CAPÍTULO 6

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Escucho que alguien toca el timbre de la casa y bajo corriendo las gradas con la esperanza de que sea Jules.

Pero cuando abro la puerta, es mi mamá quien entra con una mirada extrañada.

—Tardaste menos de un minuto— me dice tumbándose al sillón— ¿Esperas a alguien?

—A un amigo la verdad, ¿no trabajarías todo el día hoy?— traté de no sonar muy abusiva.

—Hay nuevos empleados, por lo que están recortando los turnos de los demás— se encogió de hombros—, éste amigo y tú... ¿están saliendo?

—Claro que no— me apresure a decir— Me ayudará a redecorar mi habitación.

—¿Nada más?— dijo con una ceja alzada.

Iba a contestarle, pero el timbre sonó una vez más.

Lanzándole una mirada de advertencia a mi madre, fui a abrir.

—Mel— dijo Jules con una sonrisa cuando abrí la puerta.

—Hola— dije con emoción, lo dejé entrar y cuando pasó por mi lado, depositó un beso en mi mejilla.

—Tú debes ser el amigo de mi hija— escuché a mi madre y, cerrando fuertemente los ojos, fui a la sala.

—Me llamo Jules Black. — se presentó él con formalidad.

—Un gusto Jules— le dijo mi madre tomando elegantemente su mano—, soy Michelle, la madre de Mel.

—El gusto es mío señora Williams

—No me digas "señora" me hace sentir vieja, dime Michelle.

—Okay, Michelle.

—Bueno— intervine—, me encanta esto de las presentaciones pero si no queremos que se nos haga tarde, deberíamos comenzar ya.

Tomo a Jules de la muñeca para llevármelo a mi habitación.

—Sean cuidadosos, el abuelo está tomando su siesta— dijo en doble sentido—, y recuerden que soy muy joven para ser abuela.

Cierro la puerta de mi habitación y evito a la mirada divertida de Jules, mi cara está demasiado roja.

—Disculpa a mi madre...— digo apenada.

—No te preocupes, me cae bien.

Me relajo y me doy cuenta de cómo se queda viendo mi habitación.

—Parece que un unicornio vomitó acá. — dice viendo el color rosa chillón de las paredes y los cuadros de mis famosos favoritos decorados con brillantina.

—Ese unicornio se llama Liza. — susurro para mí misma.

—¿Tienes una hermana?— no, al parecer él también lo escuchó.

—No, solo... es una vieja amiga la que me convenció de pintar y decorar así. — digo sintiendo una punzada en el corazón.

Por un momento consideré decirle que había sucedido, pero ese era el problema en mí, no solía contarle mis cosas personales a la primera persona que se me cruzara, menos luego de lo que me hicieron.

—¿Ella... murió?— dijo viéndome con pena, debió darse cuenta del dolor en mis palabras.

—No— me apresuré a decir—, ella y yo.... Ella y yo ya no somos tan amigas.

—Oh, por un momento pensé que... lo siento. — dijo con alivio y pena a la vez.

—Tranquilo, eso no importa— mentí—, mejor comencemos, así no se nos hace más tarde de lo que ya es.

Asintió y yo empezamos a colocar periódico por todo el suelo, para cubrirlo de que no le cayera pintura.

***

—No te lo puedo creer. — le dije a Jules sentándome mejor en la cama.

—¿Por qué no? No creo verme como un mujeriego, admito que tengo lo mío, pero no soy un mujeriego.

—Eso es lo que diría un mujeriego.

—Créeme, solo he tenido una novia, duramos cuatro años y luego ella se fue, no me he esmerado por buscar a alguien más. — se encogió de hombros restándole importancia.

Habíamos terminado de pintar las paredes del cuarto y debo decir que las 3 horas que habíamos pasado trabajando había valido la pena. El rosa chillón había desaparecido y en su lugar había puesto el celeste grisáceo que había comprado.

—¿Qué me dices de ti?

—Yo no he tenido muchos amores en mi vida tampoco, solo recuerdo a un niño en el kínder, que si ahora pienso mejor, nunca lo terminé.

—Eso quiere decir que lo has engañado durante años, traicionera. — se burló él.

Reí negando con la cabeza, había perdido la cuenta de cuantas veces en el día me había hecho reír.

—Después de él, solo tuve un novio. — digo con la mirada perdida.

—No terminó bien. — aseguró, le di la razón con un asentimiento.

—Duramos un año y medio. — me detuve recordando lo que Jules me había contado, Math también había salido con su prima, no quería decir nada de más.

—¿Y luego que pasó?— me dijo moviéndose inquieto a mi lado.

—No estoy lista para hablar de eso— le dije volviendo mi atención a él—, pero cuando lo esté, prometo que serás tú con quien hable.

—Espero cumplas con tu palabra. — dijo con una sonrisa cálida.

Jules vio la hora y dijo que era hora de irse, yo lo acompañé hasta la puerta y mi madre hizo su aparición, por suerte no dijo nada malo.

—Puedes venir cuando desees. — le dijo, Jules le agradeció y se fue en su auto, que hasta ahora me había dado cuenta que tenía, en la universidad nunca lo miré en auto.

Me voltee a ver a mi madre luego de cerrar la puerta.

—¿Qué? No dije nada malo. — dijo inocentemente.

—"Soy muy joven para ser abuela"— repito lo que había dicho.

—Estaba bromeando Mel, no seas amargada.

—Es solo mi amigo Michelle.

—Es muy apuesto Mellie, deberías considerar no dejarlo en la friendzone. — dijo tumbándose nuevamente en el sillón. Sentía que la adulta aquí era yo.

—Tú qué sabes de la "friendzone"— le digo extrañada de que alguien de su edad supiera siquiera lo que eso era.

—Lo suficiente como para saber que si lo friendzoneas, te arrepentirás.

Rodé los ojos. Amo a mi madre, y me encanta tener este tipo de conversaciones con ella, porque sentía que era una amiga de edad más avanzada.

—Michelle Williams, pensamientos profundos desde 2017— dije bromeando.

Ella solo me giño un ojo, me agache un poco para depositar un beso en su mejilla y luego me fui a mi habitación, debía cambiarme la blusa que Jules me había manchado en una mini guerra de pintura que habíamos tenido. Sonreí ante ese recuerdo.

Ante el recuerdo de su sonrisa, esa sonrisa que poco a poco me gustaba más.

La Vida que Soñé I || COMPLETA ||Where stories live. Discover now