Parte 1 - El cumpleaños

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—¿Es para mí?— Nina sonríe con un brillo excepcional en los ojos a ver un pequeño paquete en las manos de uno de sus custodios entregandoselo a ella.

No estaba segura de quién se lo había enviado, y la ilusión era más que nada por el simple hecho de que alguien se había acordado de que era su cumpleaños y, qué claramente, ese alguien le quería dar una sorpresa.

Si bien, era una persona que tenía muchas amistades, se consideraba más fiel a su grupo de dos o tres personas.

Y gracias a eso, era consciente que ni Amanda ni su mano derecha le habían enviado aquello.

—El correo lo acaba de dejar en la puerta, por cierto, feliz cumpleaños, señorita Valentina espero que tenga un gran día.— Anuncia.

Ella sonríe y le agradece educadamente el saludo, sin decir una sola palabra.

Toma asiento en el sillón de su living y abre el paquete entusiasmada.

No esperaba un regalo de cumpleaños tan temprano, pero recibir algo la emocionaba, porque eso sólo significaba que alguien había puesto tiempo y esmero en elegir algo para ella, sin siquiera saber aún de quién se trataba.

Tuerce su cejas al no encontrar ninguna nota de quién puede ser el destinatario del mismo.

—¡Odio los misterios!— Murmura.

El paquete consta de una caja de la marca de joyería Pandora con un charm de plata y oro, sonríe porque son sus pulseras favoritas, el dije es de la rueda del ojo de Londres.

No es una atracción a la que se haya subido nunca, pero tiene un recuerdo muy fresco en la cabeza de estar en un balcón, el cuál no reconoce, ni recuerda dónde es, con esa impresionante vista hacia la rueda.

—Es...— Le encanta, pero se encuentra aturdida al no encontrar destinatario, y al no recordar de dónde es la locación en la que ella la miraba.

Es por eso que el regalo le genera algunos sentimientos encontrados, el primero emoción y el segundo melancolía.

No obstante, suspira con una sonrisa de dientes sellados y se lo coloca en su pulsera haciendo juego con los demás dijes.

—Ya encontraremos a tu destinatario, y le podremos agradecer en persona.— Murmura tocando la rueda.

Y observando su tercer pulsera de Pandora colgando de su delicada muñeca.

Siempre qué se quedaba observando la misma qué sentía que se ahogaba, era la sensación más espantosa del mundo, y reconocía perfectamente porque es que se sentía de esa manera, a pesar de que no lo quisiera expresar para el exterior.

Ni siquiera para con su psicólogo.

Amaba esas pulseras, pero nunca podía llegar al momento de encontrar en su cabeza el recuerdo de cuándo fue la primera vez que se compró una, aúnque, ahora mismo, que alguien le envió uno de sus charms, se da cuenta, de qué, probablemente, no haya sido una compra de su propia mano, sino que un regalo.

Y gracias a esa simple conclusión es que se siente mucho más perturbada de lo común cuando las observa.

De todas formas aquello se vuelve cada vez más interesante cuándo siente que no puede deshacerse de las mismas, que tienen que estar allí por algo, por más que no sepan el verdadero porqué.

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—¡Feliz cumpleaños, vida!— Murmura en su cuello, dejando un beso húmedo en él.

ElijahWhere stories live. Discover now