Capítulo 2

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"Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; y adquirir inteligencia vale más que plata". Proverbios 16:16, RVR 1960.

El momento había llegado. Yo, Liseth Camacaro, me encontraba a punto de dar un paso a un nuevo nivel académico. ¿Qué me esperaba allá adentro? Nuevos desafíos, nuevas aventuras, nuevos entornos... estaba muy nerviosa.

– ¿Estás lista cariño? – Me preguntó mi papá.

Yo asentí con un poco de inseguridad.

Papá me trajo en el auto. Nos bajamos y luego me paralicé mirando por diez segundos la universidad desde donde estábamos. En la puerta principal se veían muchos estudiantes movilizándose. Se sentía, era el primer día de clase, y el ambiente se respiraba la tensión y la emoción de muchos.

Cerré los ojos y exhalé el aire por mi nariz. Volví a mirar a mi papá.

– Papá, ya puedes irte. Yo iré caminando hasta la entrada.

– De acuerdo hija. Pero antes – Me puso una mano en el hombro y sonrió –. Me siento orgulloso de ti Liseth. Quiero que aproveches esta oportunidad al máximo. Si confías en Dios Él te llevará a realizar grandes cosas, por eso hija, sólo te pido que seas sabia, no apartes al Señor de tu corazón y Él no apartará su favor de ti.

– Gracias papá – Lo abracé, como si todavía fuese una niña pequeña que anhela estar en el regazo de su padre.

– Ahora – Puso su mano sobre mí –. Una pequeña oración.

Mi papá oró, sin importar que pasaran las personas y nos miraban. Me sentí un poco incómoda, pero era mi padre, y le oraba a un Dios todopoderoso, así que no veía el motivo la cual tenía que avergonzarme, creo que sólo era mis instintos de adolescente.

Luego de la oración. Papá me dio un beso en la frente y se volvió a montar en el auto. Yo caminaba mientras le levantaba la mano para despedirme de él. Como amaba a mi padre, era una bendición, y no es porque sea mi padre, pero también era un excelente pastor.

Volví a mirar a la calle y ya no había rastro del auto, de seguro mi padre fue a casa a buscar a mi pequeño hermano Jerry, la cual hoy iba a empezar su primer día en la escuela primaria; creo que tanto a Jerry como a mí íbamos a trascender a nuevos niveles académicos.

Yo seguía caminando por la entrada de la universidad. Había una gran cantidad de jóvenes a mí alrededor, y esto me ponía muy nerviosa. Y a pesar de que no soy una chica tímida, tengo que admitir que era la primera vez que estaba yo sola en un lugar lleno de tantos desconocidos.

Anhelaría tanto encontrarme con alguien conocido. Sabía que Eliezer estudiaba aquí, pero por lo que me comentó, no acostumbraba venir la primera semana de clase porque eso era para los novatos, como yo. A veces mi ñoño amigo tenía unas costumbres extrañas, pero eso hacía que lo quisiese más, aunque a veces quisiera golpearlo. Pero mientras caminaba nerviosa, estaba muy atenta a ver si conseguía a alguien conocido. Estaría más tranquila si estuviese con un amigo, pero en este caso me tocaba estar sola.

Pasé por la puerta principal de la universidad y entre a los vestíbulos. Todo era muy bonito, había cuadros colgados en la pared, con imágenes de los rectores, y algunas imágenes sobre la ética y los valores.

Seguí caminando y miraba con asombro todo el lugar, hasta que llegué a unas puertas que conectaban con el centro de la universidad. Al pasar por esa puerta... ¡Guau!

LUDCEM era realmente hermosa. En el centro de la universidad había un enorme campus al aire libre. Había un lugar tranquilo donde se encontraban unos árboles y una grama muy bella, también habían muchos cafetines. Mientras caminaba vi unas mesas donde se encontraban unos chicos jugando ajedrez, y por otro lado vi unas canchas.

El Dolor que me llevó a tu CaminoWhere stories live. Discover now