Valor

407 63 2
                                    

Kagome.

Fingir una sonrisa frente al espejo, era tan difícil como tratar de engañar a mi madre. Sólo necesitaba recordar la ronca risa de Inuyasha o la forma en que Miroku le hacía fruncir el ceño con un solo comentario, para formar una sonrisa... pero, al ver que llevaba puesto el precioso vestido de novia, aquel del que me enamoré hace años, incluso antes de conocer a Houyo, y que me había quedado tan perfecto la primera vez...

Una horrible mezcla de aprehensión y náuseas, luchaban por borrar mi sonrisa.

—¿Todo bien, cariño? —preguntó mamá, encontrándose con mis ojos en el espejo.

Trague el repentino nudo en mi garganta, intentando relajar la tensión aunque fuera un poco.

—Nervios de novia, creo —respondí, dirigiéndole una pequeña sonrisa.

—¿Segura? —insistió.

Ahí estaba la madre preocupada que amo, a punto de hacerme confesar lo que mi corazón gritaba. Por más que no tuviese sentido, por más que fuera una locura.

¿Cómo terminaron las cosas así?

Afortunadamente, Sango apareció en ese momento, enviando a mi preocupada madre a sentarse en su lugar asignado. Algo que aceptó a regañadientes, no tragándose mi falsa sonrisa.

Estaba a punto de caminar por ese pasillo, a punto de dar los veintiún pasos hacia el altar en que sellaría mi futuro con Houyo... y sólo quería volver a ser niña, y poder refugiarme en los brazos de mi padre.

—Kag, ¿segura que estás bien? —me preguntó tras un minuto.

Cerré los ojos, armándome de valor mientras volteaba y la enfrentaba. Ansiando poder decirle "todavía amo a Houyo y me casaré con él".

—No —murmuré, apenas logrando contener las lágrimas que comenzaban a enturbiar mi visión—, ni un poco.

Sango me abrazó, y un par de lágrimas cayeron por mis mejillas.

Por ilógico y loco que pareciera, no me sentía con la más mínima ansia de continuar con los mismos planes. El futuro que había imaginado con Houyo, tan cálido y feliz, se había sumido en matices fríos. El "y si..." empañando todo.

—Yo-yo no... no debería... pero... —balbuceé, ahogándome en las emociones.

—Ay, Kagome...

—Sé que debería... yo debería...

Ella se apartó de mí, dándome una mirada cargada con tristeza y algo... que no supe descifrar.

—Tengo que contarte algo —dijo—. Tan solo deseo que seas feliz y no importa los tropiezos que tengas, quiero estar junto a ti en todo. Kag... —Un calosfrío atravesó mi cuerpo—, Taisho rompió su compromiso.

—¿Qué? —murmuré apenas.

¿Cómo fue posible que el tiempo se detuviera entonces? Que cada pequeña cosa a la que siempre me había aferrado, terminase desviándose a tal momento.

Asintiendo, Sango dio un paso atrás.

—Si, yo... creo que a veces hay que sacar valor de donde no lo haya y saltar al fuego, aún sabiendo que quizá nos quememos por completo.




[Si te ha gustado, dale a la estrellita, comenta y comparte :D Me ayudaría mucho ]  

Un día (Inuyasha -COMPLETO)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant