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En una pequeña habitación dentro de la florería del pueblo, la joven chica de ojos anaranjados se encontraba acomodando parte de las flores recien cortadas y así dejarlas en su propia maceta para ir a la venta junto a las demás plantas

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En una pequeña habitación dentro de la florería del pueblo, la joven chica de ojos anaranjados se encontraba acomodando parte de las flores recien cortadas y así dejarlas en su propia maceta para ir a la venta junto a las demás plantas.

Se lavó las manos para quitar los restos de tierra que su quehacer dejó, así luego de secarlas sus acciones fueron interrumpidas por un chico de ojos del mismo tono.

— Neru, los Kagamines están afuera. Han venido a visitarte.

— ¿Los Kagamines después de tantas semanas? Espero no me estés tomando el pelo Nero — Dijo asombrada mientras llevo ambas manos hasta su cintura.

Su hermano menor se cruzó de brazos ofendido — Claro que no, ambos están afuera — Y tras esas palabras la chica sonrío y corrió hacia la entrada principal.

— ¡Chicos! — Gritó al verlos y los abrazo a ambos con dulzura y cariño — Que gusto me da verlos a ambos; ha pasado tanto tiempo desde que dejamos el paisajismo del castillo, ha sido difícil verlos desde entonces — Exclamó dudando de si misma, porque odiaba que su rutina de trabajo le haga aislarse de sus amigos.

— Así es... — Len susurró, porque era verdad. Desde que el padre de los Akita decidió dejar ser paisajista de los jardines del castillo, desde entonces abrieron una florería que ganó gran popularidad como una de las mejores, y no puede culpar a Neru... En cambió siente que él también puede poner de su parte para verla y no lo ha estado haciendo, porque tiene miedo de perder todo y lo nada que tiene con la muchacha de brillantes ojos anaranjados.

— Lo sentimos Neru, las cosas en el castillo van tan agitadas como siempre y necesitamos el dinero, ya sabes, nuestra madre esta bastante enferma — Se excusó, la chica asintió comprensible.

— Lo sé, sin resentimientos. No sabes el gusto que me da verte Len — Dijo sonriente, y el rubio sintió como su cuerpo comenzaba a temblar por esas simples palabras.

— P-pues... También me gustas... ¡Gusto! Me da gusto verte Neru — Se corrigió torpemente mientras su rostro tomaba un color carmín imposible de revertir.

La mayor de las Akitas se acercó agravando sus nervios y toco sus mejillas con delicadeza — ¿Te encuentras bien? Creo que tienes fiebre — Dijo antes de que él lo negará.

— Estoy bien, todo perfecto — Añadió incomodandose al ser analizado por Neru aprovechando su cercanía.

— Estas más apuesto Len, y ambos están más altos, agradezco su visita. Pero díganme, ya saben que con todo esto de la florería estoy aislada de los chismes; ¿Como han estado? ¿Como esta Miku? — Preguntó curiosa

Rin miraba las flores y miro hacia Neru solo para participar en la conversación —  Esta de novia. — Habló sacándolo una carcajada a su amiga.

— Si como no, que buena broma — Soltó una carcajada leve antes de sentarse y tomar unos ramos de flores y comenzar a separarlas una a una e ir acomodando en sus respectivos floreros.

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