La gente sola y las camas dobles

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Que maricada, resulta que ahora que tengo espacio para girar una vez a la izquierda o una vez a la derecha, no giro a ninguna parte, porque ninguna vuelta da con tu espalda; a la derecha esta el frío, acurrucado como se acurrucan los niños de cinco años y me muerde las punticas de las tetas, a la izquierda se acomoda tu ausencia y cada vez que la toco me muerde las punticas del corazón.

Micro poemas/destinatarios; a convenir. Where stories live. Discover now