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El inicio de todo

...

Los Dioses nacemos de los fuertes deseos humanos, siendo estos reflejados en los recién llegados, antes de eso, jamás se es humano, es por eso que recibimos el nombre de "Dioses".

Tenemos la capacidad de reencarnar, aunque solo podemos hacerlo tres veces, cuando se pierde la última oportunidad de vida, es como si desapareciéramos, como si nunca hubiésemos existido, el olvido llega a quienes hayan tenido contacto con nosotros, saben que falta alguien, pero no pueden recordar quien es y jamás podrán.

Misaki es mi nombre, mi deber es contar está historia que viene de generación en generación.

Sucedió hace unos años, justo cuando atravesamos la peor de las crisis, cuando al caminar por las calles, sólo podías observar los cuerpos inertes de los Dioses.

Fueron tiempos oscuros, estuvimos en alerta y los de mi tipo casi se extinguen, nacer como un Dios de la guerra te hacía grande, pero a la vez traía desgracia, obtenías fama al derrotar Hayakashis, fantasmas, bestias o como decidan llamarles, fuertes presencias malignas que amenazan con acabar tanto con humanos como con Dioses.

Nuestro deber, acabar con esas bestias y proteger a los humanos de sus malas influencias, pues un humano al verse influenciado por estos suele terminar suicidándose o en los peores casos, atacando a otras personas.

Bien, ya que esta claro todo, pasemos al tema de importancia, el renacimiento de uno de los dos Dioses que recibió mala fama, ambos se vieron involucrados en una masacre que marcó a los de mi tipo, por eso me centraré en ese tema, más que todo, en ella.

Bulma Brief, nació gracias a un deseo de bien y mal, desde un principio se supo que pertenecía a la elite de guerra, algunos sentían pena por la joven, no sabía lo que le esperaba y al saberlo, eso no la detuvo.

—Hatsushi, ¿Esta enterado? —preguntó un Dios, cuyo físico se ocultaba en la sombra del lugar.

—Si, creo saber de quién se trata —mencionó con preocupación el supremo y más antiguo.

—Ha pasado mucho tiempo, últimamente han sido Dioses del infortunio y de calamidad —volvió a hablar el más joven, no es que tuviera miedo, pero le preocupaba saber lo que venía.

—Tienes razón, es raro que haya decidido volver hoy, entiendo que lo sucedido antes fue terrible —el hombre suspiro con pesadez, necesitaba saber el por qué, pero no podría preguntarle a la joven. —Debe tener alguna razón.

Mientras aquellos Dioses charlaban, una luz azul comenzó a formarse en un punto específico, sobre una silla de oro, lentamente el lugar fue opacado por el brillo, los presentes fueron cegados.

Una vez disipada aquella luz, se pudo observar a una pequeña de ojos y cabellos azules como el cielo, su hermosa tez se asemejaba a la de una muñeca de porcelana, tan clara y suave. Al principio, se podía percibir el suspenso por tanto silencio, nadie sabía que decir, no sabían cual podría ser la reacción de la menor.

—Pequeña Bulma, es gusto tenerla con nosotros otra vez —saludó el supremo, la pequeña lo miraba con curiosidad, ninguno de los dos la miraba directamente, la joven estaba desnuda.

—Oh, gracias —habló finalmente la de ojos azules, sonrió y bajo de la silla.

— Tenjin, por favor, llama a Sakakibara, ponlo al tanto y consíguele ropa a la pequeña —el mencionado asintió saliendo de la sombra en la que estaba y salió del lugar.

La Leyenda de la Diosa de la GuerraOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz