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Entre abrió los ojos y noto que estaba abrazado a un dorso desnudo. Asustado, se sentó rápidamente, y se percató que se trataba de su novio. Sus mejillas se tornaron de rojas al observar al pelirrojo dormir. Akashi Seijūrō era muy guapo.

La alarma sonó despertando al pelirrojo. La apagó y se sentó, mientras se frotaba los ojos. Al abrirlos, noto que Kōki lo miraba con sus mejillas sonrojadas —Buen día— dijo le besó.

Un castaño muy avergonzado respondió al beso —Buen día... ¿Cómo se es que estoy aquí?— preguntó nervioso.

—Te quedaste dormido— dijo, mirando al castaño.

—Gracias— dijo, algo avergonzado y desviando la mirada. Apenas tenían un día novios y ya estaba durmiendo en su cama.

Miró embelesado ese hermoso gesto. Su corazón latió rápidamente, se acercó al castaño y le dio un beso. El cuál cada segundo se profundizaba.

Kōki respondió al beso. Pronto sus manos se encontraban sujetando el cuello del pelirrojo y profundizó el beso. Con timidez, cuando se había separado por falta de aire, invadió la cálida cavidad bocal de su novio.

Seijūrō soltó un suspiro ahogado ante el beso. Sus manos comenzaron a deslizarse entre la cadera y cintura de Kōki. Poco a poco fueron bajando hasta colarse por debajo de la amplía playera. El tacto ocasionó pequeñas descargas eléctricas en ambos. Seijūrō fue bajando las manos hasta llegar a los firmes glúteos.

—Ahhh— gimió, al separarse y arquear su espalda. Seijūrō le mordió la oreja y lamió la zona. Se estaba excitando, y no podía evitarlo. Sintió como el pelirrojo lo apegó a su cuerpo. Al sentir la erección del pelirrojo se asustó y lo empujo —Noo.

Seijūrō se quedó petrificado y recordó las palabras de Reo: Se paciente. Kōki puede creer que sólo quieres follar con él y luego dejarlo. —Vamos. Tenemos que llegar a la oficina— dijo con una pequeña sonrisa para calmar al castaño.

—Si..Sii— respondió avergonzado. Se levantó y tomó sus pantalanes —Etto... Nos vemos en la oficina.

—En 20 minutos en el estacionamiento. Desayunaremos en la oficina—dijo robándole un beso, y comenzó a buscar en su guardarropa.

—Entiendo— dijo y salió de la habitación. Ugghhg idiota De seguro Akashi lo había tomado mal, pero la verdad es que tenía miedo. Miedo a que Akashi Seijūrō lo dejara después dé, pero también miedo a su primera vez. Makoto y Kazunari lo describían como doloroso, a pesar del placer que podría sentir. Sumándole el hecho de que se sentía inseguro de la relación. Tenía miedo de que le pasará lo mismo: ser usado y engañado por la persona que amaba.

Entró a su departamento y rápido se dirigió a bañarse. 20 minutos después llegó al estacionamiento. El pelirrojo aún no bajaba, por lo que aprovechó para revisar su auto. Notó que me había propaganda pegada en él. Frunció el ceño y comenzó a quitarla; también se percató de que le hacía falta una buena lavada. Desde que lo había adquirido, apenas lo había utilizado unas 15 veces en los dos últimos años.

Salió del elevador y notó que Kōki yacía junto a un auto negro de una marca reconocida. Siempre se había preguntado de quiere era ese auto último modelo. Pues rara vez no estaba aparcado —¿Qué haces?

Se exaltó, y pegó un gritó nada masculino —Kyaaaaa.

—Tranquilo. Soy Seijūrō— dijo, preocupado.

—Me ha asustado— dijo llevándose la mano a su corazón.

—Lo siento. ¿Pero qué haces?

Ya más tranquilo respondió —Estaba quitándole la propaganda. Rara vez vengó aquí, así que no había podido quitársela.

—¿Es tuyo?

—Sí. Lo adquirí hace unos dos años— dijo, sonriendo —. Me enamoré de él.

—Creo que estoy celoso— comentó, y abrazó al castaño.

—¿Por qué?— sus brazos se sentían tan reconfortantes.

—Porqué estás enamorado de él.

Kōki, ante la declaración, soltó una risa baja —Es solo un auto.

Después de unos minutos de besos, Seijūrō arrastró a Kōki a su auto y salieron rumbó Akashi Corp. Ambos siguieron su rutina, aún que era algo tarde. El transcurso del día fue normal. Juntas, reportes y, los acosos de Mitsuro y otros hombres hacia Kōki.

Ambos se preparaban para marcharse a sus casas —¿Listo?— preguntó Seijūrō.

—Sí. Pero voy a tomar un taxi— dijo, guardando sus cosas.

—¿Por qué?

—Tengo planeado ir de compras al supermercado.

—Hmmm bueno ahora que lo mencionas me faltan algunas cosas— comentó pensando en las cosas que hacían falta.

—¿Usted en un supermercado?— preguntó incrédulo.

—Kōki... Soy humano, y necesitó comprar víveres — las mejillas de Kōki se sonrojaron —Además, así podré acompañarte— dijo tomando el maletín de Kōki y se dirigió al elevador. Kōki lo siguió.

Llegaron al supermercado que el castaño indicó, y cada quien tomó un carrito para sus cosas. En algunos pasillos iba juntos y otros separados, aún que a ninguno de los dos le parecía. Pues cuando se volvía a reencontrar estaban plagados por mujeres y donceles; y hombres, en el caso de Kōki.

Después de terminar de hacer sus compras, se dirigieron a caja y pagaron. Seijūrō término enojado y ofendido porqué Kōki se negó a que pagara sus compras. Acomodaron las cosas y se dirigieron al edificio donde vivían.

Al llegar sacaron sus cosas, y Kōki acomodo las bolsas, tomo la mayoría y luego las llevó a su auto. Seijūrō miró confundido —¿A tú auto?—.

—Si. Mañana iré a ver a mis padres y no me gusta llegar con las manos vacías. Solo subiere las cosas para el refrigerador.

—Ya veo. Me gustaría acompañarte... Pero tengo que desayunar con papá — dijo, tomando sus bolsas y se aproximaron al elevador.

—Aún es muy pronto— sus mejillas se sonrojaron —. Me saluda a Akashi-san.

—Sí— respondió. Tecleo su código y llegaron al departamento —¿Vienes?

—Esta noche no. Tengo una video-llamada con Mako-sempai y Soi-sempai. Hasta mañana— dijo, y le besó la mejilla.

—Ok. Cualquier cosa me llamas, vecino— dijo robándole un beso. Las puertas del elevador se abrieron en el pent-house de Seijūrō —Buena noches— le beso la frente y salió del elevador.

—Buenas noches— dijo, sonrojado.

Del odio al amor hay un sólo pasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora