La marca.

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Me encontraba en la mansión Malfoy a petición de mi padrino, la razón la desconocía como casi siempre y también como ya era costumbre el dolor y ardor de mi nuca persistían en mi.
La mansión era demasiado grande y fría incluso terrorífica pero única, caminaba por los pasillos hasta que llegue a un cuarto de donde provenían voces me acerqué y sólo se escuchaban pasos, de pronto el dolor de mi nuca se esparció por mi espalda dejando un gran ardor por lo que preferí irme pero justo antes de irme escuché algo peculiar

- Mi señor me honra su llegada pero Esbeidy está aquí y creo que no es momento de que lo conozca aún - dijo mi padrino y entonces apesar del dolor decidí quedarme a escuchar

- Lo sé, Lucius simplemente quería oler su presencia en esta casa -

- Mi señor - escuché una voz conocida así que me asome un poco y ví a Bellatrix incada hacía un sofá en el cual sólo se vislumbraba unos pies descalzos y blancos con una túnica negra

- ¿si Bellatrix? - respondió el sujeto del sofá

- En mi opinión creo que la chica no tiene lo necesario para lo que la necesitamos - me sorprendí

- Bellatrix, la chica fué elegida desde antes de nacer y yo fuí quien la eligió... ¿acaso me estás cuestionando? - escuché como daban un golpe en el mango del sofá

- no mi señor -

- La chica por más torpe que fuera que realmente lo dudo, digo, ve a su madre con lo que me hubiese encantado tenerla entre mis filas pero eligió el lado incorrecto, su padre no es tan malo pero no es el mejor, en el momento en el que la poción maldita se impregno en su sangre ella obtuvo el doble de fuerza... Ella es la mejor arma que tengo contra Dumbledore, quién la está preparando para satisfacer mi sed de la muerte de él mismo -

Sorprendida y con lágrimas apenas y pude correr hasta el jardín en el cual apenas puse mis pies en el me desvanecí, el dolor era cada vez peor pero no sabía que dolía más el saber lo que soy o el dolor físico.

Desperté en la sala con los ojos de Draco sobre mi.

- ¿ estás bien? - pregunto y me acomodé

- No - me levanté

- ¿quieres que mandé una lechuza a tu mamá? - suspiré y caminé a la salida

- No -

Todo a mi alrededor no tenía sentido, todo estaba mal... Yo era un arma, había sido planeada desde mi nacimiento. Siempre que pienso que hay algo que Voldemort no puede arruinar me equivoco pero tengo que hacer algo para poder utilizar el poder que me ha dado en su contra así me cueste la vida misma.

Mañana tengo que regresar a Hogwarts y eso es en lo que me tengo que enfocar, en prepararme y poder manejar todo lo que tengo en mi.

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Primero de Septiembre había llegado y yo estaba ya en un apartado del tren esperando a los chicos mientras veía por la ventana a los de primer año despedirse de sus padres con toda la ilusión de ser el mejor mago, No tenía claro aún si decirles lo que sabía a los chicos.

Escuché a la puerta abrirse. 

- Hola, Esbeidy - una voz nerviosa se dirigió a mi y yo sonreí al ver a Harry por delante siguiéndole Ron, Hermione y Yos.

- Los extrañé tanto - los abracé a todos al mismo tiempo luchando contra no caernos 

- nosotros también ¿cómo estás? - dijo Yos 

Los solté y tomamos lugar mientras Ron acomodaba algunas cosas en los estanteros de arriba 

- bien, me costó un poco recuperarme pero aquí estoy - trate de ocultar mi angustia 

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