1. Primer encuentro

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No solía salir sola a esas horas de la noche. No era recomendable para una dama andar sin acompañante de día, menos aún cuando hacía varias horas que la luna coronaba la noche estrellada. Vigilaba constantemente a los pocos viandantes con los que me cruzaba por los sombríos y húmedos callejones.

Un hombre cubierto de harapos caminó hacia mí y silbó mientras me echaba un vistazo descarado de arriba abajo. Me paré en seco al percatarme de su gesto obsceno sacando su lengua de un lado para otro humedeciendo sus labios cuarteados, con la intención de dejar clara su intención poco caballeresca. Intenté mantener la calma, di la vuelta y caminé a paso rápido dejando atrás a aquel despojo de hombre. Aunque, como ya había predicho nada más verle, él continuó su caza siguiéndome.

Al poco me encontré corriendo, buscando un refugio entre las puertas de comercios cerrados, sin encontrar suerte. Giré una esquina a la derecha y otra la izquierda mientras miraba hacia atrás. Choqué contra alguien y caí.

-¡Ya eres mía!_ gritó el hombre al girar la esquina y verme en el suelo.

Vestido con una larga túnica gris marengo, unas botas altas llenas de hebillas y un sombrero que había vivido mejores tiempos, el hombre con el cabello gris claro que tapaba sus ojos sonrió de forma espeluznante.

-¡Hihihi! No temas, gatita. _ me dio unos toquecitos en la cabeza.

No podía ser, mi suerte había desaparecido esa noche. ¿Habría ido a parar a una persona incluso peor que la que me estaba persiguiendo? Sin embargo, a pesar de sus extrañas pintas, el hombre con el que había chocado me tendió la mano y me ayudó a levantarme. Aunque dudé al principio, algo me dijo que podía fiarme de él.

Al ponerme a su lado pude diferenciar varias cicatrices, una en su mano, otra en su cuello y por último una que le recorría la cara. Sentí su mirada bajo su flequillo.

-¿Estás herida?

Negué con la cabeza.

-¡Ella es mía!_ exclamó el otro.

Solté un pequeño grito y mi cuerpo dio un pequeño brinco retrocediendo instintivamente. Acababa de sacar una navaja de sus sucios pantalones agujereados y cada vez se acercaba más a nosotros. Iba a morir esa misma noche a manos de un indeseable carroñero, como los llamaba yo.

El hombre que me había ayudado me agarró con su brazo y me puso contra su pecho, se giró para que no recibiera la puñalada que venía directamente a por mí.

-Me temo que esta gatita no te quiere como dueño_ dijo el desconocido riendo.

-¡JA!_ hizo una mueca el otro_ ¿Acaso quieres robarme mi presa? Cuando vea tu cara saldrá despavorida. ¡Eres un monstruo! ¡Y te mataré a ti primero!

Todo lo que ocurrió en los siguientes segundos fue como poco confuso. El carroñero emprendió contra nosotros con navaja en mano, miré asustaba al desconocido que soltó una gran carcajada. ¿Cómo podía estar riendo en una situación como aquella con la muerte a nuestra espalda? Al menos para mí era algo insólito para alguien que iba a perder la vida en ese momento. Sus manos me movieron con delicadeza entre sus brazos y me estrechó suavemente contra su vestimenta grisácea. En ese momento su voz susurró unas palabras en mi oído izquierdo.

-Cierra los ojos.

No entendí por qué lo hice, tampoco entendí por qué mis actos reflejos fueron cobijarme en su pecho hundiendo mi cabeza en él esperando lo peor en vez que correr despavorida en busca de otra salida. Pero así lo hice. De pronto una repentina brisa nos sorprendió, todavía con la cabeza agachada noté cómo la túnica del desconocido pegaba enérgicos golpes al aire y nuestros cabellos volaban al son de las ráfagas. Pero al igual de rápido que llegó la inesperada brisa se fue a los pocos segundos de repente. Noté que el brazo del desconocido se relajaba y me dejaba libre, alcé la mirada y vi el poco rostro visible que dejaba ver su flequillo gris. Su cara todavía tenía esa sonrisa de antes, pero algo había cambiado en su aura, aunque no sabía explicar qué era.

Undertaker x OC Falling in love (COMPLETO)Where stories live. Discover now