había metido sus manos en las sombras del propio diablo, sucumbido en los escombros del poder. Algo lo llamo la atención, algo tan insignificante y peligroso: el trafico de drogas.
Con el tiempo aprendí que la vida no iba hacer nada fácil. Tenía que hacer varias cosas a mi modo, a mi manera de ser. A mi estilo tan sumiso. En la primaria me metía a clases de oratoria, no funciono, puesto que dejo en evidencia mi tartamudez. Comencé a los 12 años para ser voluntaria en los albergues de animales, funciono para mi buena suerte; pero algo debía pasar, cerraron el lugar, ya que el gobierno dejo de apoyar. No había compañías que quisieran donar, ni pequeñas empresas. Los animales tuvieron que ser entregados a veterinarias al exterior de la ciudad.
A los 14 tuve la idea de ser voluntaria en albergues de niños, no era lo mío: mi paciencia era pésima. Escuchar gritos, no solo me desesperaba, me aterraba. Lo deje. Intente incorporarme al asilo central. No fue mucho tiempo cuando tuve que retirarme por la salud de mi abuela. Recientemente pidió su jubilación por motivos de su enfermedad. El hospital acepto, comprendía su estado y le otorgaron un buen sueldo como parte de su labor durante tantos años en el centro hospitalario.
A pesar de todo esto, nada afectaba a mis estudios y a la beca que ganaba cada año. A mis 23 años sobreviví de ello y de la capacidad que pude sostenerme a tiempo con libros y presentaciones. Mi primera carrera no fue Derecho ni Ingeniería o Medicina, estudie Arte en la especialidad de Pintura. Debido a mi corto tiempo no tuve el respaldo de invertir mis horas en presentarme a alguna casa de Artes. El tiempo iba en mi contra con la segunda carrera que elegí como lo es Administración, no es muy fácil, pero no es imposible. Mis practicas iban bien, conseguí la primera en una pequeña empresa de una famosa cadena de hoteles aqui en Londres. Hace dos meses que me retire porque tenía que aprovechar en mis estudios y en mis tesis.
