Entonces todo cambia, es un mundo nuevo, paralelo de la realidad pero sin reflejo de ella. Llegué a creer que estaba loco.
Traté de poner orden en mi cabeza, los intentos se me hicieron imposibles. La realidad la confundes con tus sueños, ahora parece que dejarse caer es más sencillo que empezar a caminar.
Tiemblas, nadie sabe si de frio o de miedo, pero tiemblas.
Te abandonas a la soledad,
te encierras en tus pensamientos
y te entierras en recuerdos,
ellos ya viven en tu cabeza.
¿Dolor? Dolor es no saber si son recuerdos o la pesadilla de la última noche que aún nos atormenta.
Empiezar a maquinar un plan para subsistir aquellos remordimientos que te corroen el alma y poco a poco también la vida. La opción de vivir o sobrevivir es miserable para quién merece un final letal. ¿Es qué a caso no es letal, también, vivir? Salir de ese agujero negro y sombras no es tu objetivo, colgarte del hilo más fino quizás sí. ¿Complicarse la vida o complicarse la muerte?
¿Ser o no ser ese ser que impide una minúscula lucidez
Llegas a un punto en el que no quieres tener que sobrevivir y es cuando te das cuenta de que la única forma de salir de ese agujero negro en el que te has metido, es luchando contra ti mismo. Luchar contra aquel ser que te impide estar en tus cabales ,ese que te impide dormir bien por las noches y de las cuales el único dolor que deja son aquellas terribles punzadas en las sienes.
Pienso en alguna forma de calmar los latidos de mi corazón, todo consiste en pensar, pensar y pensar....¿Algo sacaré de tanto estrujarme la cabeza ,no?
He llegado a creer que estaba enferma. He llegado a creer que lo era todo y nada. Ya no podía, ni sabia qué. Deje de ser, y ahora ya no soy.
Sin dolor, sin vida, sin alma. Sin.
