B. pt 1

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La mudanza había terminado hacía ya una semana y apenas hoy terminaba de acomodar mis cosas. Se me había hecho super fácil acostumbrarme a mi nuevo hogar, porque, ¿Cómo no hacerlo?

Estaba satisfecha, mi cuarto ahora era mucho más grande y ya no tenía que compartirlo con la garrapata de Shun.

Ahora tenía mi propio espacio.

Los pósters de mis grupos musicales y animes favoritos ya estaban acomodados por todas partes en mis paredes color aqua pastel, mi computadora ya tenía internet y mi consola estaba conectada a la televisión propia que antes no tenía.

Estar entre estas cuatro paredes era mi pedacito de cielo.

Acomodo a Yuki en su estante cuando paso cerca de ahí en mi camino hasta la puerta de cristal que sale al pequeño balcón en mi cuarto, y mis ojos se irritan al recibir tanta luz de repente cuando las abro con todo y cortina.

Maldito sol, lo odio.

Pestañeé un par de veces, esperando que mi vista se acostumbre a la excesiva claridad externa, para luego asomarme por el balcón. Lastimosamente la vista no era la mejor; En lugar de tener un bonito panorama de, quizás, las flores de mi mamá en el patio trasero, lo que tenía en frente era otra menos glamorosa ventana y la pared que dividía nuestro jardín con el del vecino.

Su ventana, a diferencia de la mía, no tenía balcón. Mi cerebro se atrevió a sentirse superior por esa tontería.

Al curiosear un poco los alrededores me di cuenta que podía ver gran parte del extravagantemente decorado jardín trasero de la casa de al lado y, regando las plantas junto a una pequeña de coletas y pelo negro, un lindo chico pelirrojo.

Intenté ver más claramente al muchacho, luchando con mi poca visión por la ausencia de mis gafas, pero la voz de mi madre interrumpió mi momento de no acoso.

-¡Nayeon! -Se escuchó desde abajo.

Su tono de molestia comprimida me hizo darme cuenta de que no era la primera vez que me llamaba.

Salí de mi habitación con desgano y bajé las escaleras buscando con la vista a mi madre, encontrándola en la puerta principal. Papá y Shun estaban sentados en la sala como la gente civilizada que no son.

-¿Que pasa?

Detengo mi siguiente pregunta cuando veo a una hermosa mujer pelirroja sonriendo amablemente en nuestra puerta. Me saluda con un "Buenas tardes" e imito su gesto junto a una reverencia, un poco dudosa y sacada de lugar.

Mi mamá insiste en hacerla pasar y en eso se va una hora de mi día; Presenciando la conversación de mi madre con nuestra nueva vecina, muy agradable por cierto, Akabane Akane.

Su nombre rima y todo.

La señora Akabane se retiró un rato después no sin antes invitarnos a su casa para cenar algún día. Dudaba que esa invitación se llevase a cabo, ya que mi madre era muy tiquismiquis con las cosas que comía y quien las preparaba, pero igual respondió de forma positiva a su invitación.

Subo a mi cuarto tan pronto la jefa nos da el permiso de retirada y, sin una razón clara, vuelvo a ojear por la ventana hasta el que era mi punto de interés anterior con la esperanza de volver a ver a aquel chico. Pero no está.

Resignada, me siento en la silla frente al escritorio donde está mi ordenador y la enciendo.

◇◇☆◇◇

Desperté por el ruido molesto del despertador. El horripilante tono estridente que viene por default hace de mi despertar incluso peor de lo que ya es de por sí. En un reflejo rápido para detener aquel castigo auditivo, levanto mi cabeza con rapidez y la vida me recibe con un golpe certero de la lámpara que por alguna razón colgaba por encima de donde descansaba.

Through the Window - Akabane KarmaWhere stories live. Discover now