II - c

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¡Ella es mi mejor amiga! Obviamente le iba a contar. Además, había algo que daba vueltas en mi mente. Algo que quería hacer, relacionado con mis padres y el odio de mi madre.

–Sofía –empecé, y ella se dio vuelta–, tengo algo que decirte.

Ella frunció el ceño–Vamos, dímelo.

Me miré las manos un momento, y sin voltear mi mirada a ella en ningún momento, lo solté–Tengo poderes.

Nos quedamos calladas, y me atreví a ver su rostro. Ella me miraba confundida, negando con la cabeza– ¿Qué? ¿Puedes volar? No, espera, ¿puedes desintegrar cosas con la mirada?

Reí ante sus tonterías–Lo descubrí ayer. Ya sabes que tengo un diario. Bueno, por una vez, decidí escribir algo bueno en él. En vez de poner lo mal que me había ido, cambie la historia. Cuando lo hice, volví atrás en el tiempo y pasó lo que yo había escrito.

–Es imposible –se negó ella–. ¿Dónde están las cámaras?

– ¡Es en serio! –dije, enojada–. Si quieres, te lo mostraré hoy, cuando salgamos del colegio. Ven a mi casa y viajaremos en el tiempo.

–Bien –aceptó ella, y siguió mirando al pizarrón, ignorándome.

Después de eso estuve muy nerviosa. Contarle eso a mi amiga había sido un alivio, sin duda, de todas maneras. ¿Todo superhéroe tiene que tener su ayudante, no? Aunque no era yo la que tenía el poder, sino el diario.

¿Y cómo es que ese librito había adquirido eso?

–Lydia –me llamó Sofía, sacándome de mis pensamientos–, ¿por qué me lo contaste a mí?

– ¡Chica, eres mi única amiga! –reí, contagiándola–. ¿A quién más le diría sino? Tú serás mi secuaz.

–Me gusta la idea de ser tu ayudante –rió Sofía–. Claro, si es que dices la verdad.

–Esta tarde verás –le guiñe un ojo.

–Gracias por confiar en mí –me abrazó ella, y yo le correspondí.

Finalmente, la mañana acabó y nos fuimos juntas a mi casa. En cuanto llegamos, caminamos a mi habitación. Para mi buena suerte, mamá no estaba en casa. Nos habría jodido de haber estado acá.

–Muy bien –revoleé mi mochila en mi cama, y mi mejor amiga hizo lo mismo– ¿Qué vamos a hacer para que creas en mí?

– ¿Qué tienes en mente? –contestó, con una sonrisa maligna.

Sonreí. Esa es mi mejor amiga, no la idiota que se siente mal porque su novio la engaño–Pensé en ir al pasado para... revertir lo de mis padres...

Ella hizo una mueca–Pero entonces nunca nos habríamos conocido –me dijo, haciéndome entrar en razón–. Yo me acerqué porque siempre estabas sola, por lo que pasó con tus padres. No te relacionabas con nadie, y quise ser tu amiga.

–Es que me gustaría que mi madre no me menospreciara.

– ¡Déjala! Ella no sabe de lo que se pierde –me animó, pero yo no me sentí mejor en absoluto.

– ¿Y tú qué quieres hacer?

–Me gustaría hacerle una venganza al cabrón de mi ex novio –su mirada se oscureció, y se puso seria.

–No lo sé –indecisa, me di cuenta que tenía que elegir.

¿La amistad de una amiga o el amor de una madre? ¿La venganza a un imbécil o el conocer a mi padre? ¿Qué voy a hacer?

- Si decides hacer una venganza a su novio, pasa al capítulo II – g

- Si decides juntar a los padres de nuevo, pasa al capítulo II - h

Saltos en el TiempoWhere stories live. Discover now