Capítulo 5

2.2K 120 7
                                    

Me miré por última vez en el espejo, realmente me gustaba lo que veía. Tenía puesto un top blanco, mi vaquero favorito y mis adidas.

Ya eran las siete y media de la tarde, según lo que me dijo Valentín me iba a buscar en diez minutos.

Agarré mi celular y bajé a la sala.

Pero como el mundo no me quiere, choqué con alguien y ese alguien es Agustín.

-Hey princesa, fíjate por donde andas.

-No me digas princesa..

-¿Porqué?
Preguntó acercándose a mi.

-Porque no sos quien.

-O sea, ¿que para ti no soy nada?

-Nunca lo fuiste.

-¿Estás segura?

-Si.

-Pues eso no parecía, ya que cuando me veías inconscientemente tus ojos brillaban y una sonrisa aparecía en tus perfectos labios, te ponías nerviosa como lo estas ahora y tus mejillas tomaban un color carmesí cuando notabas que té miraba.

Agustín estaba peligrosamente cerca de mi, sus ojos miraban mis labios con deseo, bajé mi mirada a sus labios, están más rosas de lo normal, en un momento pasó su lengua por ellos, y yo casi muero de deseo.

-Nada de lo que dijiste es cierto, yo te odio, tu me odias y nada puede cambiar.

Largó una risa sin gracia.

-Ay mi pequeña Kenhia, tu no sabes nada, sos tan ingenua que me causas ternura.
Dijo mientras posaba sus manos en mis caderas.

-Sueltame Agustín.

-No quiero....
Susurró.

Cada vez lo tenía más cerca, su aliento chocaba con el mío.
Agustín me juntó más a el, yo por acto seguido pase mis brazos por su cuello, estábamos a sólo cuatro centímetros de que nuestros labios se peguen, cuando justo suena el timbre.

Se separó de mi, y me miro por unos segundos, sus ojos azules estaban más oscuros de lo normal, sus puños estaban apretados y su mandíbula tensa.

-Esto no se queda así.
Me dijo mientras se daba la vuelta y subía a su habitación.

Yo largué un suspiro bien largo y fui a abrir la puerta.
No podía creer lo que estaba a punto de hacer.

-hol..., wow Kenhia, estas super linda.
Dijo Valentín mientras me miraba con una sonrisa.

Estaba vestido con una remera negra ajustada a su cuerpo, unos vaqueros azules y unas vans negras, estaba realmente guapo.

-Hola Vale, y gracias.
Dije con una sonrisa.

-¿Esta lista para su velada no damisela?
Dice mientras estira su mano.

-Claro que si mi amado.
Le contesté mientras agarraba su mano.

Todo el camina la pasamos hablando, Valentín realmente es muy interesante.

Cuando llegamos al lugar donde iba a ser mi cita, me quedé super impactada.
Todo era verde, había una Laguna y muchas, pero MUCHAS plantas.

-¿Té gusta?

-Me encanta.
Contesté con una sonrisa.

Valentín se sentó en el cesped y saco las cosas que trajo para comer.

-¿Trajiste nutella?

-¿Como me puedes preguntar eso?
Preguntó haciéndose el ofendido.

-Es que a muchos no les gusta la nutella, y realmente no entiendo porqué, osea daaa es nutella.
Respondí.

-¿De donde sacaste tu obsesión?

-De mi mamá, ella es fanática de la nutella y el helado.

-Claro...
Susurró para el mismo.

-¿jugamos a un juego?
Pregunté.

-¿Cuál?

-Cinco preguntas cada uno.

-Okey, tu empiezas.

Me puse a pensar que le podía preguntar.

-¿Cual es tu nombre completo?
Pregunté curiosa.

Vi como se tenso, pozo su vista en el lago como si fuera lo más importante del mundo.

-Valentín Bianquini.
Respondió aún sin mirarme.

-Ahhhh, ahora tu.

-¿A que le tienes miedo?
Me preguntó mirándome.

Me puse a pensar, ¿tengo algún miedo?, pero ósea un miedo verdadero, no uno como por ejemplo, miedo a las arañas.
Tiene que ser uno que tenga sentido, y claro que lo tenía.

-Le tengo miedo a la soledad.

Valentín me miro y después puso su mano en mi hombro.

-Kenhia, no le temas a la soledad, ella te enseña quien eres realmente.

-Tengo miedo de quedarme sola, creo que por eso nunca me separo de mi familia. Ellos son honestos en todo y jamás me dejarían sola.

-La honestidad es un regalo muy caro, no lo esperes de la gente barata.
Me dijo.

Lo mire y le sonreí.

Sus ojos bajaron a mis labios y supe que quería besarme.

Y yo quería que lo haga.

Su cara cada vez estaba más cerca de la mía, y mi corazón empezó a latir.

Pero por mi estúpido celular que me interrumpió nos separamos de golpe.

-Hola...

-Hola primita del alma.

-¿Que quieres Lautsro?

-Nada, sólo quería saber como estaba mi princesaen compacto.

-Al grano.

-Okey, me conoces muy bien, necesito que vengas a mi casa.

-¿Para?

-To sólo ven..

-Okey, chau te quiero.

-Yo también peque.
Fin de la llamada.

-¿Lista para irnos?

-Si.
Realmente me quería quedar un rato más, no tenía ganas de verlo a Agustín.

Todo el camino nos quedamos callados, pero no era un silencio incómodo, más bien acogedor.

Valentín paso su brazo por mi cintura y me atrajo hacía el.
En ningún momento me queje, estaba cómoda a su lado.

-Ya llegamos a su Castillo mi pequeña damisela.
Dijo vale una vez frente a la puerta.

Yo sólo sonreí y me acerqué a abrazarlo.

El abrazó duro como diez minutos, hasta que por fin nos separamos, pero no del completo.

Vale me junto más a el, y nuestros rostros quedaron a centímetros.
Dirijo mi mirada a su ojos, que ya no eran azules, sino negros.

Quise dar el siguiente paso, pero alguien habitó la puerta.

-¿Porqué llegas a esta hora?

-A ti no te importa lo que hago.

-Claro que si, sos mi prima menor.

-Vete y dile eso a las mellizas o a Guadalupe.
Dije ya cansada de pelear con este chico.
-Chau Vale, muchas gracias por todo.

-De nada Kenhia.
Me sonrió y se fue caminando a su casa.

Yo por mi parte entre a la casa seguir de Agustín.

-No te quiero escuchar.
Le dije antes de que hable.

-Sólo te diré que no confíes tan rápido en alguien, recuerda que el diablo una vez fue angel.

###########################
Perdón por la tardanza.

Muchas gracias por leer.😙

No Te Enamores De Kenhia (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora