Curiosidad Genuina

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  “Tengo que tener en cuenta que siempre esta solo, en una esquina, ¿Qué pasara por esa mentecilla?”, pensaba Koyori.

 Alto, As del equipo de Volley, cauteloso, atlético, con un tapa bocas que cargaba de aquí para allá.

  Desde que fue transferida al 2do año en Itachiyama, Aida Koyori halló lugar enseguida entre la multitud, no era la más femenina, ni la más linda, pero su sonrisa compartía una carisma incomparable, con un cabello oscuro como la noche, tan rebelde, que solo podía tenerlo en una cola de caballo. Se hizo amiga de muchas persona, populares, tímidas; Koyori tenía el don para ser amigable con todo el mundo y muy divertida, encajaba en todos los grupos de amistades, hasta la confianza que dejaba a la vista solo demostraba que un montón de chicas se le acercaron para pedirle consejo. 

  Sakusa Kiyoomi odia las grandes multitudes... Le dijo Karin, delegada de la clase, tras notar que su amiga pelinegra observaba con curiosidad al chico de mirada sombría en una esquina del salón de clases. Eso solo alimentaba mas su atención que tenía para con el chico. 

  Tanto en hora libre, el almuerzo, actividad en club, lo había visto compartir con su compañero Komori en algunas ocasiones, alguien ridículamente diferente a Sakusa.

  La joven solo lo observaba.

  Así es, y no como la propia acosadora. Aunque lo hacía de manera inconsciente, ella tenía sus métodos de precaución, podría unirse a las fanáticas cuando el equipo de volley tenía un partido, estar en las pequeñas gradas de apreciación en el gimnasio, ya saben, cuando el equipo tenía practicas, echarle ciertas miradas a la hora del almuerzo, y de vez en cuando dibujarlo si este se hallaba distraído.

  Quizás si parecía una acosadora, pero es decir, nadie la notaba. 

  Ella lo miraba, iba a sus partidos, estaba observando en las gradas del gimnasio. Quería matar su curiosidad y su tiempo en observar a un chico que apenas conocía y que claramente era alguien que tenía cierta germofobia, pero eso alimentaba más la extrema curiosidad que sentía por él.

  Quería acercarse, pero no sabía cómo. ¿Usaría sus contactos? Si que los tenía, pero ya al ser conocida como la “pequeña audiencia de Itachiyama” por ser siempre la observadora de las practicas, solo le quedaba una opción...

  Komori Motoya, era simpático, algo entrometido y a Koyori no le pareció difícil hablarle después de la práctica. Hacerse amiga de él fue pan comido, acercarse no le costo nada y no pasó mucho tiempo en tener en cuenta que el chico era bastante entretenido mientras comían su almuerzo. E inclusive la joven se sorprendió en gran manera cuando Komori, al presentar a Sakusa este fue educado, digno en decir su nombre y preguntarle el suyo, pero la mirada que le daba solo decía que estaba confundido. 

  Sakusa Kiyoomi odia las grandes multitudes, pero no es idiota.  

  Había que ser muy tonto para no inmutarse de una chica que siempre lo observaba, lo detallaba, e inclusive lo dibujaba. Pero eso no se quedaba ahí, no, no y no, tenía que darle crédito a Koyori, por supuesto que si, ella se escondía bien entre las admiradoras, las gradas superiores del gimnasio, el patio de la escuela. No podía culpar al incrédulo de Komori por hacerse amigo de cierta chica tan peculiar como él mismo.

  Ella seguía compartiendo su almuerzo con Komori en el patio, en el salon de clases y aveces en el tejado, su amistad era tan simpática, que una vibra de canto de Ángeles a su alrededor se esparcía por todas partes, donde todo el mundo quedaba idiotizado por la atmósfera que desprendían esos dos. Koyori disfrutaba de esos pocos momentos de diversión con sus amigos, y otro en los cuales podía “compartir” con Sakusa, si a éso se le podía llamar compartir momentos  ya que solo se basaban a bromas que le gastaba Komori a su primo, y las miradas que ambos jóvenes compartían de vez en cuando, ¿Qué? ¿Pensaron que Koyori era la única en esta situación que sentía curiosidad por una persona poco conocida? ¡Claro que no! ¡Para nada! 

  Sakusa aveces le daba una mirada de reojo en los partidos y practicas, desde la ventana cuando la joven comía su almuerzo con otras amigas en el patio, justo también cuando ésta lo dibujaba desde un asiento del salón y fingía escuchar a la delegada cuando en realidad Koyori aprovechaba el mejor perfil del muchacho. Sakusa también tenía curiosidad y mucha, quería saber porque rayos una chica tan rara y carismática lo vigilaba todo el tiempo. Ella podía hablarle si quería, intercambiar números telefónicos si se le apetecía, pero que hicieran contacto visual desinteresado todo el tiempo lo perturbaba un poco. 

  No era que estaba harto, realmente la chica no daba miedo, ni mucho menos lo irritaba (ya habían pasado por esa etapa nada bonita), si tenía que ser más detallista sobre el tema, las admiradoras del equipo de Itachiyama lo perturbaban aún más, estando como el As del equipo todo el tiempo se sentía perseguido, eso si lo odiaba, era muy  molesto tener a chicas chillonas portadoras de bacterias en su alrededor. La pelinegra era distinta, ella solo lo observaba, con sus ojos oscuros y grandes, que más de una vez lo ponían nervioso. Pero aún así, con todo esto de antemano tenía una enorme curiosidad que no podía ignorar.  

   “En algún momento debería parar”, pensaron ambos jóvenes ajenos a sus propios pensamientos. Pero él ni nadie se lo había pedido a ella, así que no lo haría, no hasta que fuera necesario.

 —Aida-san, deberían cambiar números –comentó la delegada cuando tuvo conciencia de cómo su amiga suspiro de desespero al ver que Sakusa cambio de posición para evadir una broma de Komori con irritación–.

  —No tengo ni la menor idea de lo que estás hablando –respondió, con tono de fingido desinterés–.

  —No te hagas la tonta -–agregó quitando la libreta de dibujo que trataba de ocultar entre la chaqueta–, si no te lo comes con la mirada, te lo comes con esta libreta, ¡Vaya! 

  La delegada miraba traspasando cada página de su privacidad; Koyori no trato de quitársela, ya era más que obvio a estas alturas de tiempo sus intenciones ante su amiga. ¿Qué más podía hacer? era amiga de su compañero de equipo y primo Komori Motoya, estaba en la misma clase de Sakusa y por alguna razón a pesar de la gran carisma que ella esta consciente de poseer no logra acercarse al joven. Se sentía prepotente.

  —¿Por qué no estás en el club de arte? Eres impresionante.

  —Lo he estado pensado –dijo Koyori, haciendo un movimiento rápido quitando la libreta a Karin. Sonriendo de medio lado, para terminar con la sonrisa dibujada mirando al suelo–. Quizás me una. 

  —¡Y espero que lo hagas! –alzó el tono desafiando a su amiga–. ¡Es una orden! Si no te unes de aquí hasta dentro de dos días, tendrás que invitarlo a comer –susurró un tanto más cerca–.

  Karin señaló disimuladamente a Sakusa. 

  Koyori asintió suspirando con algo de emoción. Ahora sí que se había metido en problemas. Muy raros problemas. 

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Ok. Literalmente siento que escribo porquería. Pero me quedara de lección xd

Aporten sus opiniones, y dependiendo de cuentas lecturas tenga quizás publique más(? 

-Chikululufu-

La Curiosidad no Mata ━ Sakusa KiyoomiWhere stories live. Discover now