Todo lo que nunca te dije

A esa persona que apareció de la nada

No hacía tanto de ese momento, pero lo había olvidado. Bueno quizá olvidar es algo muy fuerte, más bien lo había guardado bajo llave en aquel baúl del alma, teniéndolo siempre presente por la necesidad, pero sin prestarle atención. Ese momento en el que me di cuenta que el amor de mi vida había llegado por pura casualidad; sin buscarlo, sin necesitarlo... llegó. 

Años después apareces tú, de nuevo sin esperarlo ha llamado el amor a mi puerta, y con miedo a lo que pueda pasar, le he abierto un pequeño hueco para que intente entrar... Se que no me conviene comenzar en este momento de mi vida otro juego de niños, pero tampoco puedo mentir, me apeteces. Por eso no te cerré la puerta, la dejé entrecerrada. Sinceramente pensé que con tu torpeza, o mejor dicho, tu dejadez, cerrarías tú sola la puerta. Sin embargo, aun que no suela equivocarme, contigo me equivoqué totalmente. No solo abriste la puerta con facilidad, si no que la dejaste demasiado abierta... lo suficiente para que ese simple juego de niños acabara por dejar huella en mi. No podía ser, una vez más había caído en la mayor tentación humana, el amor.

A pesar de ser muy diferente a mi, cuando estabas conmigo cambiabas, tratabas de hacer todo lo que a mi me gustaba. Ya solo conversar contigo se convirtió en mi mayor vicio y sin darme cuenta era incapaz de dejarlo. Me pasaba día y noche hablando contigo, lo suficiente para darme cuenta de una cosa; me hablabas y tratabas igual que yo hacía con mi primer amor. Me encantó ver que esa chica dura que jamás se enamoraba, conmigo era la chica más tierna y cariñosa del mundo. Sin ella quererlo había cambiado, se había enamorado.

Desde luego no se donde acabará esto, ahora mismo solo tonteamos y quedamos cuando podemos... habrá que ver en un futuro si acaba ganando el amor, y esos abrazos en el sofá durante las tardes de verano, se vuelve mi rutina en invierno... Como se suele decir, el tiempo pondrá las cosas en su sitio...