Ahí me encontraba yo, en los brazos de ese chico. Él me tenía con las manos en la espalda apunto de clavarme un cuchillo directo al corazón.
—Por favor, no lo hagas— le rogué llorando pero él no me respondió. Sólo alejó un poco el cuchillo, miró a un lado y volvió a acercarlo a mi pecho, podía sentir la punta rozar mi piel mientras me miraba directamente a los ojos. Los suyos tenían un color marrón que brillaba gracias a la pálida luz de luna que bañaba su rostro.—, por favor — volví a decir suplicante, pero por un segundo me quedé sin esperanzas, así que sólo susurre—.Hazlo rápido. — alejó el arma de mí con velocidad y luego me acercó la punta con fuerza, parando justo antes de clavarla.—Lárgate — dijo soltándome y dándome la espalda — ¿Qué? —dije alejándome un poco.—¡Sólo lárgate! — gritó y empezó a caminar lejos de mí—¿Por qué no me has matado? — susurré y él se volteó bruscamente.— ¡Porque me dio la gana! Ahora largo de aquí antes de que me arrepienta.—Gracias — susurré y salí corriendo, ¿Por qué no me mato? Pensándolo bien ¿qué hice para que me quisiera matar? Iba pensando mientras corría de vuelta a casa, llegué y entré corriendo. Subí a mi cama, me acosté dispuesta a dormir pero no podía, esa duda no me dejaba ¿Por qué no lo hizo? No tenía respuesta así que decidí averiguarlo, pero algo que no sabía era que este "misterio" cambiaría mi vida. No sé si para bien o para mal.. Pero lo haría...
