Capitulo 5

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-Que si confió en ti? – pregunto mientras le acariciaba la mano
-Constancio… - dijo con la voz entrecortada, pues sentía una corriente eléctrica que le recorría el cuerpo, igual o más fuerte de la que siento cuando la hizo suya.
-Podemos solucionarlo juntos, tú lo dijiste – mirándola fijamente a los ojos – estarías dispuesta a hacerlo? – tomando su rostro entre sus manos.
-Si… - contesto en un susurro mientras se perdía en la intensidad de su mirada.

Constancio la beso apasionadamente y ella dejo de un lado a su mente nuevamente, era imposible negar que le gustaba estar entre sus brazos, que la tocara, que la besara de la manera en que lo hacía, perdida en sus brazos no se dio cuenta en que momento Constancio la llevo hasta la habitación matrimonial para hacerla suya nuevamente, cuando recobro los sentidos se encontró abrazada al pecho de su marido, mientras él le acariciaba la espalda.

-Constancio
-Mmm – contesto él.
-Sobre nuestra luna de miel – dijo ella con algo de cautela pues no sabía cómo iba a reaccionar su marido ante su idea.
-Qué pasa con ella, ya sé que no es una sorpresa, y todo por culpa de Milagros – dijo tenso.
-De ella es precisamente de quien quiero hablarte, no quisiera que nos fuéramos de viaje y dejáramos a las niñas.
-Victoria…
-Hace cuanto no tienes un detalle con ellas – dijo mirándolo a los ojos – anda, di que si – dándole pequeños besos en los labios.
-No puedo decirte que no, no a ti – capturando su boca con sus labios y entregándose de nuevo a la pasión.

El desayuno lo tomaron en la cama, Constancio no quería compartirla en la mañana con nadie, y Victoria no podía negar que se sentía bien a su lado, comenzaba a descubrir una faceta de Constancio totalmente distinta y sabía que valía la pena intentarlo, de pronto el estaría dispuesto a ayudarla a cumplir sus sueños y las cosas irían mejor, ya no se negaría a intentarlo, no solo por ella, si no por las dos niñas que pedían a gritos un poco de atención.

-Que pasara porque no baja Victoria – dijo Valeria esperándola en la barra de la cocina.
-Seguramente Conny ya no quiere que este con nosotras – dijo Milagros – o peor aún, ya la mato.
-No, digas eso Mili – dijo Valeria – voy a subir al cuarto de papá de pronto están dormidos.
-Has lo que quieras, luego cuando la encuentres ahí muerta no me digas nada.
-Mili…
-Anda ve – dijo riendo por la expresión de terror en el rostro de su hermana.

-Vez que no sabe tan mal – dijo Victoria sonriendo viendo los gestos de su marido.
-Este bueno, ven, dame un beso – acercándose a ella.
-Los que quieras – dijo mientras ponía sus labios sobre los de su marido – me encanta la manera en la que besas Constancio.
-A mí me encantas tu mi vida – le dijo mientras continuaba besándola.
-Espérate, están tocando la puerta – dijo Victoria separándose de su marido – para ya…
-Adelante – grito Constancio mientras Victoria reía a carcajadas.
-Hola – dijo Valeria abriendo la puerta.
-Pero mira qué bonita sorpresa – dijo Victoria emocionada – buenos días preciosa como amanecesiste?? – levantándose de la cama para ir hacia la niña.
-Hola Vicky, bien.
-Que paso Valeria, que haces aquí? – pregunto Constancio.
-Es que como no bajaste – le dijo mirando a Victoria – Mili y yo nos preocupamos, estas bien?
-Si mi amor, estoy bien, solo que tu papá quería que desayunáramos juntos aquí, donde anda tu hermana?
-Esta abajo, no quiso subir, porque dijo que de pronto estabas muerta y no quería volver a ver eso.
-Milagros, Milagros – dijo Constancio levantándose de la cama.
-Ya desayunaron? – le pregunto Victoria a Valeria.
-No.
-Quieres que te prepare algo?
-Victoria… – dijo Constancio.
-No me demora nada – dijo ella sonriendo y picándole un ojo.

Victoria bajo con Valeria aun en pijama y vio la alegría en los ojos de Milagros cuando llego a la cocina, les preparo el desayuno y charlaron un rato, les conto que el viaje de luna de miel lo harían los cuatro juntos, para Milagros eso si fue una gran sorpresa, nunca se imaginó que su papá quisiera compartir tiempo con ella.

…Días después…

Estaban en las playas del mediterráneo, las cosas estaban bien y tranquilas, Victoria disfrutaba convivir con las niñas y se sentía aún más atraída por su marido, el dia lo dedicaban a nadar y a jugar con las niñas, mientras que las noches eran solo para ellos dos, Constancio había encontrado la manera de hacerla sentir bien, deseada y protegida, y comenzaba a crecer en ella un sentimiento al que no quiso ponerle nombre, pero que sabía que era correspondido, la manera en la que le sonreía y la miraba la hacían sentir especial.

-En que piensas – le pregunto Constancio, abrazándola por la espalda.
-En nada Conny – dijo Milagros.
-Sabes que no me gusta que me llames de esa manera Mili – dijo Constancio sin soltarla.
-Y a mí no me gusta que te hagas el interesado cuando te vale madres lo que me pasa a mí – dijo ella molesta.
-Tú y yo tenemos que hablar muchachita.
-Te mando Vicky.
-No, Victoria no tiene que decirme que algo te pasa, porque muy a tu pesar te conozco perfectamente, ven, vamos a caminar un poco y a platicar.

Siempre es difícil remover el pasado, pero tenía que hacerlo, Victoria llevaba insistiéndole mucho para que hablara con su hija, según ella, él no era un mal hombre, solo que tenía miedo de expresar sus sentimientos, miedo a no ser fuerte, e increíblemente fue Victoria la que lo ayudo a salir de ahí.

Caminaron hasta la orilla del mar y se sentaron, Milagros jugaba con la arena mientras que Constancio no encontraba las palabras para empezar la conversación, pero entonces su hija se adelantó.

-Porque no me quieres Conny? – pregunto Milagros mirando al mar.
-Eso no es cierto Mili – dijo mirándola – Mírame Milagros, tu eres una de las cosas más importantes que hay en mi vida.
-No te creo – dijo ella mirándolo – me odias porque tengo los ojos de mamá, porque me parezco a ella.
-No te odio Mili, es imposible odiarte, y tengo que decirte algo, lo único que tienes de tu mamá son los ojos, porque ese carácter fuerte y decidido lo sacaste de mí, verte a ti es como verme en un espejo Mili, y durante años he tratado de luchar contra eso, pero no puedo, eres idéntica a mí – le dijo acariciando tu rostro – te amo hija, tú y tu hermana son lo más importante para mí.
-Eso no quita que hayas matado a mi mamá – dijo con los ojos llenos de lágrimas – ella me quería y la extraño mucho.
-Mili yo no mate a tu mamá, déjame explicarte…

---Flash Back---

8 años atrás

Las peleas entre ellos eran constantes, Luciana pasaba la mayor parte del dia bebiendo y encerrada en su cuarto, cuando las niñas llegaban de sus clases ella se tomaba un café y se dedicaba a ellas, en cuerpo y alma, Luciana independientemente de cómo se dieron las cosas con Constancio siempre lo amo, pero nunca fue correspondida, para Constancio el hecho de estar obligado en un matrimonio lo enfurecía y ella lo sabía.

La última pelea se debió a que una de sus amantes llamo a su casa, Luciana simplemente no pudo soportarlo.

-No puedo más Constancio, no más – dijo ella gritándole con fuerza.
-Sabes muy bien a que te atenías cuando aceptaste esta farsa, no eres la única Luciana y nunca lo serás, no te amo, entiéndelo de una maldita vez.
-Te odio Constancio, te odio.

Los gritos siempre eran escuchados por Milagros, quien para ese entonces solo tenía 7 años, cuando vio salir a su papá del cuarto corrió a abrazar a su mamá, ignorando que momentos antes se había tomado todo un frasco de antidepresivos.

A la mañana siguiente no había nada que hacer Luciana había fallecido, abrazada por Milagros que lo único que gritaba era que su papá la había matado.
---Fin Flash Back---

Atada a tiWhere stories live. Discover now