Capítulo III - Setencia de muerte.

185 19 1
                                    


Despertó.
Y de inmediato deseo no haberlo hecho. Hoy era el día. En realidad no entendía el porqué de su miedo. Solo era saludar y firmar autógrafos. Sin embargo si recordaba las esporádicas visiones y las constantes pesadillas, quizás no era la mejor decisión, pero lo había prometido. Suspira y se sienta en la cama. Siendo honesto él conoce el motivo; teme que más personas se den cuenta de su locura.
<<Kishō>>, se limita a pronunciar su nombre mentalmente con la esperanza de que le infunda valor. Se levanta y comienza las preparaciones, asegurándose de quemar todos los puentes de manera que no tenga vuelta atrás.
Sale a la calle.
Ésta aún permanece tranquila y silenciosa. Echó a andar, pero lentamente casi arrastrando los pies, y por eso mismo estuvo a punto de perder el metro. El problema en realidad, es que solo estuvo a punto de perderlo. Llegó a su destino —la estación Oshiage— en aproximadamente veinte minutos, cuando el tiempo estimado era de media hora.
No había más explicación de que el mundo conspiraba en su contra o a ¿favor?
Quizás solo era cuestión de perspectiva.
Permaneció en ese estado de reflexión hasta que escuchó una voz a sus espaldas llamarlo. Se gira, encontrándose con un hombre envuelto en una imperturbable seriedad, en el cual no se leía ni el bien ni el mal. Lo conoce de sus pesadillas, "Hirako-san". Uno de los miembros del escuadrón cero.
Es aterrador.
   —¿Quién es usted?  —preguntó con cierta calma a pesar de saber la respuesta. Realmente quería era salir corriendo antes tener otra visión.
   —Mi hombre es Take Hirako, soy el asistente de Arima Kishō. He venido para llevarlo a la editorial donde se llevará a cabo la firma de autógrafos. —sus ojos lo enfocaron, y agregó con un tono que entumecería al mismo frío. —Sigame, un taxi nos espera.
   —Un momento, se supone que Arima-san vendría por mi.
   —Él no vendrá, surgieron algunos inconvenientes en su agenda. Es por eso que estoy aquí. Ahora debemos irnos, tenemos solo 15 minutos antes de la hora convenida.
Sasaki dejó caer los hombros con decepción. Esperaba ver a Arima, aunque se mantuvieron en contacto, deseaba verlo en persona y comprobar que realmente se encontraba bien.
Avanzaron en silencio hasta el taxi, una vez dentro Hirako habló:
    —La firma de autógrafos durará aproximadamente una hora. No habrá entrevistas, ni fotografías. Te acompañará el jefe de marketing de la editorial y el ilustrador en jefe. ¿Alguna duda?
   —¿Cuántas personas crees que vendrán?
   —El cupo es solo para quinientas personas.
Sasaki asintió con la cabeza y guardó silencio. Deseo no haber preguntado.
Durante el resto del trayecto no intercambiaron ni una sola palabra. Haise estaba demasiado perturbado para tratar de romperlo, y a Hirako le era indiferente.

***

La editorial Sueisha se alzaba imponente con sus paredes de cristales y estructura de acero en medio de un esplendoroso jardín.
Sasaki estaba fascinado.
Por los pasillos silenciosos resonaban sus pasos —Haise avanzaba como en un sueño—, finalmente Hirako abrió una puerta al final del pasillo.
Entraron y Hirako cerró la puerta tras de sí.
Lo recibieron en un salón impecable, luminoso, con sillones blancos —de una blancura excesiva—, y con un orden quizás demasiado perfecto. Solo estaban otras dos personas en la habitación, a quienes Sasaki inmediatamente identificó como Koori Ui y Furuta Nimura respectivamente. Sí, no había duda que era su día de suerte.
Furuta se le acercó, y lo abrazó repentinamente. El gesto le pareció invasivo e incomodo. Además aquel hombre tenía algo extraño.
   —Un placer conocerlo Sasaki-sensei —Su voz tenía un sonido suave, de amabilidad forzada. Se separa y lo mira— Eres lindo, por cierto soy Furuta Nimura, tu ilustrador y también impido bodas a tiempo parcial.
   —Un descuidado e impulsivo. En pocas palabras un imbécil. —resopló Koori con desdén. Tenía el rostro blanco y fino.
Sus facciones reflejaban delicadeza pero también una fuerza abrumadora
   —Eso fue cruel Koori-san, ¿Acaso me odia?
   —No, solo te aborrezco cordialmente.
Fuera lo que fuera que Sasaki había presentido de extraño en su ilustrador, desapareció cuando Hirako le anunció que ya era hora. Abandonó la habitación en silencio en compañia de los tres hombres.
   —Todo ira bien — los ojos de Koori reflejaban severidad pero también bondad, y añadió mientras caminaba a su lado— Solo recuerda, gracias y una gran sonrisa.
En cuanto llegaron todas las miradas  se clavaron en él y los murmullos comenzaron. Todo aquello, el ruido, las conversaciones y la multitud le dejó como aturdido. Así que cuando aquel grupo de abalanzó sobre él, suplicamos que le firmase un autógrafo pensó que se iba a desmayarse. <<No podemos dejar que el miedo nos domine>>, fue al recordar aquellas palabras que se sintió mejor, también ayudó el consejo de Koori porque una vez que pasó todo era lo único que recordaba; sonreír y gracias.
Volvieron al salón para tomar un refrigerio, donde Koori y Furuta siguieron discutiendo. Hirako le explicó que Furuta había causado la ira de Koori al cambiar las portadas de "el huevo de la cabra negra"  sin consultarlo y que eso había repercutido en las ventas. Pero Furuta seguía insistiendo en que él no lo había hecho, sin embargo las cámaras de seguridad probaban lo contrario.
Su buen humor se desvaneció. Apareció el miedo.
En ese momento el celular de Koori comenzó a vibrar causando que Sasaki se sobresaltara.
Contestó.
Bruscamente Koori se levantó y dijo con voz alterada, <<Pero, ¿va a estar bien?. Un breve pero pesado silencio se instaló en la habitación, hasta que Hirako preguntó:
   —¿Qué ha pasado?
Sasaki levantó la vista y se encontró con la mirada de Furuta.
Entonces lo supo.
   —Arima.... ha intentado suicidarse.

Good Night & Good MorningWhere stories live. Discover now