Capitulo 2

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Lauren se definía a sí misma como una chica rara, solitaria y llena de problemas. Lo sabía porque mientras los demás en la sala de diálisis veían televisión, hablaban, leían un libro o se perdían en Twitter, ella terminaba el crucigrama que había estado haciendo antes de que la chica de la ventana la interrumpiera.

Lauren tenía una rutina simple, y le gustaba seguirla al pie de la letra.

Se levantaba a las cinco, siempre sorprendida de que su corazón rechazado hubiese sobrevivido una noche más. Tomaba sus medicinas para intentar que su estúpido cuerpo dejara de atacar al órgano que la mantenía con vida, comía un desayuno ligero, hacía un crucigrama y luego volvía a dormir hasta que su madre la despertaba para almorzar. Luego de esto subía a su habitación y miraba a través la ventana a la chica que lloraba queriendo consolarla, pero su Asperger no se lo permitía. Luego de mirar suficiente tiempo su madre iba a buscarla a su habitación e iban a sus citas diarias. Cuando no era la diálisis era el psicólogo, cuando no era el psicólogo era el cardiólogo, cuando no era el cardiólogo eran clases de piano con la señora Hansen, a las cuales asistía junto con Ally, su única amiga.

Lo único que le gustaba de todas sus actividades era ésta última: la música...

Tiempo atrás el psicólogo les había dicho a sus padres que ella estaba deprimida. Primero intentaron con grupos de apoyo, pero solo la deprimieron más. Luego intentaron otras cosas, pero no funcionaron. Las clases de piano eran las únicas que parecían hacerle sentir un poquito no tan deprimida. Finalmente llegaba a casa y, luego de cenar, recibir su dosis diaria de insulina y tomar más medicinas -entre ellas una pastilla para dormir- Lauren se quedaba profundamente dormida hasta el día siguiente. A veces, cuándo Lauren no podía dormir ni con ayuda de las medicinas, pintaba durante la noche, pero esto se salía de su rutina, lo cual lo hacía abandonarlo casi de inmediato.

Pero ese día, por primera vez, Lauren no se sintió mal al dejar su rutina.

Se suponía que Lauren debía ver a la chica, no hablar con ella -"En realidad, nos hemos escrito" Se interrumpió-, pero cuándo lo hizo se sintió tan bien que podría haberse salido de la rutina durante todo el día todos los días.

Esto jamás había sucedido con la señora Marta, su antigua vecina. La anciana señora solo la saludaba de vez en cuando, pero jamás hablaban. Y eso estaba bien.

Una voz interrumpió los pensamientos de Lauren.

XX: ¡Buenas tardes, Jauregui! -La saludó una voz que conocía bastante bien.

Lauren: Ally Brooke Hernández, acabas de interrumpir mi crucigrama.

Ally: Lo siento. Solo quería hacerte compañía. Puedo irme si quieres...

Lauren sacudió la cabeza casi de inmediato. Le encantaban los crucigramas, pero su madre sobreprotectora solo le permitía ver a Ally durante las diálisis y cuándo asistían a clases de piano, y en estas últimas hablar era imposible con la estricta señora Hansen como profesora.

Lauren: Quédate... Por favor.

Ally: Sabía que me necesitarías, Jauregui.

Lauren sonrió y luego hizo espacio para que Ally se sentara a su lado. En cuanto lo hizo, ambas se quedaron en silencio, escuchando el sonido de la máquina de diálisis. Entonces Lauren rodeo a Ally por la cintura con su brazo libre y apoyo su cabeza en su hombro.

Era un abrazo.

Algo torpe, pero lo era.

Ally respondió al abrazo de inmediato.

La chica de la ventana; Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora