Capitulo 1.

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Respire hondo entrando en mi habitación y de seguido derrumbarme en la cama. Había sido un día agotador y terminó como lo imaginaba. No creía que Gabriela tuviera la dignidad de aparecer en clase, a no ser que lograse un milagro con el maquillaje.

Mi teléfono empezó a sonar y alargué con pereza mi brazo hasta topar con el aparato irritante.

— ¿Si?

— Ali, ¿quieres venir a celebrar tu victoria? — Rodé mis ojos en respuesta aún sabiendo que no me vería, West podría llegar a ser un maldito pesado.

— Quiero dormir West, he estado todo el día sin sentarme. Además —añadí—, iría para celebrar si hubiera sido una pelea difícil. Pero lo que he tenido ha sido como quitarle un caramelo a un niño —. Se escuchó como se reía.

— Eres una amargada — dijo después de reírse.

— No, que va — respondí incrédula. Si no estuviera cansada, ahora estaría siguiendo la maratón de Fast and furious. — Encima mañana hay clase, me voy a reír cuando vea vuestras caras a primera hora — añadí cuando escuché a Luke y Noah gritar mi nombre de fondo.

— Nada chicos, la amargada se queda en casa — dijo dirigiéndose a su compañía — pues eso, chica mala, a dormir.

— Sí, no os desmadréis mucho — respondí.

— No prometo nada, descansa.

Después de una ducha larga, deje que el sueño se apoderara de mi.

Corrí y corrí, hasta encontrarme en un callejón sin salida.

—¡Alison!

Mierda, mi madre. No podía correr más, el muro detenía mi paso, busqué alguna otra salida pero seguía atrapada. Mi voz y los gritos de mi madre hacían eco contra las paredes.

Sabía que ella se encontraba detrás de ellas, estaba segura. Golpeé, pataleé una y otra vez el muro gritando, me dolían los pies y mis manos ardían, pero nada, no podía hacer nada. Algo hizo que los latidos mi corazón de detuvieran por un segundo, un disparo. En aquel mismo instante supe que era tarde. La había perdido, otra vez.

Desperté sudorosa y con lágrimas cayendo descontroladamente por mis mejillas. Mi pulso parecía estar en una maratón. Ya era la quinta noche... La quinta que no dormía por las pesadillas. Cogí el móvil; 4 de la mañana.

Me deshice del pijama, de mi ropa interior y entre en la ducha. El agua caliente hizo que mi piel se relajara después de tanta tensión. Tras una media hora salí y envolví mi cuerpo con una toalla, me sequé el pelo antes de vestirme.

Tomé un vaso de leche fría y me senté en el sofá, me quedé viendo Friends hasta que llegara la hora de irme a clases.

Vivía sola desde la muerte de mi madre, que fue asesinada por los compañeros de trabajo de mi padre, razón suficiente para que ese hombre no tuviera nada que ver conmigo. James Scoot, ese es su nombre.

Padre; si es que se le podría llamar así. Cuando murió mi madre desapareció y ya no lo volví a ver más.

Y no debía quejarme, puesto que tenerlo lejos era lo mejor.

Miré la hora, 6:30. Cogí mis cosas y salí de casa en dirección al instituto mientras escuchaba música. Al llegar todos fijaron su miraba en mi, ya estaba acostumbrada. Todos sabían de mis peleas ya que la mayoría eran espectadores.

El pasillo se había llenado de murmullos y susurros. Caminé a mi taquilla y la abrí para dejar mis libros. Cerré y me di la vuelta, recibí un golpe muy fuerte en la cara. Gemí de dolor y por el impacto. Escuché un gruñido.

— ¿No puedes ser más torpe?

Oh, ¿perdona? Levante mi mirada.

— ¿Perdón? Eres tú el descuidado, la próxima vez abres con cuidado tu taquilla, imbécil — deje salir las palabras con rencor mientras que frotaba mi frente para que se pasara el dolor.

— Perdonada.

Los murmullos se habían detenido convirtiéndonos en el centro de atención del pasillo.

— Que te den.

El rió negando con la cabeza.

Debía admitir que era realmente atractivo.

— ¿Y con esa boca comes muñeca? — Se acercó lentamente.

— Si, guapo.

Lo miré por última vez y di media vuelta para irme a clase de biología. El castaño sería nuevo aquí, lo que explicaría esa actitud hacia mi, ya que nadie me dirigía una palabra, por miedo o porque no solía caer muy bien. 

BLOW { I Trilogía Scoot }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora