Cap. 5

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Sábado 9 pm.

-¿Es una cita?-Preguntó su madre risueña al ver a su hija tan bien vestida, elegante y sensual.

Noemia, con poca paciencia de tenerla allí desde las 5 de la tarde le contestó con pocas ganas mientras se aplicaba máscara en las pestañas y brillo en los labios.

-No, no es una cita. Es trabajo y por favor dale, subí que me tengo que ir.

-¡Es que nunca te vi así Noe! Y me gusta esta nueva Noemia.

¿Nueva Noemia? No, no quería dar esa impresión. Se detuvo en seco y le aclaró:

-No es una nueva Noemia, es la misma, pero fuera del uniforme de policía. Mamá basta...

-Tan linda mi amor, dejá que te voy a sacar una foto así la ve papá.

-Mamá por fav...

Pero no pudo terminar la frase, su madre ya la había fotografiado.

Entró al ascensor, marcó Planta Baja y esperó a llegar. Los segundos más cortos de su sábado los estaba pasando allí dentro, atrapada entre las cuatro paredes del ascensor y eso le sirvió para arrepentirse y entender que lo que estaba a punto de hacer era muy riesgoso. Y no sabía si estaba preparada, pero bien podía darse la vuelta y abandonarlo todo. 

O bien podía salir y demostrar que no le tenía miedo a nada.

Puso las llaves y antes de abrir la puerta se miró en el espejo de la entrada y se sorprendió a sí misma.

Zapatos negros de plataforma y tacón alto. Aprovechó los rulos que la humedad le habían hecho y se hizo un rodete de costado, dejándolos a la vista con algunos mechones caidos. Maquillaje suave, natural, pero no pasaba desapercibido.

Y por último, el complemento justo, el cual ningún hombre podría resistirse: Su vestido azul con un tajo que recorría toda su pierna izquierda.

Se veía sexy. De verdad que sí. Más que nunca era una mujer sexy y no le desagradaba, al contrario, le gustaba la idea de cambiar de imágen a pesar que le encantaba la Noemia que estaba dentro del uniforme de policía.

Abrió la puerta con seguridad, lista para empezar su papel de chica sexy y se quedó de piedra. Las miradas de sus compañeros la recibían impacientes.

Vestidos informales, de jean y camisa... Había más de uno que mostraba que detrás del uniforme tenían con qué conquistar mujeres.

Recorrió la mirada de todos aquellos, uno por uno como si estuviera buscando a alguien.

Y en verdad así era.

Allí estaba él, vestido con un jean negro y camisa azul. 

O'Hara: Más de piedra que ella.

-Al primero que diga algo le vuelo la cabeza de un tiro.-Dijo Noemia mientras se acomodaba por encima del vestido, el arma que llevaba del lado de la pierna que no tenía el tajo. 

-Excelente trabajo Noe...-Gritó Quiroga y los demás silvaron y aplaudieron.

-Quiroga... Mejor no comentes si no querés terminar mal.-Intentó reir a pesar de ruborizarse, estaba temblando. Nunca se había sentido el centro de atención para tantos hombres y por primera vez, lo estaba siendo.

-¡Buenoooo! No sea agresiva por favor, no insite a la violencia, Villafañez.-Le dijo  O'Hara  con una sonrisa en los labios mientras se aproximaba a ella para tomarla del brazo.

-Entonces alejése de mi o le aseguro que lo haré y le pegaré donde más le duele O'Hara. 

Se separó unos metros de él, como si de repente estar cerca de él le hiciera quemarse. No quería tratarlo así, ella lo quería, pero después de todo el único que tenía la culpa de que ella estuviera allí ahora, era él. Se arrepintió y cometió el error de girar su cabeza para mirarlo.

<<Perdoname, mi amor. Pero me estás volviendo loca y no puedo controlarlo.>>Pensó y de repente bajó la mirada. No tenía intenciones de que la descubrieran y si seguía mirándolo de esa manera, sin dudarlo, lo harían.

-¿Así vestida? Será un placer que lo haga Villafañez...-Le retrucó él con una sonrisa en sus labios que la hizo poner histérica.

Todos silvaron y rieron. Sin embargo, ella no lo hizo. Una vez más sintió que estaba haciendo lo incorrecto.

Tuvo miedo. ¿Cómo iba a reaccionar Martinez? 

Cuando O'Hara terminó de dar las indicaciones a su gente, dió la orden para que comenzaran a ir a Cocodrilo. No podrían llegar todos juntos o levantarían sospechas. Se quedaron Noemia, él y Quiroga, quien se había adelantado a subir al auto.

-Venga.-O'Hara tomó del brazo a Noemia y la acercó mucho más a el.

Casi estuvieron tan cerca como la vez que le desató el pelo.

Le tomó la cara y la puso de perfil a él. Ella se resistió pero no le impidió hacerlo, sabía que todo era profesional. Le sacó los aros que llevaba puestos y los colocó en su bolsillo. Después le puso unos nuevos.-Son auriculares.-Le explicó.

Y Noemia solo podía asentir. Cada vez que él estaba cerca suyo se sentía un papel manteca en un tornado.

Luego la giró y la puso de espaldas a él muy cerca suyo y sus intimidades reaccionaron y ella lo pudo notar. Había algo más que su corazón latiendo fuerte, también algo en O'Hara latía. Rapidamente, O'Hara, rodeó el cuello de ella con un pequeño colgante fino que sostenía una pequeña piedra negra.-Micrófonos sensibles.-Le dijo.

La volvió a agarrar del brazo y la giró hacia el para que pudiera mirarlo.

-Estará segura en todo momento.-Mirándo su mini cartera, le preguntó.-¿Llevás todo?

Y ella sin poder decir nada, una vez más, asintió.

Por un instante se miraron a los ojos, las pupilas de él estaban dilatadas. Estaba excitado y no sabía muy bien qué le ocurría cada vez que estaba así de cerca de Noemia.

Al verla aparecer tan sexy, arreglada y elegante tuvo que admitir que le dieron ganas de hacer algo: Seguir rompiendo el tajo del vestido de aquella mujer que lo estaba volviendo loco e investigar lo que la oscura tela cubría. 

Y su perfume...

Su perfume era lo que le hacía perder el control.

Y su mirada...

Su mirada, sobretodo, le hacía querer encarcelarla contra la pared y besarla con locura.

Trató de despejar las ideas de su cabeza o su otra cabeza acabaría por explotar.

-Ah, me olvidaba de esto.-Le dijo antes de acabar con todo aquello.

Sacó un frasco transparente, el mismo que le había dado la vez anterior y se lo dió por miedo a que no lo tuviera encima.

-Este frasco es para dormirlo, se lo dará a Martinez y él en cuestión de segundos quedará profundamente dormido. Cuando despierte, creerá que tuvo una excelente noche con una hermosa y sexy mujer y usted se ahorrará el tener que acostarse con él.

-No será necesario. ¿O se piensa que acepté esta propuesta solo porque debía dejar de ser una simple oficial para ser una sexy? Todo el mundo se divierte ¿Y yo qué? Utilizaré mis dotes y me divertiré, O'Hara. ¿Por qué no?-Le dijo con una sonrisa de oreja a oreja y se subió al auto.  Lo que hizo que él se irritara 

-Usted es profesional Villafañez, no me falle.-Le contestó inquieto desde fuera del auto cuando ella bajó la ventanilla.

-No le fallaré.-Y le guiñó el ojo.

Entonces él sintió una punzada. ¿De qué?

No lo sabía.

Lo único que sabía era que esa mujer estaba despertando algo en él que no cualquiera lo hacía y  temía.

Temía que lograra despertar los sentidos de Martínez y Martínez los de ella.

Desde la ventanilla, Quiroga gritó que se apurara.

-La  Reina está por hacer su primer jugada... Tranquilo O'Hara...

Se susurró a sí mismo antes de subir al auto.

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JAQUE MATE-María S.Where stories live. Discover now