Jeon Jungkook nunca tuvo una vida sencilla, llevaba una vida oscura y atípica para tener 16 años.
Un día su vida cambia y, tras ese incidente, se verá solo en uno de los tantos infiernos en la tierra.
Sin tener la culpa, se le envía a aquel lugar d...
Los golpes en la puerta despertaron a Jungkook, quien, exaltado, miró a Jimin. El mayor dormía a su lado, como si poco le importara la presencia del guardia.
-Pacientes 005 y 003, al consultorio del Dr. Kim.- dijo el hombre y Kook sacudió a Jimin.
-Una ratito más, conejito~- pidió el mayor de firma dulce, tan dulce que el corazón de Kook se estremeció ante tanta ternura.
-Hyung, vamos, despierte...- volvió a decir Jeon, notando como Jimin comenzaba a abrir sus rasgadas orbes marrones. -Debemos ir con el Hyung...-
Cuando las palabras salieron de la boca del menor, Jimin, arqueó una ceja mirando al chico a su lado y al guardia. El mayor, se asentó a la orilla de la cama y pasó los dígitos por sus ojos, llevando consigo las posibles lagañas acumuladas.
Al cabo de unos minutos, ambos, a paso lento, siguieron al guardia, quien no dijo una palabra...
En cuanto llegaron a la consulta, el guardia los invitó a pasar, y cerró la puerta detrás de ellos.
Ambos, esperaron a que el olor a cuero y la soledad de siempre les dieran la bienvenida, más sin embargo no fue así...
Un leve humo de incienso recorría la estancia, dejando un camino de escénica dulce que embriagó a los cinco muchachos que estaban allí.
Tae miró a todos con un deje curioso e infantil en su mirada.
-Hobie~- llamó el moreno, obligando a su mayor a que abrazara su cintura. -Me aburro~-
Hoseok, quien estaba justo debajo del moreno, envolvió sus brazos en la cintura del otro y apoyó su frente en el hombro de este. Susurró algunas palabras en el oído del moreno, quien, se ruborizó y apretó ligeramente las piernas.
Nam, quien se encontraba sentado contra la pared, estaba más silencioso que nunca... Espectante...
Cuando la mirada de Kook se cruzó con la del peliplatinado, se estremeció. Es conocía bien esa intensa mirada... Mirada que lo obligaba a arrodillarse...
Jimin tomó la mano de Kook aún a la defensiva, mirando a Nam, flaqueando estrepitosamente. Podía entender la reacción de Jungkook... Más sin embargo, quería que el mas alto supiera que aquel chiquillo con dientes de conejo, le pertenecía...
Pronto, tras diez minutos de espera, Seokjin apareció. En cuanto cruzó el umbral los miró a todos y, una sonrisa de suficiencia y satisfacción brotó en sus labios...
-Buenas noches a todos.- sonrió, mostrando sus perfectos dientes blancos.
Tae dió un brinco desde el regazo de Hoseok y se encaminó a Jin, abrazándolo, dejando algunos besos en las mejillas del Doctor. Nam y Hoseok, por sus partes, gruñeron, exaltando a Jimin y a Kook, quienes miraban la escena anonadados.
Tae, asustado por Nam, volvió al regazo de Hobie, esta vez, abrazándolo.
-Lo siento mucho, Daddy...- murmuró el chico, recibiendo pronto un suspiro de parte de su chico.
-En fin... Se preguntarán, ¿Por qué estamos todos aquí reunidos?- se sonrió el mayor, tomando la palabra. -Bien, llevo años preparando esto.-
El mayor del grupo, buscó en su cajón y se sonrió cuando sus dígitos tomaron el metal.
Agitándose desde un aro de metal, las llaves grisáceas bailoteaban, una sonrisa brotó en sus labios una vez más y se maravilló de las reacciones de los presentes.
-Hyung... E-eso e-es...- tartamudeó Tae.
-Si, Taehyung, es la llave de Im. La tomé momentáneamente prestada.- respondió Jin.
Jimin y Kook miraban aquella llave como si fuese el más precioso tesoro que les estaba otorgando el destino. Hoseok y Tae, se mostraban ansiosos.
-He perdido la cuenta del tiempo que llevo aquí dentro...- comentó Hoseok, apoyando su frente esta vez, en la espalda de Tae, suspirando pesado. -Ni siquiera estoy seguro de querer salir...-
-Yo estoy seguro, quiero irme de aquí cuanto antes...- dijo Jimin, más seguro que nunca. Sin embargo, al terminar aquellas palabras, miró a Jungkook, entrelazando sus dedos con los del menor. -Queremos salir de aquí...-
Kook se ruborizó y sintió su corazón temblar.
-No pasará nada malo Hobie, eso espero al menos...- comentó Tae, acariciando el cabello del mayor.
Nam, aún se mantenía callado, mirando a Jin, mirando el movimiento de sus labios al hablar o, simplemente, mirando sus ojos. Si, definitivamente, estaba perdido...
Seokjin dicto las reglas del plan. El mismo abriría las celdas y sin esperar ni un momento, escaparían por loa conductos de ventilación. La llave abriría una fosa antigua, fosa en donde se encontraban, en descomposición, los cuerpos de aquellos pacientes que jamás reconocieron. Tras salir de la fosa, se arrastrarían por los drenajes y así finalmente, saldrían al exterior.
-A las cuatro en punto, un tren con destino a Myeong-dong pasará a un kilometro por el oeste... Se colarán en sus vagones y se perderán entre las sombras.- dió por terminada la explicación el mayor.
Casi todos asintieron y miraron a Jin, quien con una sonrisa, se acercaba a su gran escritorio.
-Aunque, nuestra cita de hoy no es solo para escapar...- apretó un botón y la pared de siempre se enrolló.
Las luces yacían bajas, rojas, al igual que las sabanas de la cama. Más sin embargo, como si se tratase de un regalo, la silueta de alguien que les daba la espalda, los esperaba. Los ojos de todos se posaron en aquellas caderas y en aquella fina lencería que recubría desde sus muslos a sus pies...
Lencería negra y blanca...
Lencería que resaltaba sobre la nívea piel, piel, marcada por un 002 en su hombro derecho.
-Hoyesnuestraultimanocheenesteinfierno.-
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