II

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Luego de aquella cálida noche en esa ciudad española, la vida había transcurrido como siempre debió ser, las grabaciones del film habían finalizado y sus vidas nuevamente se vieron separadas. Pero esta vez ambos agradecieron la distancia, sumergidos en sus vidas y en sus trabajos habían hecho desaparecer por completo la poca comunicación que aún mantenían, pero algunas tardes grises en algún punto del mundo en el que se encontrara uno de los dos extrañaban al contrario y a veces casi con locura, esos días eran los ideales para escaparse juntos a esa pequeña casa de campo en que llevaron a cabo los días más felices y pasionales de su tormentosa relación.

La promoción de su próximo estreno lo tenía casi colapsado, por lo que había agradecido haber salido a divertirse el fin de semana a la fiesta de Halloween que había asistido disfrazado de marinero.

Descanso su taza de café en la barra observando por su ventana mientras respiraba lentamente, su móvil no había parado de sonar debido a los mensajes de sus fans por aquella foto que según su pensamiento pasaría desapercibida. Había generado lo que su subconsciente sabía que pasaría, una ola de felicitaciones y corazones rotos, como también una ola más grande de insultos y odio hacía Lisa, lo que era un tanto frustrante al momento de leer algunos de esos comentarios.

Perdido en sus pensamientos no oyó como la llave giraba en la entrada principal, como tampoco el sonido de pasos al interior de su casa. Cuando un juego de llaves cayó sonoramente en la pequeña mesa de la cocina James se sobresaltó soltando un grito.

Con una mano en el pecho y la respiración agitada giró, su sorpresa fue mayor al ver a Michael parado ahí, en su casa, exactamente en su cocina con cara de póker. Le sostuvo la mirada un segundo tratando de leer algo en sus verdes ojos, como en los viejos tiempos, pero no consiguió nada.

El aire que se respiraba era denso y cada vez a James se le hacía más dificultosa la respiración, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar, miró por el rabillo del ojo algo diferente a los ojos claros del mayor mientras recordaba el café aun humeante que descansaba a sus espaldas.

—¿Quieres café?—preguntó el oji-azul con la voz ronca y con infinidad de dudas rondándole la mente.

—Claro—la respuesta de Michael fue seca.

James se volteó tomó la taza favorita de Michael, la que aún conservaba y que no permitía que nadie utilizará. Sirvió el café en la taza desde la cafetera y relleno la suya. Puso ambas tazas en la mesa y se sentó quedando frente a Michael que aún estaba de pie.

El sonido rechinante de las patas de la silla contra el mármol del piso hizo que a James los nervios se le crisparan. Michael una vez sentado observó la taza un segundo y con una leve sonrisa en los labios tomo su primer sorbo.

Estar ahí frente a frente era algo que hace unos meses hubiera sido totalmente normal, pero ahora todo era diferente y estar de esa forma era incluso incómodo. James intentó concentrarse en todos los detalles de Michael, como iba vestido, como bebía café, como pestañeaba e incluso el sonido calmo de su respiración. Bebieron el café en silencio observándose el uno al otro. Michael fue el primero en terminar volviendo a poner aquella expresión neutra en su rostro.

James dudo un poco, pero tomando el valor necesario fue el primero en hablar nuevamente. —¿Te quedarás?

—¿No tienes nada que hacer?—Michael se levantó y caminó el pequeño trecho para dejar su taza en el lavaplatos.

—Se supone que Anne tenía que hacer algo y tal vez vendrá a dejar a Brendan—no se atrevía a levantarse, ya sentía que era demasiada su cercanía no soportaría tenerlo más cerca sin abalanzarse sobre él y besarlo como tanto su sistema le exigía.

Submergence [Mcfassy/Fassavoy/Mcbender]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora