II

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—Una oportunidad ¿tú estás loca? —gritó Charles tirado en el sofá de su estudio.

Raven rodó los ojos acomodándose en el sofá de enfrente mientras acariciaba suavemente su barriga. David acababa de dormirse, por lo que se habían permitido conversar del tema más reciente, Erik Lehnsherr.

—Claro Charles. Tú nunca te equivocas, tú sufriste por el abandono de Erik en Gran Bretaña, tanto así que te casaste y tuviste un hijo —dijo con la voz cargada de molestia y sarcasmo. —Sí, eres perfecto Charles.

Charles apretó la mandíbula, totalmente iracundo. —Para de defenderlo ¿eres mi amiga o la de él?

—Y tú para de hacerte la víctima, no vine aquí a decirte, ay pobre de ti sufriste tanto —habló Raven con voz lastimera. —Vine aquí como tu mejor amiga a darte un toque de realidad, tú también le debes una explicación. Te casaste Charles, toda esta mierda es porque es Magda, para de una vez por todas con el infantilismo, ella seguirá siendo la zorra que siempre ha sido, pero por favor tú ya deberías comenzar a utilizar tus neuronas para actuar como el padre y adulto que eres.

Raven respiró profundo, a veces sus reacciones eran peor de las que se imaginaba, las hormonas realmente la tenían cambiando sus ánimos como si fueran una montaña rusa. Pero ahora esto lo valía, Charles se estaba comportando como un idiota, además de que sabía que esos dos estaban más que enamorados y se debían tantas conversaciones que el paso que había dado Erik hace unas noches realmente Raven se lo aplaudía.

El silencio fue profundo. —Vaya —fue lo único capaz de decir el castaño.

—Te quiero Charles, pero ni siquiera yo tuve mis explicaciones de cómo una chica de cuál te referías como la rubia sonriente paso a ser tu esposa. Tampoco entendí en que momento ella se hizo dueña de tu vida y decisiones, menos entendí por qué tú permitiste todo aquello —se llevó la delicada taza de porcelana a los labios, tomando un sorbo de té tibio para aclarar la garganta.

—Erik tiene razón no tenía nada que ofrecerte, también necesitaba su propia independencia y no estar viviendo bajo tu sombra —Charles ahora la miraba atento procesando cada palabra dicha por la rubia. —Las cosas ya están hechas, por ambos lados, pero ambos son solteros, dale una oportunidad. No te digo que vayas y le abras las piernas, pero date la oportunidad de perdonar a Erik como yo lo hice contigo.

Charles rio un poco mientras asentía, por eso Raven era su mejor amiga. Ella era racional, no actuaba como él, que era un infantil en los temas del amor.

Charles corrió hacia Raven colocándose de cuclillas frente a ella. —Por eso hice tanta mierda todos estos años, me hizo falta mi conciencia —dio un beso en su adorable panza mientras la rubia sonreía enternecida.

—¿Te quedarás? —preguntó el oji-azul una vez de pie.

—Si no te molesta —dijo encogiéndose de hombros. —Azazel salió, noche de chicos —Raven soltó sin pensar.

Charles entendió casi al instante con quién estaba el marido de su mejor amiga. —Vamos a la cocina, tengo algo de hambre.

Ambos se dirigieron a la cocina y luego se una pequeña discusión respecto a lo que querían comer, pusieron manos a la obra. Raven había ganado y se encontraban frente a frente en la pequeña mesa de la cocina, comiendo caldo de pollo, tostadas con mantequilla y té.

—¿Raven? —consultó Charles limpiándose la boca.

—Sí, cariño —la rubia dejó a un lado su cuchara para prestarle atención.

—¿Qué has sabido de Erik estos últimos años? —las manos por una extraña razón le temblaban, supuso que era por el hecho de estar considerando realmente llamar al cobrizo para ser ahora él el que cuente su versión de la historia.

Reunión de estudiantes [CHERIK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora