Capitulo 2

11.8K 1.8K 1K
                                    

La campana sonó y la clase terminó, pero gracias al idiota e intimidante John debía quedarme una hora más en la maldita sala de detención.

—Bueno, al menos no estaremos solos. —Susurré para mí mismo.

Pues sí, los planetas se alinearon y el fin del mundo se acercaba porque no había nadie en detención... ¡Todos los malditos días el salón explotaba de gente, pero justo hoy no!

Me aleje de John lo más qué pude, estaba lo suficientemente enojado como para partirle el libro de química por la cabeza, quedando uno en una punta y el otro en la otra.

Luego de 30 minutos de un silencio absoluto, sonó el último timbre que avisaba que la escuela ya iba a cerrar sus puertas por ese día. Mientras recogía mis cosas, la voz más irritante que conocí en mi vida habló:

—Puedo oler tu enojo Ben diez. —Canturreó.

Decidí ignorarlo, pues tampoco creo que le importe que este enojado con el.

— ¡Oh vamos Ben! —Se dio la vuelta para observarme.

— ¿Qué quieres ahora? —Respondí.

—Un beso tuyo, guapo. —Dijo sarcástico—. La tarea de Matemática.

—No.

—No fue...

—Déjame en paz, búscate otro conejillo qué te pase la tarea. —Lo interrumpí—.  ¿Quién te crees que eres? Ya no me interesa John, eres un abusivo, por eso tienes amigos, porque tienen miedo que les hagas algo si no te incluyen.

Él se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacía mi lentamente, intentaba intimidarme pero no lo iba a lograr, no más.

Dejen me retracto... Tomé mis cosas y comencé a correr lo más rápido que pude, obviamente don "te persigo porque quiero robarte la sencilla tarea" venía detrás de mí.

Llegamos al campo de Lacrosse y me pregunté porque no podía alcanzarme si él es capitán del equipo... Pues, estaba fingiendo, pero para cuando me di cuenta me había lanzado al suelo y se había subido encima mío, tomo mis manos y las llevo arriba de mi cabeza para que no me moviera.

— ¡Suéltame idiota! —Dije.

El solo reía.

— ¿Ahora me vas a dar la tarea, Ben? —Dijo.

—Nunca. —Le lancé una mirada desafiante.

De un momento a otro su mirada cambió y sentía como si... ¿Quisiera besarme? ¡Ja! Imaginas Ben.

—Pues... —No le salían las palabras.

— ¿Me vas a soltar? —Interrumpí.

—Si... ¡Sí! —Dijo quitándose nervioso de encima mío.

—Gracias. —Dije mientras me paraba.

— ¡Pero yo me llevo esto! dijo corriendo y agitando mi tarea de Matemática.

— ¡Maldito! —Grité pues se estaba alejando.

— ¡Te molestaré mucho está noche Bencito!

¿Esta noche..?

—Maldito él y su fuerza. —Resoplé.

Y sin más me fui en dirección a mi casa. En el camino no pude evitar lo que había pasado con John, no me incomodaba qué estuviese encima de mí... Bueno, es raro, pero más raro aún fue cuando se me quedo mirando atentamente y no le salían las palabras.

¿Y si John era bisexual? Esa pregunta nunca había rondado en mi cabeza, la homofobia no era algo qué estuviese en su idioma, de hecho la odiaba, pues su padre... Sus padres y sí, tiene dos padres y sí, él es adoptado.

¿Y si yo era el bisexual? Por favor, bueno, no... O eso creo... ¡¿Pero por qué me estoy haciendo todas estas preguntas?!

— ¡Hola mi bebé favorito! —Dijo mi padre cuando me vio entrar.

—Hola pa. —Lo saludé sin ganas.

Con el siempre bromeaba... O él bromeaba conmigo.

La tarde continuó, leyendo comics y viendo videos en internet, como todas las aburridas tardes. La casa de enfrente, la cuál era la de John, explotaba en música y risas de idiotas que alababan a uno mayor.

Me asomé por mi ventana, la cuál daba exactamente allí y choqué con John. Su cabello rizado color café y sus ojos verdes flamante hipnotizaban a las chicas que estaban con él, lo miraban como si fuese un jefe, el alfa de la manada...

La noche cayó de un momento a otro, mi habitación daba justo con una puerta hacía el tejado, de donde empezaron a provenir los mismos ruidos de la mayoría de noches.

— ¡Vamos maldito cobarde! —Me dije a mi mismo levantándome de la cama.

Mañana tenia examen, debía descansar bien o si no fallaría.

—Increíble, lo voy a lograr. —Volví a decir para mí mismo mientras caminaba hacia una dirección.

Tomé mi fiel bate y comencé a subir las escaleras hacía el tejado... Tome la puerta y la comencé abrir despacio, para que sea lo que sea no se ahuyentara.

— ¡Qué demonios! —Grité.

— ¡Luego de cuatro largos años decides hacerme compañía Bencito! —Dijo...

¿John?

¡Alejate de mi tejado, John! [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora