El fantasma en la escuela

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Se ven muchas cosas cuando se es maestra. Recuerdo que cuando era joven, en mi primer año de práctica docente como profesional me llevé la sorpresa de atender a un niño que era hijo de una prostituta. No habría podido adivinar que así fuese y la verdad es que ni siquiera me importaba porque dentro de casa muy poco yo puedo hacer, pero no fue sino hasta que el anterior maestro que tuvo al grupo en el que estaba este niño me lo comentó en tono de burla:

-Te los dejé bien domaditos, ¿Eh? Échales un ojo-

Sin muchas ganas de seguirle la conversación a un hombre que quería hacerme sentir como que me estaba haciendo un favor a mí por hacer bien su trabajo, asentí. Pero él continuó balbuceando.

-Ten cuidado con Andrés y Rigoberto, son los bullys del grupo... Bullys, qué manera más ingrata de llamar a los que te forman carácter, la verdad. Pinche generación mediocre que no aguanta nada, ¿No?-

-Ajá-

-Como sea. Entraron hechos un desmadre... Pero desmadre de verdad. Con cortes así muy cholos, al final de cada palabra le agregaban una ese y siempre que alguien se atrevía a cuestionarlos, su respuesta era "Porque chinga tu madre", ¿Cómo ves, eh, Lucía?-

-No, pues, qué horror- dije, sin mucho ánimo de alargar la conversación. El hombre, un maestro con más de treinta años de servicio, pelo caniento y arrugas prominentes en la frente y alrededor de los ojos, se rió escandalosamente.

-Pero yo los metí en cintura. Nomás necesitaban una mano firme, alguien que les gritara y les dijera que no. Aunque al inicio se ponían todos roñosos y me gritaban de cosas frente a todos, pero como vieron que sus amenazas nunca me afectaban al cabo de un tiempo dejaron de hacerlo. Pero yo no dejé de gritarles y castigarlos frente a los demás y eso creo que ayudó a que se calmaran. Vienen de un barrio muy pobre, casi a las afueras de la ciudad. Hacen como una hora en camión para llegar hasta la escuela... Su vida tan difícil y querían venir a la escuela a hacérsela más difícil a los demás, pero qué cabrones están los niños de hoy en día-

-Sí-

-Como sea. Una vez me tocó hacer la guardia, ya sabes, de esas en las que tienes que llegar veinte minutos antes y pararte como pendejo en la entrada de la escuela para recibir a los escuincles... Y vi cómo estos dos mocosos le estaban acomodando una madriza a un niño más pequeño. Llegué corriendo y gritando para ahuyentarlos pero los dos mensos ni siquiera intentaron correr. Se quedaron ahí, mirándome como si ellos tuvieran la razón y les pregunté que qué estaba pasando. El pobre niño estaba chille y chille... Tendría como unos siete años. Tenía un raspón en la frente y le salía sangre de la boca.

"-Le estaba doliendo el diente y nomás lo ayudábamos, maistro- dijo Rigoberto. Miré al niñito pero él negaba con la cabeza.

-¿Tons porqué está diciendo que no es cierto?-

-Porque no sabe lo que dice. Nos pidió ayuda y luego cuando ya le dolió quiere echarnos la culpa- dijo Andrés, enojado.

-A ver, a ver, ¿Eso es cierto, niño?-

Pero el niño seguía llorando y ya hasta le salían los mocos por la nariz. Se los sorbió y luego me miró, bien enojado y digno él:

-Nocierto, maestro, ellos me pegaron porque soy un hijo de puta rico-

Me quedé pasmado ante tal vocabulario. Sé que estas zonas son hostiles y humildes, pero, ¿Te imaginas a un mocoso de siete años llamándose a sí mismo "hijo de puta", Lucía?"-

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⏰ Last updated: May 20, 2017 ⏰

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