Capítulo 40: El segundo despertar.

69 15 41
                                    

3/3

William:

-No sé lo que piense usted señor, pero lleva casi un mes sin despertar y no está respirando muy bien que digamos...

Unos momentos de silencio.

-¿Qué es lo que insinúa, Sanders? ¿Dejarlo a su suerte? ¿Dejarlo morir? -esa voz masculina era la que todo este maldito tiempo estuve escuchando.

-No lo sé, yo digo que...

-¡En toda mi vida jamás he dejado a un paciente morir sólo porque sí! -gritó el hombre- ¡Fuera de aquí, Sanders! Hemos tenido gente aquí hasta por años...¿y usted se le ocurre dejar morir a alguien? ¡Pensé que era un hombre decente! ¡Si no quiere hacer el trabajo, váyase!

Luego de tanto griterío, escuché un rugido seguramente de parte del tal Sanders y después un portazo.

El doctor se sentó a mi lado por lo que pude descifrar y luego escuché que decía.

-Yo sé que serás fuerte, niño y te prometo ayudar a salir de esta situación y tú das todo lo que tienes, ¿comprendes?

Intenté con todas mis fuerzas mover mis labios para formular una respuesta pero nada salió, no sentía ni una sola fibra de mi cuerpo activarse.

-Espero que sí -y luego de esas palabras no lo volví a oír.

Desde el momento en que me subieron a esa ambulancia, vagas voces venían sonando en mis oídos, pero no era muy claro. Escuché cómo intentaban parar el sangrado de June y el mío y cómo cerraban las heridas, pero no sentí absolutamente nada.

Después de que mi cuerpo casi sin vida fue llevado y separado de June, nada se me hacía visible pero escuchaba como todos los médicos y enfermeros gritaban a sus alrededores que abrieran el paso porque tenían un serio paciente al borde de la muerte. Auque sabía que no podía morir y que June también estaría bien. O eso intenté.

No podía mover ni un sólo músculo, no podía alertar a nadie que escuchaba todo, sólo estaba allí suspendido, como si alguien hubiese puesto "play" a mis pensamientos pero silenciado cada una de mis palabras. Gritaba dentro de mí, pero nadie me escuchaba y cuando oí a June decirme cada una de esas palabras, intenté mover un dedo, abrir un ojo o decirle un simple "estoy bien", pero seguía duro como una roca.

Fue hasta que se separó de mí y durante toda esa noche solamente mi mano izquierda pude sentir. Luego la derecha y mi pierna izquierda...

Abrí los ojos de golpe y me levanté de prisa, pero en seguida el dolor de mi abdomen inundó todos mis sentidos. Traté con todas mis fuerzas de no hacerle caso y sacando todas esas cosas que estaban adheridas a mi cuerpo, caminé tambaleante hasta salir por la puerta y verificar que como era tan tarde, no había mucha gente deambulando. Intenté recordar los números que las enfermeras gritaban cuando nos trajeron aquí...427...426... Llegué al número 425 y abrí la puerta de golpe para sorprender a una pelirroja que pronto prendió la luz y abrió su boca de tal forma que pensé que iba a salirse de su lugar.

Caminé seguro hasta ella y le mostré la sonrisa más amplia que pude, pero se mantuvo quieta y me miraba estupefacta.

Seguramente pensaba que yo era un efecto secundario de la anestesia, un espejismo, pero verdaderamente estaba ahí. Tomé su mano para demostrarle que era real y sus ojos se mostraron complacidos. Tal como yo lo había hecho, sonrió y me abrazó suavemente a lo que me tuve que sentar para poder cargarla.

-Pensé que jamás volvería a abrazarte así -me dijo.

Apreté su cintura con más fuerza.

-Pues, aquí estoy y tenemos toda una noche por delante.

Rió, pero no la dejé por mucho tiempo. Tomé una de sus mejillas y la envolví con mi brazo mientras comenzaba a besarla y ella no tardó en corresponder. Sentía que todo dentro de mí se incendiaba mientras que ambos muy apresurados movíamos nuestros labios con violencia. Jamás había besado a alguien así, con tanta pasión y con esa necesidad de no soltarla.

Separó su cabeza delicadamente y apoyó su frente en la mía haciendo que nuestras respiraciones agitadas chocaran entre sí. Ninguno de los dos estaba nervioso pero una leve capa de sudor y adrenalina nos envolvía. La recosté en la camilla y me acosté a su lado mientras rozaba con mi mano su tibia y rosada mejilla. Se pegó a mí mientras escondía su cabeza en mi pecho y yo la cubría con mi brazo. Cerré los ojos que no dejaban de iluminar alegría y besé su frente una vez más. El perfume que emanaba su cabello me derretía por completo y decidí calmarme antes de que la volviera solamente mía.

-Serás la primera y última por la cual tenga una razón de abrir nuevamente los ojos -sonrió mientras notaba que unas lágrimas se deprendían para caer en las sábanas.

Y con un último beso, sellamos todo los problemas por los que habíamos pasado.

❄❄❄
June:

De pronto unas luces me forzaron a despertarme y despegarme del cálido cuerpo de William.

-¿Qué pasó aquí? -habló el doctor al entrar en la habitación.

Will también despertó, pero al contrario, él se sobresaltó y su abdomen lo obligó a calmarse y recostarse otra vez.

-¿Qué hace aquí, Señor Parrishmane? ¿Hace cuanto despertó? -preguntó pasmado.

Y al contarle la historia, el hombre muy extasiado fue rápidamente a contactar a la familia Parrishmane que no tardó absolutamente nada en llegar. Querían trasladar nuevamente a Will hasta su habitación, pero se negó y dijo que no se separaría de mí por ahora.

Los padres y hermanos William entraron como un rayo a la habitación y tras unas miradas, los Señores Parrishmane se tiraron encima de su hijo abrazándolo con ternura.

Sus hermanos llorando también se abalanzaron sobre él que permanecía algo rígido y con toda clase de vendas al rededor de su abdomen.

Al poco rato también llegaron Cody y April. El primero de los mencionados estaba tan feliz que hasta se largó a llorar como todos los demás y la felicidad que no había hace días parecía que se restauraba cada segundo.

Por suerte, pusieron otra camilla al lado de la mía así ambos compartíamos habitación por el resto de tiempo que nos quedaba, pero ese no era mucho.

Luego de unas semanas de recuperación, juntos como entramos a este frío hospital, así también salimos.

❄❄❄

Hola a todoos!
Esta era la sorpresa que tenía bajo mi manga💛
Qué les pareció?
Sí lo sé, el maratón más corto de todos, pero bueno...como dije, me encanta que mis capítulos sean cortos a que se tengan que leer la bidah!

Les dejo en multimedia a nuestro bebé hermoso
Dios, no puedo amarlo taaaanto💛💛

Gracias por su apoyo constante y nos vemos en el futuro final!

Abrazos virtuales para todos

No le digas a mamá [editando]Where stories live. Discover now