Curiosidad Sinvergüenza I

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“¡Karin, eres una entrometida muy tonta!”

“No puedo sencillamente acercarme e invitarlo a comer, ¿Sería muy extraño, cierto?”.

  Koyori tenía pensamientos como estos rondando por su pequeña cabeza. Estando al borde el colapso se arrepiente de no haberse unido al club de arte, ya hasta la habían recomendado, pero cuando el entrenador de Itachiyama vió su interés en el equipo de volley, la invitó a llenar un formulario para ser manager.

  ¿Qué le estaba sucediendo? Normalmente no tiene problemas para socializar, realmente es alguien tan amigable que hasta se le acercan los gatitos en la calle. Pero el hecho de invitar a Sakusa a comer, la tenía a 5 ataques de pánico próximos para esa tarde. Se sentía bien dibujando al chico a escondidas, gozar del almuerzo con Komori, hablando de la germofobia que padece, aveces colaborar en pequeñas bromas que hacían los jugadores del equipo para lanzar “agua sucia” al pelinegro y que éste casi muriera de infartos.

  Estaba en esas desde que inicio el año escolar, faltaba solo unos pocos meses para que terminara el año, y ya estaban a punto de entrar en invierno.

  Entonces, se preguntaran, ¿Por qué no se unió al club de arte después de todo? Verán, cuando una colegiala que nunca experimentaba sentimientos que iban más allá de la formalidad y las amistades de genuina confianza, sentimientos de emoción por compartir tiempo con alguien del cual se siente ridículamente interesada, normalmente hace cosas por imprudencia, cosas como aceptar una apuesta tan sencilla que sabría que terminaría perdiendo. ¿Curiosidad? ya no sabía si aquello era curiosidad exactamente, solo intentaba apagar el foco de emoción dentro de su estómago al saber, que cuando terminaran las eliminatorias para escoger a los tres representantes de Tokyo para las nacionales, ella, la pelinegra que llevaba dos semanas y media de haber perdido la apuesta con su amiga, tendría que invitar a cierto “chico germofobia” a comer. ¿Misión imposible? Ni tanto, es solo que no quería sonar rara. No tenía mucho miedo de que él ya haya descubierto que ella era su acosadora, nada le podría importar menos. ¿Qué era entonces? Si era miedo, miedo a que le dijera que no, que no iría a comer a ningún lado, que estaba cansado por los partidos, que no iría a ningún asqueroso lugar de comida rápida donde podrían estar asquerosos portadores de bacterias asesinas...

  Sakusa Kiyoomi odiaba, en serio que odiaba, las grandes multitudes.

  Ella estaba exagerando. Sacando conclusiones que eran lo más posibles.

  Pero ya no había tiempo de escapar. ¡Ya estaba en el gimnasio! Y se iban cumplir tres semanas de haber perdido una apuesta.

  Tenía que hacerlo, y lo haría. Solo debía unirse a la banda de animadores de Itachiyama, donde se hallaba Karin, y otras conocidas de clases, las animadoras carrasposas del equipo que sabían de su mínima existencia, apoyando al As del equipo, sin tapa bocas, con su uniforme, que estaba calentando junto al resto. Komori Motoya saludó a su amiga desde abajo con la mano, y ésta le correspondió con un gesto de “Buena suerte”.

  Y Sakusa la miró detenidamente, a la acosadora, ella le regresó el análisis, para que éste apartara la mirada de inmediato. Sonando un silbato que marcaba el inicio del partido contra Nohebi.

  —Karin, hagamos algo.

  La delegada giro a corresponderle...

  —Si pierden uno de estos dos partidos, dejamos todo esto en el pasado.

  —¿Eh? –respondió aturdida–.

  Aida Koyori tendría que estarse muriendo por decir semejante locura, pero no se le ocurría nada más, sabia como los muchachos del equipo se habían esforzado, y a esas alturas del año era difícil tener que entrar al club de arte. Koyori observaba el saque que hizo el equipo dando inicio al partido de manera oficial.

La Curiosidad no Mata ━ Sakusa KiyoomiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora