Capítulo 1:

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En mí yace un sueño, en el yace la esperanza de ir tocando las melodías de mi atribulado corazón, por aquel cruel destino que me tocó. El dolor de mi pérdida jamás será aliviado, mis amados padres quienes me fueron arrebatados por el conflicto de mi pueblo, causado por las diferentes clases sociales, un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante, una aristocracia aferrada a sus privilegios feudales, la quiebra financiera provocada por los vicios del sistema fiscal y una infinidad de cosas que han causado estos episodios de violencia. Pero, este solo era el principio de mi desgarradora historia.

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Yo solía vivir en un hermoso pueblo llamdo Lyon, ese precioso lugar forma parte de mis recuerdos más adorados, ya que fue en este dónde nací. Ahora vivo en la comuna francesa de Conques, es bastante tranquilo y bonito, pero Lyon no se compara.

-Claire.- Escucho gritar a mi madre, quien siempre nubla mis recuerdos de tan sublime lugar, no entiendo el porque, pero cada que pienso en aquel bello pueblo, a mi madre se le antoja llamarme para que recoja las cosechas o vaya a alimentar a los animales.

-¿Madre?- pregunto mientras me encamino a dónde ella se encuentra.

-Por favor, ve a alimentar a esas criaturas del demonio.- Mi madre odia a las gallinas, sigo sin saber si es miedo, ó simplemente desagrado hacia estas.

-Pues mis amadas gallinas son las que te dan de comer, querida madre.- Digo burlona, a lo que mi madre responde poniendo los ojos en blanco y obviando completamente el hecho de que me encuentro a su lado, prosigue a renegar, ¡Dios mío!, ¿Será que alguien pueda ablandar el carácter de esta mujer?, Bueno, de todas maneras ya estoy acostumbrada al fresco aire de la ira mañanera de mi mamá, pero ese tipo de comportamiento es lo que hace de ella, mi madre.

-¿Dónde esta mi padre?- pregunto en cuánto ella se sienta a desayunar.

-¿Clermont?, ha estado afuera desde que amaneció.- Típico de mi papá, el sabe muy bien como son todas las mañanas, así que sale de casa para evitar tener que oír las quejas de su esposa.

Termino rápidamente de desayunar para ir dónde mi padre y sentarme a su lado.

- Buenos días, padre.- Le sonrío y me acerco para averiguar lo que hace.

- Para tí.- dice él. Lo veo curiosa, con una sonrisa algo "pícara"... Sin embargo, aquella mueca se ve interrumpida por el objeto que me entrega.

- P-Papá, esto...- Al momento de ver su creación me quedo pasmada por tal magnífico instrumento, el tan aclamado violín que he esperado desde que tenía seis años. Por el que lloré incontables veces, por el que estuve en huelga de hambre por una semana y hace que casí muera. Finalmente, lo tengo en mis manos.

- ¡¡G_Gracias!!.- no me había dado cuenta de que las lágrimas ya me surcaban las mejillas, cuando mi padre me tomo en brazos como a una niña y me abrazó.

-Esperaste mucho, ¿No es así?.- Levanté la mirada sólo para atacarme en un llanto incontrolable.

- Si, papá, y-yo he esperado durante mucho tiempo. - A medida que seguía lloriqueando, mi padre conmovido, se llenó de lágrimas también. Y me acompañó en este precioso y emocionante momento.

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Y ahora solo quedan fragmentos de aquellos recuerdos felices, que alguna vez viví con mi única familia.

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Empecé a tener un sentimiento suspicaz al notar que cada día teníamos menos comida en la mesa, hasta el punto de tener que ir a buscar un lugar para trabajar. Los tres: Mi Madre Béatrice, como costurera, Mi Padre Clermont, como carpintero y yo en el taller de costura ayudando a mi madre a coser vestidos y trajes. Debo admitir que ese trabajo era bastante entretenido a mi parecer, pues tenía que correr de acá para allá, pasarle los alfileres a mamá y entre una que otra cosa más.

También tuvimos que dejar libres a mis gallinas en el campo, no podíamos permitirnos tener animales que necesitan de mucho cuido en unas condiciones tan deplorables como en las que estamos, por lo que me dieron la opción de venderlas o simplementes dejarlas vagar libremente, y obviamente elegí lo segundo, no iba a venderlas, ¡Se las comerían!, no podría soportar la culpa, entonces decidí dejarlas en el campo. Nadie las molestaría en ese lugar así que me siento bien con ello.

Todo iba bien, ó al menos nada malo había pasado aún. Hasta que mi padre enfermó.

Un mes después de conseguir el trabajo de carpintero, papá comenzó a deprimirse, no podía conciliar el sueño, ni siquiera teníamos un poco de alimento para suministrarle y debido a eso cayó en cama durante varias semanas.

Me dolía ver a mi padre más delgado todos los días, tener que ver como el hambre lo consumía y que cada vez que lo miraba se parecía más a un esqueleto, y no a mi progenitor. Simplemente ya ni le reconocía.

Mientras me preparaba mentalmente para superar la fatídica muerte de mi amado padre, fui a verlo. Él apenas si podía hablar o escucharme. Cada paso que daba para llegar a la habitación era de lo más doloroso, el oírlo llorar de dolor en silencio, y la expresión en su rostro de querer seguir viviendo, era una tortura. Me sentía impotente, ver sufrir a mi padre y no poder hacer nada para aliviar su dolor, fue en ese entonces que me dijo, en una voz casí inaudible.

- ¿Disfrutas de... De tu violín, hija?.- Lo único que pude hacer fue asentir. Ya no podía más. El tener que verlo de ésta manera era completamente horroroso, la impotencia me estaba matando... El hecho de que tenía que resignarme a que iba a morir, fue una de las sensaciones más horrorosas de mi vida.- Toca una melodía, C-Claire.- Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras iba en busca de mi violín. Traté de tocarle una canción pero, mis dedos no eran capaces de hacerlo, temblaban, solamente quería abrazarlo, decirle que lo quería mucho, yo... yo únicamente quería tenerlo a mi lado para siempre.

- Pa...pá, estoy...... intentando.... tocarte una canción.... pe.... pero, pero, yo simplemente no puedo hacerlo en este momento.... Lo siento tanto.- él negó con la cabeza y me dijo.

- Hija, yo... Te en...tiendo, te duele ver...me así... En este estado, pero.... No puede hacerse nada. Además... ya que moriré, al... menos quiero... oírte tocar. Sólo por una vez, por favor.- Sus ojos se empezaban a entrecerrar, lo estaba perdiendo, se estaba yendo de mi lado. Y entre mi desesperación y llanto, tomé su mano y a gritos dije.

- ¡NO PAPÁ! ¡POR FAVOR, POR FAVOR!. ¡QUEDATÉ CONMIGO!- Y luego en susurros terminé agregando.- Te lo suplico, por....favor, Dios, ten piedad, te lo ruego.

Y así, sin más, su mano perdió su color, dejándome solo el roce de su palma, dándome cuenta de que aquel hombre que conocí como Mi "Padre", Dejó de vivir.

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Fue así como mi mundo, empezó a derrumbarse.

Hola, Primer capítulo,esta semana si me sentí super inspirada y pues, aquí esta la prueba, si te gusta la historia por favor regalame un voto, sería de mucha ayuda, Gracias por Leer.....!!!!

Melodías De un Corazón Roto [CONCLUIDA/EDITANDO].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora