20 de julio

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Nos levantamos bastante tarde, no teníamos planes para el día salvo organizar la cena con nuestros amigos, pero tampoco era muy complicado ya que seríamos unas ocho personas y cada uno iba a traer algo de comida y bebida.

Aprovechamos la mañana para recoger lo del día anterior.

Por la tarde Peter y yo estuvimos "repasando" para mi examen de inglés. Aunque intentaba concentrarme en los ejercicios me resultaba totalmente imposible estar a su lado y no pensar en lo que había ocurrido el día anterior.

Estabamos sentados en el sofá con mis libros y apuntes desperdigados por la mesa, el me leía un párrafo de un texto para luego hacerme preguntas sobre él que yo debía contestar.

Sin darme cuenta comencé a observar su rostro, el pelo indomáble caía en mechones desordenados sobre la frente, no podía ver sus ojos ocupados en la lectura pero si sus labios, aquellos labios que habían estado a punto de besarme el día anterior.

De pronto volteó la cabeza, me encontré con su mirada y una oleada de calor invadió mi cara. El hablaba pero mi cerebro se negaba a entender nada de lo que decía.

Totalmente avergonzada, intentaba conseguir un aspecto digno a lo que no ayudaban ni el color de mi cara ni el temblor de mis manos, pero lo único que logré fue tirar al suelo el cuaderno que tenía en mi regazo.

Me agaché apresuradamente a recogerlo pero Peter hizo lo mismo con lo que nos dimos un cabezazo.

- Lo siento, lo siento, te he dado donde tienes la herida, soy muy torpe ....

Dije, mirándo angustida como él se tocaba la zona que aún tenía cubierta con una venda.

- No sabía que ser profesor era una profesión tan peligrosa, dijo dedicandome una de sus maravillosas sonrisas. Creo que vas a tener que subirme el sueldo.

- Yo le correspondí con una sonrisa nerviosa y comencé a recoger todas mis cosas.

- Creo que hoy no tengo cabeza para esto, va a ser mejor que lo dejemos.

- Como quieras, pero... ¿no te habrás enfadado, verdad?. Me encanta ser tu profresor, aunque muera en el intento.

Esto lo dijo mientras cogía mi mano y me sonreía, lo que provocó que volviése a quedarme embobada mirándole. Por fortuna reaccione a los pocos segundos y solté su mano continuando con mi tarea de recoger.

- Tranquilo, soy yo que estoy un poco despistada hoy.

Estaba claro que no me iba a poder concentrar si cada vez que le miraba me corrian mil hormigas por todo el cuerpo, tendría que dejarlo hasta que encontrase la manera de controlarme.

Pasé el resto del tiempo entretenida en cosas sin importancia hasta que subí a arreglarme para la cena, me duché y empecé a extender ropa sobre la cama. Como no me decidía llamé a Celia para que me echase una mano.

-       ¿Tu que opinas?, ¿qué me pongo?

-       Celia me miró con una sonrisa burlona, ¿y este repentino interés por la moda?, sólo vamos a cenar con nuestros amigos de toda la vida, ¿a quien quieres impresionar? Déjalo no me contestes que lo voy a adivinar, se puso los dedos en las sienes como si fuese una adivina concentrándose.

-       Deja de hacer el idiota y ayúdame, dije riendo mientras le tiraba la toalla con la que me había secado el pelo.

Mi amiga dudo un momento entre dos y finalmente eligió un vestido muy sencillo, en rojo y blanco de aire marinero con un cinturón de cordón.

-       Perfecto, informal pero muy coqueto, te irá de cine con estas sandalias.

Me puse un colgante con los pendientes a juego, un par de pulseras. Un toque de mascara de pestañas y brillo de labios, me cepillé el pelo y fui a comprobar el resultado al espejo.

¿Me recordarás? - one directionTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon