30 Días de OTP [KingBooigi]

Día 01: Tomados de la mano.

Y ahí en un pequeño parque, nuestro héroe de verde y su enemigo estaban sentados en una banca, sin hacer contacto visual, sin hablarse y sin nada, pero eso sí, los dos estaban nerviosos y con un ligero sonrojo en cara.

Pero rebobinemos, ¿por qué estaban ahí y cuál era su objetivo? Y he aquí la respuesta.

El rey Boo, harto de que el hermano menor de Mario no le hiciera caso, decidió invitarlo a una tipo "cita" —que además, dejando eso a un lado, desde hace tiempo ya empezaba a sentir cierta atracción por el de verde—.
En cierta parte, le beneficiaba al averlo invitado, así le diría que si podría tener una oportunidad.
El problema seria, ¿aquel le correspondería?

—Y... ¿Para qué me invitaste? —Alzo una ceja el menor de los hermanos.

—E-eh... —puso una mano tras su cabeza —Bueno yo... —los nervios le ganaban, con tan solo verlo no se la creía que pudiera ser tan inocente.

Sin embargo, tomo aire, se relajo un poco y decidió hablar.

—Te invité para... Hablar.

—¿Hablar?

—Escucha, Luigi,... —Sus miradas se pusieron frente a frente —El hecho de que te invité a esto fue porque... ¡Y tal vez suene ilógico! Pero... T-tú, me gustas.

Aquello hizo que Luigi abriera los ojos como platos y un sonrojo apareciera en cara, ¿era en serio? Y si no lo era, pues entonces era una broma cruel. Muy, muy cruel.

—¿Es... En serio? —se levantó de la banca exhaltado— ¡Q-quiero decir! ¡Tantas veces que haz tratado de vengarte de mi y-!

—¡Luigi! —Lo tomo de la mano.

El mencionado se volteó a verlo, para así quedar frente a frente.
De nuevo, nadie decía nada, solo los dos veían como sus manos estaban entrelazadas la una con la otra.

—E-escucha. —el fantasma hablo atrayendo la atención del de verde —Tal vez suene ridículo, una broma cruel,... Llamalo como quieras. Pero cuando digo que me gustas, es porque me gustas.

—Pero-

—¡Sí! —lo interrumpió —¡Parece...! ¡Es ilógico! Pero, por favor... —Con su mano derecha tomo una de las mejillas del menor —¿Me darías una oportunidad?

Luigi empezó a ponerse un poco nervioso, ¿decirle que sí?
Y debía admitirlo, desde ya hace un tiempo también él empezaba a sentir algo por el fantasma.

—Está bien —Sonrió.

—¿En serio?

—¡Sí..! —rió leve —Sólo que no sé cómo se lo tomen los demás... —se encogió de hombros.

—De eso no te preocupes, si no les gusta, recuerda que puedo convertirlos en lindas decoraciones —Sonrió con malicia.

—Boo no.

—Está bien... Sólo por ti.

Y de un segundo a otro, volvieron a fijar su vista en sus manos que aún seguían tomadas la una a la otra.

—Eh... ¿Quieres ir a seguir paseando? —Pregunto el fantasma.

—¡Cla-claro! —Le dedicó una sonrisa.

Por lo menos esto estaba empezando.