Capítulo 3

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Lo que era la Universidad de Oxford y todo lo que tenía que ver con ella era la parte más interesante y sumamente importante de toda mi vida. Lo único bueno que hay en ese lugar es mi mejor amigo de la infancia; Ruggero Pasquarelli. Él es un morocho de pequeños rulitos, de ojos color avellanas oscuras y según las chicas, tiene un cuerpo escultural deseado por la mayoría de ellas.

Abrí mi casillero, Ruggero hablaba con alguna chica al lado de mio, realmente estaba coqueteando como hace la mayoría de las veces. Su técnica era despeinarse mientras hace su mirada seductora. ¿Quién lo entiende?

-Hola Bernas- volteé para ver la responsable de aquella voz. Mi cara se pusó pálida rápidamente, mis ojos se abrieron como si se quisieran salir y mordí mi labio nervioso.- Este... leí tu mensaje y ya que estás disponible- dijo mientras acariciaba mi mejilla suavemente- ¿Por qué no salimos hoy en la noche?- dijo Malena.

-¿Es...ta  no..che?- dije entrecortado, TE ODIO CAROLINA, COMO QUISIERA ODIARTE. 

-Si, ¿Estás ocupado?- habló confundida mordiendo su dedo índice.

-¡Oh, si! Estoy muy pero muy ocupado, nos vemos- dije rápidamente con los nervios de punta. Tomé a Ruggero de la mochila y me lo lleve arrastrando.

Caminamos medio pasillo mientras lo arrastraba y luego lo solté sabiendo que me seguiría.

-¿Qué fue eso campeón?- me preguntó alzando sus cejas. 

-La estúpida de mi hermanastra tomó mi celular y le envió mensajes a todas las chicas populares diciendo que yo estaba disponible para resolver sus necesidades sexuales.

-¡Por favor, pero si tú ni has querido tener sexo con nadie!- exclamó.

-¡Rugge, cállate!- abrí los ojos. Siempre he sido el patético que no ha tenido sexo, aún no he encontrado la persona adecuada. 

-¡Tú si que eres bien pendejo! Osea, estamos hablando de Malena Ratner, la chica que todos quisieran en su cama. Te invitó a salir y la rechazas, si yo fuera tú ya tuviera mellizos con acento italiano.

-No seas idiota, Pasquarelli.

Entré a mi primera clase dejando a Ruggero solo en el pasillo. Me senté en mi puesto de siempre y presté atención a la clase, hasta que un pedazo de papel cayó en mi asiento. Miré a mi alrededor y la sonrisa de Ana me sacó de mi trance y me saludó con la mano luego de lanzarme un beso volador. Volví mi mirada hacia al frente y abrí el papel.

¿Podemos salir hoy mi Christian Grey cordobés?

Lo arrugué y lo tiré en mi mochila. Aún no sé si realmente mi vida es gris o ya se tornó negro. No sé si era mi día de mala suerte o mi día de suerte porque las dos chicas más deseables me estaban coqueteando y todo en un solo día. Escuché el sonido del timbre, así que me paré rápidamente para intentar salir pero fue completamente en vano.

-Hola Agus, no respondiste mi invitación- cerré los ojos con fuerzas antes de voltearme. Le di mi mayor sonrisa falsa ¿Ahora qué le digo? Ella solo me invitaba a salir o hacer de las suyas y realmente no quiero, no en este momento. 

-Escucha Ana, me encantaría salir contigo pero.... estaré muy ocupado hoy. 

-No hay problema, puede ser otro día que estés completamente disponible- dijo mientras sonreía y deslizaba su dedo por mi abdomen. Me estoy derritiendo por dentro.

-¡Agustín!- Ruggero apareció detrás de mi a salvarme- Te estaba buscando, ¿Dónde te habías metido?- luego miró la pequeña figura parada frente a nosotros- Oh, hola Anita- volvió a hacer su técnica de coqueteo. Ruggero siempre ha estado frustrado y confundido por las tres chicas inseparables mientras ellas nunca le han hecho caso. 

Desde ese momento {AGUSLINA}حيث تعيش القصص. اكتشف الآن