Prisionero

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Este era el poderoso Reino de Talsis. Un lugar muy lejano gobernado por Hunter Hemsley, un Rey ambicioso y con hambre de poder. Hunter se casó con la princesa y única heredera del reino y en un intento de probar su valor como regente, estaba obsesionado con acumular poder. Había conquistado todos los reinos que pudieran representar una amenaza para su deseo de expandir su poder y en los que sabía que había riquezas. Dejando esas tierras desoladas y matando a sus habitantes o tomándolos como rehenes y esclavos.

Pero había un lugar lleno de riquezas que durante años había sido la piedra en el zapato del rey. Una isla en la vecindad costera del reino. Sus habitantes eran conocidos por ser guerreros hábiles y valientes. Había sido un problema hasta el día de hoy. Cuando el Rey finalmente destruyó las defensas de los isleños y se apoderó de sus tesoros.

Hoy, el Rey y su familia estaban en su palacio esperando la llegada de sus soldados. Los guerreros estarían presentando la riqueza robada de la isla y los trofeos de guerra.

...

—Su Majestad Rey Hunter, estos son los trofeos que obtuvimos de la isla.— Randy Orton, comandante en jefe de las tropas del reino, hijo de uno de los primos de Hunter, se inclinó y comenzó a enumerar las riquezas obtenidas de la isla.

Junto al Rey, estaba su hermosa esposa: la reina Stephanie y su heredero y único hijo, el apuesto y joven príncipe Seth. Varios esclavos, incluyendo el esclavo personal de Seth, estaban allí viendo.

Stephanie sonrió encantada de ver tantas piedras preciosas, hermosas telas y especias. Seth puso los ojos en blanco, aburrido.

—El placer de ver lo que se obtuvo en un robo.— El esclavo personal de Seth. Un joven de casi su misma edad, con ojos azules, murmuró.

—Si mi padre oye lo que has dicho recibirás veinte latigazos más, Dean.— Seth resopló. —No es que me importe, pero al menos tus estupideces son entretenidas.

Dean rodó los ojos y Seth no estaba realmente interesado en la exhibición de poder frente a él. No así el rey, que estaba complacido por la victoria de sus tropas.

—Estoy muy orgulloso del trabajo que tú, Batista y Ryback han hecho, pero todavía falta la cereza del pastel ¿Dónde está él?— Preguntó Hunter.

—Lo mejor para el final, su majestad.— Randy sonrió.

Ryback y Batista estaban tratando de escoltar a un prisionero que era alto y también muy fuerte. Ambos soldados lanzaron al hombre en medio de la habitación, pero el sujeto era tan fuerte que no cayó. Estaba de pie allí. El tipo estaba vestido con una armadura como un guerrero, pero despojado de sus armas y sus manos y pies encadenados. Además, su cintura estaba atada con una cadena, para ser presentado como si fuera un exótico animal salvaje.

—Me complace presentar al líder de los guerreros de Samoa, quien es la razón por la que no pudimos invadir esa isla hasta ahora.— Randy estaba orgulloso de su logro.

Seth alzó la vista y casi cayó de su trono en estado de shock. No había visto tanta belleza en ninguno de los lugares que había visitado. El hombre ante él era alto y moreno, su cuerpo esculpido por los mismos dioses, como los guerreros de los libros que amaba leer. Sus ojos marrones irradiaban tal ira, sus labios eran perfectos y carnosos, su mandíbula cincelada y para terminar su descripción perfecta, su cabello era largo, negro y tan hermoso y brillante que parecía incluso mejor que el suyo propio. Además de tener un tatuaje tribal que recorría uno de sus brazos y aparentemente parte de su pecho que solo aumentaba su atractivo.

"Qué lástima que este hermoso hombre no sea más que un guerrero." pensó Seth.

La voz de Randy sacó a Seth de su ensueño. —El líder de las tropas, y también el hijo del rey de Samoa, el Príncipe Roman.

No Way Out [ambreigns]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora