Adiós, corazón

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Volvían a ser las dos de la madrugada,

yo haciéndome la remolona

y tú ofreciéndome tu almohada.

Por pijama me puse tu ropa,

por sábanas tus brazos

y por la ventana una brisa cálida.

Pronto llegaron las tres, las cuatro...

y en la intimidad de tu cuarto,

nuestros labios se encontraron.

Después amaneció,

yo en tu pecho, tú a mi lado

y el encanto desapareció.

Sola me alejé de tu portal,

aturdida por la noche que me habías hecho pasar:

miel en los labios, luego amarga sal.

Hoy sigo riendo a tu lado,

pero ni sospechas que daría lo que fuera

por hacer otra cosa con nuestros labios.

Las indirectas se agotaron,

el corazón se acobardó

y la esperanza se marchó.

Poemas UtópicosWhere stories live. Discover now