III: La gota que rebasó el vaso

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Esta desesperación me quema. Todo el tiempo perdido, transformado en recuerdos me inunda, y me llevan como corriente de río indomable.

Inmersa en mis pensamientos, sentada frente al escritorio en mi habitación, medito en tan dolorosa experiencia. Quisiera arrancarme esto sentimientos y encapsularlos, botarlos lejos y no sentir más. Mi mente se va en espiral. Maldición, necesito emerger. Esto no puede durar para siempre. Debo aplicar lo que Liam decía: "Nada dura para siempre".

Ya no aguanto más, quiero liberar estrés. 


Son alrededor de las nueve de la mañana. Y aunque ya corrí temprano, siento que tengo energía acumulada. Así que decido correr de nuevo. Estoy como loca.

Me pongo mis zapatos y salgo.

Como las vacaciones de primavera se acercan, muchos estudiantes se están yendo a sus destinos de vacaciones o casas; sin embargo, el campus lleno de vida aún, debido a que algunos profesores están trabajando en las actividades de cierre de materia. Es tan frustrante que haya tantas personas cuando solo quiero estar sola. ¡Esto apesta!

Voy por los jardines del campus. Mis pensamientos están tan revueltos como huevos para el desayuno; han pasado veinte minutos, y siento que nada mejora... y nada lo está.

Siento un fuerte golpe en la espalda, por lo que me detengo y miro hacia atrás confundida.

— ¡Maldita zorra de mierda! —Grita una mujer.

Puedo reconocer la voz, es la muchacha que estaba con Liam. Siento algo caliente. La maldita me había tirado un vaso de café. Otro dolor, gracias. Todos miran.    


—Saffron, ¿por qué hiciste eso? —Pregunta Liam, su expresión es clara. Quiere que la tierra lo trague. — ¿Estás bien, Gracie?

— ¿Gracie? ¿Así le dices a tu puta? ¡Maldita! —La tipa se abalanza sobre mí.

Me hala el cabello.

— ¿Cómo te atreviste a meterte con mi hombre, zorra arrastrada?

—Suéltame, aquí la arrastrada eres tú —le grito luchando para que me suelte.

—Liam me lo contó todo. Eres una zorra.


¿Con qué habrá salido ese maldito ahora?

Trato de zafarme, pero la perra esta tiene fuerza. Nah, voy a halarle el cabello, a ver si así me suelta. ¡Ah! No funciona, me hala el con más fuerza.

—Chicas, por favor, basta. Saffron, no tienes por qué hacer esto —grita Liam, y la toma por la cintura.

—Suéltame, idiota. ¡Quiero destrozar a esta maldita! —grita aferrándose a mi cabello más fuerte.

Todos nos miran, qué vergüenza. Te odio, Liam Ashleydale. Maldigo el día que te conocí. La zorra esta parece una boxeadora, debido a la fuerza que tiene para pelear. Cuando la vi por primera vez, pensé que no movía ni un libro para no quebrarse las uñas, pero ahora noto que es una hiena. Ya veo que solo piensa con la vagina. ¿Será que no razona que él nos engañó a las dos?


—Escucha a tu noviecito, zorra. Suéltame —grito.

Nos graban, y algunos cuchichean de lo que están viendo. En mi vida nunca me había sentido tan humillada. Y encima del dolor de cabeza que me está provocando la sucia esta, mi espalda me arde.

Por amarte peligrosamenteWhere stories live. Discover now