VII

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Pasearon por la ciudad visitando tiendas y un museo donde pudieron tomar varias fotos. McQueen disfrutaba bastante hacer turismo, era algo que no podía disfrutar a gusto cuando viajaba por carreras, y ahora tenia tiempo de sobra para mirar y explorar lo que él quisiera.
Francesco le enseñaba algunas frases en italiano para poder comprar por su cuenta, se reía ante tan mala pronunciación, era realmente adorable.

- Estoy exhausto. - Comentó él rubio mientras se estiraba tratando de tocar él cielo sentado en una banca.
- Por su puesto, nos levantamos temprano y desayunamos apenas.
- Heh, si. Realmente extraño él desayuno que preparaba tu mamá. - Menciono con una nostalgia algo exagerada pues llevaban un par de días sin ella nada más.
- Demosle una visita entonces. - Río con malicia Francesco.

...

- ¡Ya voy! - Avisó a quien llamaba con tanta gana al timbre de su casa.
Se quito él delantal y arregló su cabello para ir a abrir la puerta.
Sin saber si reír o llorar vio al par de corredores en la puerta de su casa, él rubio saludando inocentemente con la mano y su hijo agachado de hombros.
- Realmente no pueden vivir sin mi. - En ese momento Rayo supo de donde había salido Francesco.

La cena estuvo deliciosa como era de esperarse, McQueen comió con una sonrisa de oreja a oreja sintiendo cada sabor en su boca y como su hambre se saciaba por completo. ¿Como podría seguir viviendo al volver a casa? Sally solía cocinarle algunas veces, pero eso ya había quedado atrás.
- Le ayudo con eso Señora Bernoulli.- Se ofreció levantando los platos.
- Oh no te preocupes il mio bambino.
- No hay problema, es lo de menos. - Insistió.
Allegria le dio una picara mirada a Francesco que este no supo como interpretar. Podía ser un "Escogiste bien a mi futuro yerno" o un "Deberías ser como él".

- Realmente me ha gustado atenderlos este tiempo. - Comentó Allegria lavando los platos mientras rayo a su lado los secaba y guardaba.
- Debe ser algo aburrido tener sólo a Francesco.
- Y ni siquiera es que estemos juntos todo el tiempo. Es un hombre adulto, tiene su propia vida y su propio hogar. - Comentó.
- Le hubiese gustado tener otro hijo?
- Me habría costado mantenerlo. Francesco estaba mas grande cuando su padre falleció y eso aligeró el peso para mi.
- Oh, lo siento. - Se encogió el rubio.
-; non ti preoccupare, fue hace muchos años ya. Aunque un nieto seria lindo, pero Francesco jamás me ha presentado una ragazza formalmente. Creo que está bastante lejos de tener una familia. Moriré de vieja esperando un nieto. - Rió diciendo esto último para aligerar el tema de conversación.
Sin embargo McQueen se había quedado pensante con el plato seco en su mano.
Es cierto, Francesco había pasado los 30 y no parecía tener ninguna expectativa en cuanto al tema.
O quizá no lo demostraba, no era mala idea preguntar.
- Pero me ha presentado a ti, creo que es un avance. ¿No piensas eso? - Lo sacó del trance Allegria intentando desviar el tema no muy lejos.
- Claro... - reafirmó con timidez.
Allegria le dio una mirada dulce, intentando entregar a través de sus ojos toda la empatia posible.
McQueen le sonrió de vuelta algo tímido y sin entender muy bien el ambiente que se había creado.
- ¿Que opinas de mio figlio? - La pregunta fue tan repentina que el rubio apenas la entendio.
- ¿A que se refiere? - Río tratando de ocultar los nervios. La conversación se estaba desviando bastante.
- Soy su madre, me gusta saber que opina la gente de él. ¿Son buenos amigos, no?-
A McQueen le vinieron a la mente los recuerdos de cada beso que había vivido con él. No pudo evitar temblar.
- S-si, claro. Buenos amigos... El pudo sacarme cuando mas bajo había caído. Me hizo levantarme y... Volver a ser yo. En verdad le debo mucho. - sonrió por lo bajo.
- Realmente puede ser dulce cuando quiere. Cuida mucho de mio bambino, ¿buona?

...

- Vuelvan cuando gusten. - Se despidió Allegria desde la puerta de su casa.

Ser el mas veloz no sirve si hablamos del corazón. [Francesco X McQueen]Where stories live. Discover now